Ambientalistas alertaron sobre la fragilidad de un plan inadecuado para proteger al océano Ártico de derrames de petróleo, tras la reunión que mantuvieron en Suecia los ministros de Ambiente de los países con territorios en el área.
Según la organización ambientalista Greenpeace, una copia filtrada del documento sugiere que los ocho miembros del Consejo Ártico no lograron ponerse de acuerdo el lunes 4 sobre los detalles técnicos necesarios para hacer frente a un vertido de magnitud.
Ello pese a que incluso abrieron la puerta para más perforaciones y exploraciones petroleras en la zona.
"No estamos impresionados por lo que vimos en ese documento totalmente inadecuado", dijo a IPS un miembro de Greenpeace en Washington, Ben Ayliffe. "No hace nada para preparar a los gobiernos a afrontar un desastre ni para proteger al Ártico", añadió.
Según el Portal del Sistema de las Naciones Unidas para el Clima, el hielo del Ártico alcanzó en 2012 su nivel más bajo registrado hasta ahora. El deshielo, que los datos científicos atribuyen al cambio climático acelerado por las actividades humanas, creó una virtual fiebre del oro hacia la región.
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Las elevadas temperaturas hacen que el océano Ártico, que solía estar congelado la mayor parte del año, ahora sea un canal de navegación abierto más de la mitad del tiempo.
La consecuencia fue una desbandada para reclamar derechos sobre su territorio, que según estimaciones del estadounidense Geological Survey, contiene 22 por ciento de los recursos energéticos del mundo aún no descubiertos.
Según el biólogo Richard Steiner, especialista de Alaska en derrames de petróleo, 46 buques mercantes navegaron en el último verano boreal por lo que ahora se conoce como la Ruta del Mar del Norte, 10 veces más que hace tan solo dos años.
"Hubo un aumento impresionante de la navegación en el océano Ártico, en especial con productos petroleros muy peligrosos", dijo a IPS.
También remarcó que un aumento de las perforaciones en la zona requiere de leyes contundentes. Sin embargo, el acuerdo del Consejo Ártico carece de estándares de rendimiento técnico, mecanismos de control y pautas operativas.
"Siguen adelante con el desarrollo de las perforaciones y la navegación sin las salvaguardias apropiadas, es realmente trágico", se lamentó. "Me temo que esperan un gran derrame para implementar sistemas adecuados", apuntó.
Steiner añadió que eso es lo que pasó con el caso Exxon Valdez, estallado cuando un buque petrolero encalló en Alaska en 1989.
"Me temo que esto también es lo que pasará en el Ártico", prosiguió. "A pesar de las lecciones aprendidas, muy poco ha cambiado en materia de políticas de prevención", indicó.
Sin capacidad probada
El Consejo Ártico, creado en 1996, está integrado por países con territorios en ese océano: Canadá, Dinamarca (por Groenlandia), Estados Unidos (por Alaska), Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia y Suecia.
El nuevo tratado sobre derrames petroleros será suscrito por los miembros en mayo, cuando se convertirá en el segundo pacto sellado por la organización intergubernamental desde el acuerdo de búsqueda y rescate suscrito en 2011.
Pero Ayliffe señala que el documento no atiende de forma adecuada las cuestiones complejas que implica un posible vertido en la zona.
"Es una pesadilla", indicó. "Las dificultades técnicas de responder a un desastre que ocurra bajo un glaciar a una milla de profundidad vuelven imposible una operación como la que tuvo que hacer BP (la transnacional British Petroleum) en el Golfo de México", arguyó.
A pesar de las garantías ofrecidas por el Consejo Ártico de que el acuerdo incluiría medidas de protección ambiental específicas, como estrategias de prevención y de recuperación tras un derrame, Ayliffe dijo que el acuerdo "no detalla una respuesta esencial, métodos para tapar un agujero o limpiar animales y hábitats perjudicados".
"En cambio, se basa en declaraciones vagas sobre las medidas que deberán tomar las naciones de la zona con los recursos disponibles", destacó.
El documento tiene una redacción ambigua sobre los derrames, solo pide a los países que tomen "medidas adecuadas" para atender el problema sin indicaciones específicas ni requisitos. También carece de pautas sobre la responsabilidad de las compañías petroleras en caso de desastre y de instrucciones sobre cómo gestionar en forma adecuada un vertido.
"Ninguna petrolera probó jamás su capacidad de respuesta a un derrame en los glaciares, y el acuerdo no tiene nada sobre cómo las compañías van a detener o limpiar un desastre como el de Deepwater Horizon", remarcó Ayliffe.
El especialista se refería a la torre de perforación de la firma suiza Transocean Ltd que alquilaba BP y que estalló y se incendió el 20 de abril de 2010 en el Golfo de México frente a las costas del sudoriental estado estadounidense de Louisiana, hundiéndose dos días después. Durante tres meses se filtraron casi cinco millones de barriles (de 159 litros).
"Tenemos esperanzas de que debido al malestar generado por este documento haya tiempo antes de mayo para llenar algunos de los vacíos", añadió.