Mahalakshmi, esposa de un campesino de esta localidad del sur de India, teme por el futuro de su familia y está molesta porque considera que las autoridades del país «traicionaron» a los agricultores pobres.
Una enorme planta nuclear, controlada por la estatal Nuclear Power Corporation of India Limited (NPCIL) es el motivo de sus preocupaciones.
La central nuclear de Kudankulam está ubicada a 24 kilómetros del centro turístico de Kanyakumari, en el extremo sur de la península de India, y probablemente sea puesta en servicio este mismo mes.
Mahalakshmi, de 52 años, y decenas de mujeres más de Kudankulam, dijeron a IPS que el proyecto les arruinaría su futuro, sus casas y sus medios de vida.
El pueblo de Kudankulam se encuentra en el distrito de Tirunelveli, en el sureño estado indio de Tamil Nadu.
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La planta debería producir inicialmente unos 1.000 megavatios, según NPCIL, nada despreciable para un país con un grave déficit energético.
Pero la población local teme un desastre como el de la central japonesa de Fukushima, en marzo de 2011, y la catástrofe de Chernóbil, en Ucrania, en 1986.
Los lugareños organizaron protestas contra la planta porque, arguyen, no está dotada de las mejores medidas de seguridad posibles.
Uno de ellos, Arul Vasanth, dijo a IPS que políticos, científicos y burócratas han hecho todo lo posible para aplastar las protestas contra la lucrativa central de energía.
"Los pobres somos los que recibimos las falsas promesas de las autoridades", protestó. "El riesgo pesa sobre nuestros hombros, así que lucharemos con todo hasta el final", añadió.
La gran mayoría de los participantes en las protestas son pobres, según los parámetros oficiales.
La oposición al proyecto energético comenzó cuando India suscribió en 1988 un acuerdo para construir la central de Kudankulam con la hoy disuelta Unión Soviética.
Las protestas cobraron fuerza en 1997, cuando India suscribió otro convenio con Rusia para reflotar el anterior.
Luego, tras el desastre de Fukushima, los pobladores de Kudankulam ampliaron su lucha.
Los habitantes de Idinthakarai, Koottappalli, Perumanal, Koothankuli y Uoovri, las localidades vecinas de Kudankulam, temen las consecuencias sanitarias de la planta nuclear.
"Los problemas de salud derivados de la radiactividad son los principales motivos de preocupación de la gente", dijo a IPS el activista K. Sahadevan, refiriéndose a un estudio sobre las viviendas cercanas a la central atómica de Rajasthan, y que reveló gran prevalencia de cáncer y tumores.
El pediatra Binayak Sen, activista de derechos humanos y miembro del comité directivo sobre salud de la Comisión de Planificación, emitió un comunicado tras visitar el lugar que dice que la planta de Kudankulam supone graves problemas para la salud, no solo para los residentes de la zona, sino para toda la región.
La oposición a la planta nuclear tuvo un gran impacto en la vida cotidiana de los pobladores locales. Las protestas de granjeros, pescadores, estudiantes, entre otros, enviaron un fuerte mensaje a las autoridades, pero también interrumpieron sus actividades lucrativas.
El dirigente Peter Milton, de Idinthakari, dijo a IPS que el gobierno no compensó a la gente por las grandes porciones de tierras cultivables que fueron declaradas parte del "sitio de construcción".
Un pequeño agricultor, que se enfrentó a muchos obstáculos burocráticos al reclamar una indemnización por su tierra, dijo a IPS que prefiere otras formas de energía, como la eólica, antes que una central atómica.
Un grupo de estudiantes de la escuela secundaria Saint Annes, en Kudankulam, también se mostraron afligidos por su futuro a la sombra de una catástrofe nuclear.
Mientras, agencias de policía e inteligencia redoblan la represión de las manifestaciones. "La amenaza de la policía puso más presión sobre nuestras vidas. Ni estudiantes ni mujeres se salvan del acoso", precisó Milton.
Según versiones de prensa, 269 personas fueron detenidas por protestar. Los organizadores sostienen que la cantidad real es mucho mayor, con miles de casos en suspenso.
T. Peter, secretario del Foro Nacional de Trabajadores de la Pesca, dijo a IPS que mucha gente fue detenida por cargos de sedición. Las autoridades tratan de "sabotear" el movimiento de protesta y de aplastarlo con mano de hierro.
El enviado de Rusia a India, Alexander M. Kadakin, tildó las protestas de "artilugio" y de "juego" en declaraciones a la prensa en Chennai, capital del estado de Tamil Nadu.
El alto tribunal de justicia de India también se mostró preocupado por la falta de medidas de seguridad en la planta y directamente detuvo todo el proceso.
Se presentaron demandas a la Corte Suprema de India y al Tribunal Nacional Verde.
En noviembre, la Corte Suprema instruyó al gobierno nacional a desplegar todas las medidas de seguridad necesarias en Kudankulam.
"No se puede comprometer la seguridad y la rehabilitación. Estamos dejando totalmente claro que todas las pautas y medidas de seguridad en materia de gestión de desastres deben implementarse antes de que la planta entre en funcionamiento", dijeron los jueces K. S. Radhakrishanan y Deepak Misra.
Pero en un intento de aliviar los temores por desastres, científicos nucleares expresaron su conformidad con las medidas de seguridad de la planta de Kudankulam.
Incluso el expresidente indio y científico A P J Abdul Kalam declaró que la central era segura tras prolongados intercambios con funcionarios de la planta y una inspección minuciosa de sus dispositivos de seguridad.