Medio dormido, Anuary yace exhausto en su cama del hospital Amana, en la capital de Tanzania. Su madre, Mariam Saidi, está sentada en el borde de su colchón, con la mirada perdida en la ventana. De vez en cuando se vuelve para secar la frente de su hijo de 18 meses.
Cuando lo llevó al hospital, el día antes, el niño tenía mucha fiebre, padecía diarrea viral, estaba severamente deshidratado y había perdido la conciencia. Los médicos salvaron su vida, pero ahora se enfrenta a una lenta recuperación.
"La diarrea viral y las infecciones respiratorias son muy comunes en los niños de aquí", dice a IPS el director del hospital, Meshack Schimwela.
"Ambas enfermedades figuran entre las principales causas de muerte de niños y niñas menores de cinco años en Tanzania", agrega.
Para Saidi, una madre soltera que trabaja como peluquera en el tugurio de Buguruni, en las afueras de Dar es Salaam, la hospitalización de su hijo implica una severa presión económica. Cada día que pasa junto a su lecho es un día en el que no gana dinero.
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Ya le resulta complicado llegar a fin de mes con su magro salario de cuatro dólares diarios que, explica, le permiten tener apenas una comida al día.
"Solo Dios sabe cómo enfrentaremos esto. Es muy difícil", dice a IPS esta mujer de 21 años.
La enfermedad de Anuary se pudo haber prevenido fácilmente si él hubiera estado inmunizado contra el rotavirus, que causa una diarrea severa comúnmente llamada "fiebre estomacal". Pero actualmente la vacuna no está disponible a través del sistema de salud pública en esta nación del oriente africano.
La situación es similar en muchos otros países del continente. Alrededor de 20 por ciento de los niños de África -o uno de cada cinco- no están inmunizados, según la organización internacional Save the Children.
"Siempre son los niños más pobres quienes no tienen acceso a servicios de vacunación. Es necesario hacer mucho más para llegar al quinto niño", señala Kirsten Mathieson, encargada de investigaciones y políticas sanitarias en esa entidad.
En Tanzania, por lo menos, esto puede cambiar pronto. A través de la cofinanciación de la Alianza GAVI una asociación público-privada dedicada a la inmunización y que negocia precios más baratos de vacunas para los países más pobres del mundo-, el gobierno podrá integrar vacunas contra el rotavirus y contra el neumococo a su programa público de inmunización a partir de enero de 2013.
"Los niños de los países en desarrollo tienen 18 por ciento más posibilidades de morir antes de su quinto cumpleaños" que los de las naciones industrializadas, dice a IPS la vicepresidenta de GAVI, Helen Evans.
"La vacunación puede marcar una gran diferencia", agrega.
Mtagi Kibatala, jefa interina de pediatría en el hospital Amana, coincide: "Muchos niños en nuestros pabellones pediátricos no estarían aquí si tuvieran acceso a vacunas contra el rotavirus y el neumococo".
Inocular a todos los niños de este país de unos 885.000 kilómetros cuadrados, casi el cuádruple de Gran Bretaña, llevará tiempo. Llegar a las familias nómades y a las que viven en áreas rurales o en islas pequeñas será especialmente difícil, dice Kibatala a IPS.
Ella prevé que insumirá "por lo menos un año" ver una mejoría en la salud infantil y una reducción de la mortalidad.
Otro obstáculo es la severa escasez de trabajadores del sector en el país. Alrededor de 40 por ciento de los puestos en los centros de salud pública están vacantes, según el Ministerio de Salud.
Sin suficiente personal, será difícil brindar atención sanitaria a todos los niños, sostiene Schimwela.
El impacto que pueden tener las vacunas sobre la salud infantil "es muy claro", señala. Tanzania ha comprobado una constante reducción en la mortalidad de niños y niñas desde que empezó a ofrecer inmunización contra la poliomielitis, el tétanos, la tuberculosis y la difteria a través de sus sistema de salud pública.
Como consecuencia, la mortalidad de menores de cinco años se redujo de 155 por cada 1.000 nacimientos vivos en 1990 a 76 en 2010, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Aunque la introducción de la vacuna contra el rotavirus llegará demasiado tarde para Anuary -tendría que tener menos de 15 semanas para que sea efectiva-, miles de niños de Tanzania podrán no solo llevar vidas más sanas, sino también más felices.
Tal será el caso de Rosemary Julius, de seis semanas.
Su madre, Janet Julius, está sentada pacientemente en una silla de plástico azul frente a la clínica de salud de Buguruni, abanicándose para aliviarse del sofocante calor de diciembre, con la niña sobre su falda.
Rosemary es una de los siete bebés elegidos por el personal de la clínica para recibir inmunización dual contra el rotavirus y el neumococo.
Aunque las vacunas solo estarán disponibles oficialmente a partir del mes próximo, el Departamento de Salud decidió inocular a un pequeño grupo de bebés para celebrar el lanzamiento del plan. Julius, una trabajadora en el hogar de 22 años que se enteró de esta oportunidad durante una revisación post-natal, dice estar muy feliz de que Rosemary esté protegida contra la neumonía y la diarrea viral.
"He visto bebés enfermarse y morir. La vacuna ayudará a mi hija a crecer bien", expresa a IPS.