Cunde el desaliento entre las fuerzas de seguridad de Pakistán frente a la campaña de terror del movimiento islamista Talibán, que «ha logrado un récord mundial de barbarie», aseguró un inspector de policía de la norteña ciudad de Peshawar.
"Masacran a soldados y a gente común con cuchillos y colocan sus cabezas en sitios públicos para enviar el mensaje a todas las fuerzas de que no los persigan en nombre del gobierno", detalló el oficial.
Los combatientes islamistas realizaron 1.962 actos terroristas desde 2008 en la norteña provincia de Khyber Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán, donde murieron 6.200 personas y más de 9.000 resultaron heridas, según un informe del gobierno local.
Entre estos ataques hubo 146 atentados suicidas que acabaron con la vida de 826 policías, 22 guardias fronterizos y 300 soldados del ejército.
"La policía está menos equipada que los combatientes, quienes cuentan con lanzacohetes, bombas y granadas de mano", dijo a IPS el inspector de policía Jawad Ali.
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El funcionario señaló además que la ferocidad de los islamistas desmoralizó a las fuerzas de seguridad, al punto de que la mayoría de las estaciones de policía y los puestos de control permanecen cerrados por las noches.
Muchos uniformados comenzaron a pedir licencia médica para no trabajar, lo que obligó al gobierno a limitar los días francos para circunstancias excepcionales.
"Las personas genuinamente enfermas podrán irse, mientras que los que gozan de buena salud deberán permanecer alerta a las amenazas", dijo Jawad Ali.
"Recibimos unas 450 solicitudes de policías que piden licencia por motivos de salud", dijo el médico Wasan Khan, del Hospital de Servicios Policiales.
"Solo 15 tenían enfermedades que merecían reposo. Los otros llegaron solo para obtener un certificado médico", indicó.
Unos 1.400 miembros de la Policía Fronteriza, con un total de 50.000 efectivos, fueron dados de baja hace dos años cuando se negaron a participar de una operación contra el Talibán en las afueras de Peshawar, capital de Khyber Pakhtunkhwa.
El gobierno lanzó una campaña para elevar la moral de las fuerzas. "Morir en combate contra el enemigo es el martirio, y no deben rendirse en ninguna circunstancia frente a los combatientes" islámicos, dijo Jawad Ali. "Pero lo han hecho en muchos casos. Y esto solo fortalece a los atacantes".
El jefe policial citó el caso de 17 soldados que, tras rendirse ante los talibanes en Dir, uno de los 25 distritos de Khyber Pakhtunkhwa, fueron decapitados en la provincia afgana de Kunar en junio pasado.
Los islamistas habían degollado una semana antes a siete soldados en la misma zona.
El 12 de octubre, combatientes islámicos atacaron el puesto de vigilancia de Mattani, cerca de Peshawar, y mataron a seis uniformados, incluyendo al superintendente de policía Khursheed Khan, a quien decapitaron. Su cabeza apareció colgada en un mercado local al día siguiente.
El 12 de noviembre, siete policías, incluyendo al superintendente Hilal Han, murieron víctimas de un ataque suicida en Qissakhwani.
"Todos esos ataques tuvieron el propósito de aterrorizar a la policía y a las fuerzas de seguridad para que dejen de defender a la población. Decapitarlos es una estrategia para propagar el temor en las fuerzas", dijo a IPS el oficial de policía Abdalá Shah.
Los terroristas también dañaron o destruyeron 300 centros de Internet y comercios de venta de discos, 325 escuelas y 100 estaciones de electricidad.
En los últimos cinco años hubo más de 600 ataques contra estaciones y vehículos policiales, según indicó el gobierno de Khyber Pakhtunkhwa. En ese periodo, el equipo antibombas desactivó 644 explosivos instalados por los talibanes.
El gobierno provincial destinó unos 23.350 millones de rupias (240 millones de dólares) para equipar a la policía con nuevas armas e instalaciones.
"Ahora tenemos 90.000 policías en la provincia, contra apenas 35.000 cuando llegamos al poder en 2008", destacó el ministro de Información de Khyber Pakhtunkhwa, Mian Iftikhar Hussain.
"También le damos tierras y dinero en efectivo a las familias de los policías que mueren a manos de los combatientes" islámicos, añadió.
Estados Unidos proveyó vehículos y equipos por 17 millones de dólares para ayudar a combatir al Talibán, indicó Hussain.