Mientras la política y la economía de Venezuela se mantienen expectantes ante el estado de salud del presidente Hugo Chávez, quien convalece en La Habana, su partido gana las elecciones para gobernaciones en 20 de los 23 estados en que se divide el país.
La posibilidad de que Chávez no esté en condiciones de jurar el 10 de enero por un nuevo mandato presidencial de 2013 a 2019 o que, si lo hace, su salud le permita gobernar solo un tiempo breve, abre una nueva provisionalidad política con efectos económicos sensibles para todo el año venidero, advirtieron expertos consultados por IPS.
El propio Chávez, al anunciar que regresaba a La Habana para tratarse del cáncer que sufre en el abdomen, ungió al vicepresidente y canciller Nicolás Maduro como su heredero político y pidió a los dirigentes y simpatizantes que lo elijan como candidato por el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ante un eventual llamado anticipado a elecciones presidenciales.
La oposición, en tanto, rescata la supervivencia de Henrique Capriles en los comicios del domingo 16 en medio de la derrota en varios de sus bastiones. El frustrado candidato presidencial de octubre logró, aunque por poco margen, retener el gobierno del central estado de Miranda, que comprende parte de Caracas y es el segundo más poblado del país.
"Si la oposición no se suicida", Capriles será otra vez candidato a la Presidencia de Venezuela, dijo a IPS el politólogo y consultor Carlos Raúl Hernández.
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El chavismo, según este analista, utilizó el domingo no solo el envión del triunfo en las elecciones de octubre sino, "con gran astucia y mucho éxito, la propia enfermedad del mandatario", al pedir en las últimas semanas "un voto por la salud de Chávez".
La oposición había ganado en 2008 las gobernaciones de cinco estados: los muy poblados Zulia, petrolero por excelencia en el noroeste del país, Miranda y Carabobo, industrializados ubicados en el centro, más los pequeños Táchira, en la frontera con Colombia, y el insular Nueva Esparta.
Luego pasaron a la oposición los gobernadores de Lara, en el centro- oeste, Amazonas, en el sur, y Monagas, en el este.
El domingo apenas retuvieron sus cargos los gobernadores opositores de Amazonas, Lara y Miranda, con resultados reñidos en algunas otras circunscripciones y en el marco de una abstención de 46 por ciento de los inscriptos, propia de los comicios estaduales, pero que aun así contrasta con la de las presidenciales hace dos meses, cuando solo faltaron a la cita 19 por ciento de los electores.
En números, el PSUV reunió cerca de cinco millones de votos y la oposición unos cuatro millones, lo cual conserva la correlación de fuerzas de 10 puntos porcentuales de diferencia expresada en los comicios de octubre y en otros últimos.
"El resultado reitera al panorama como marcado por la situación de salud del presidente, acerca de si podrá o no posesionarse en enero y aún por la posibilidad de su incapacidad permanente o deceso", observó ante IPS el sociólogo Tulio Hernández.
El académico sostuvo que, "hasta tanto se clarifique ese escenario, es muy difícil que se tomen medidas de gran impacto económico o político". "Eso explica que las primeras declaraciones de varios de los gobernadores electos por el PSUV se hayan alejado de todo radicalismo y, en cambio, llamen a la serenidad, al orden y a mantener las normas", explicó.
Expertos como José Guerra, exdirector de la Escuela de Economía de la Universidad Central, y Pedro Palma, del Instituto de Estudios Superiores en Administración, sostienen que son inevitables en el corto plazo una devaluación de la moneda local frente al dólar y otros ajustes.
El tipo de cambio, fuertemente controlado y sobrevaluado, "no solo estimula las importaciones sino que está destruyendo el aparato productivo local, presiona la inflación y el desequilibrio fiscal, y alienta el mercado negro", advirtió Palma.
Por eso Hernández señala que sobre el PSUV "pesa la memoria del Caracazo (el estallido social de 1989 cuya represión dejó centenares de muertos), asociado a medidas económicas impopulares tomadas al inicio de su segundo mandato por el hoy fallecido presidente Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-1993)".
Por su parte, el politólogo Carlos Raúl Hernández entiende que "la situación política y económica debería propiciar un diálogo con acuerdos mínimos entre el gobierno y la oposición pues, en caso contrario, se acentuarán la caída de la producción y la escasez, con todas sus secuelas".
"Peor será si el gobierno (nacional), en vez de aprovechar la legitimación de los gobernadores, pretende pasar sobre ellos y los alcaldes para entregar poder a consejos comunales, que actuarían según lo que entiendan al interpretar la ley, sin orden ni estado de derecho, y sobrevendría el caos, la anarquía", añadió.
La referencia del experto es al proyecto planteado por Chávez para el sexenio 2013-2019, que contempla traspasar cada vez más competencias, actualmente en manos de gobernaciones y alcaldías, a miles de consejos comunales en proceso de creación en todo el país.
Tulio Hernández, crítico del gobierno, apuntó que "ese es un problema de este régimen, que se asemeja a una piscina de aserrín en la cual no nos ahogamos, pero de la cual no podemos salir y estamos en constante movimiento hacia algo que al parecer nunca llega".
"Algunos se preguntan por el modelo que el régimen sigue. Pero no, este es el modelo, no-instalado, la constante involución en las instituciones democráticas, en nuestro caso bajo la conducción de un líder ahora ausente", opinó.
Por ello, concluyen estos analistas, quienes manejan el gobierno ahora en Venezuela, aun con la revalidación alcanzada en los comicios estaduales del domingo, esperarán hasta enero para inyectar una nueva dosis de certidumbre a sus próximos pasos. FIN/IPS/hm/dm/ip/ve sl la/12)