Considerado una especie de héroe popular debido a su actuación en una de las mayores causas por corrupción de Brasil, el juez Joaquim Barbosa marcará un hito en la historia nacional el 22 de este mes cuando se constituya en el primer presidente negro del Supremo Tribunal Federal (STF).
Barbosa es el relator del juicio sobre un supuesto esquema de desvío de fondos públicos para comprar votos en el parlamento, en el que aparecen involucrados dirigentes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y exministros del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011).
En Brasil, donde 50,6 por ciento de sus 194 millones de habitantes se reconocen descendientes de africanos, nunca antes su máximo tribunal había sido presidido por un negro.
"Es un hecho doblemente importante: por ser un negro y por ser el negro que es", dijo en entrevista con IPS el analista en legislación y relaciones Carlos Alberto Medeiros.
Como mulato que es, Madeiros sabe lo difícil que es llegar a cargos altos en cualquier instancia de la institucionalidad de este país, donde, como dice Barbosa, "los negros son excluidos históricamente".
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Por eso, la llegada a este cargo de Barbosa, quien, como la mayoría de los afrodescendientes, fue pobre y tuvo severas dificultades para acceder a la educación superior, "es un hecho simbólico en un momento en que la sociedad brasileña vive cambios en las relaciones sociales y se ven otros negros y mulatos asumiendo posiciones importantes¨
Cambios sociales que también llevaron por primera vez a la Presidencia de Brasil y por dos veces consecutivas a un obrero metalúrgico que fue dirigente sindical del sector, como es el caso de Lula, y a una mujer, su sucesora Dilma Rousseff.
Barbosa, quien fue designado miembro del STF por Lula poco después de asumir, habla varios idiomas, se recibió de abogado en la Universidad de Brasilia y cuenta con títulos de posgrado en cursos realizados en este país, Francia y Estados Unidos. Fuera del ámbito jurídico, también se lo reconoce como un virtuoso intérprete de piano y violín.
El futuro presidente del STF, de 58 años, es hijo de un obrero y parte de una familia humilde y numerosa radicada en un pequeño pueblo del interior del estado de Minas Gerais, desde donde recorrió un largo trecho lleno de obstáculos hasta llegar al meritorio cargo que le espera.
Para pagar sus estudios debió trabajar limpiando pisos en los tribunales, los mismos que después pisó como abogado y juez. Siendo ya una figura en el mundo de las leyes, muchas veces fue confundido, solo por el color de su piel, con el acomodador de automóviles del restaurante a donde concurría a almorzar.
Hoy, como relator del juicio de corrupción conocido en Brasil como "mensalao" (mensualidad), Barbosa llegará a la presidencia del máximo tribunal un mecanismo tradicional de rotación de sus miembros por orden de edad- en un momento considerado histórico en un país donde prevalecía la impunidad.
Este magistrado es considerado "riguroso" e "imparcial" en las votaciones que podrían llevar a cumplir largas penas de cárcel a personas claves del PT y del círculo de fidelidades del expresidente Lula.
Ivanir dos Santos, director del Centro de Poblaciones Marginadas (CEAPS), destacó que lo más importante no es solo su carrera profesional sino su compromiso con las acciones raciales afirmativas.
Cuenta en su haber con una vasta obra escrita sobre cuotas raciales y fue determinante en votaciones también históricas a favor de dictámenes sobre ese tipo de legislación para compensar siglos de injusticia en un país que recién en 1888 abolió la esclavitud.
"No es apenas un negro que está en el STF, sino uno con conciencia de lo que aflige a los de mismo origen como un todo y que, aunque no es una persona de carrera del movimiento de afrodescendientes, tiene sensibilidad y un compromiso con eso", dijo Dos Santos a IPS.
Este activista por los derechos de los afrodescendientes incluso atribuye a su organización haber contribuido con la carrera de Barbosa. Entre otras cosas, con una beca con la que el magistrado fue a especializarse en Estados Unidos.
Andrei Koerner, docente del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Campinas (Unicamp), y especialista en el sistema judicial brasileño, consideró "muy relevante" la decisión de Lula de llevar a la máxima corte a un negro y, con eso, "prestigiar profesionales con historias personales distintas de las que hasta entonces eran escogidas para los cargos superiores del país".
En entrevista con IPS, el profesor Koerner destacó que la orientación de Lula continuó con Rousseff, no sólo en nombramientos personales como en el caso de la actual presidenta, con un alto porcentaje de mujeres en su gabinete, sino también en políticas de cuotas para los empleados públicos y en la expansión de programas sociales.
La presidenta de Brasil promulgó en agosto una ley que reserva la mitad de los cupos de las universidades públicas para estudiantes negros, indígenas y pobres que cursaron primaria y secundaria en centros estatales.
Rousseff impulsó esa norma con el objetivo, según destacó, de saldar una deuda histórica con los jóvenes más pobres del país, entre ellos los negros y mulatos que, aunque son mayoría, se ubican siempre entre los peores índices socioeconómicos.
Pero el analista de la Unicamp no considera el ascenso de Barbosa como un hecho determinante en la democratización de los espacios de poder en su país.
"El Poder Judicial es muy aislado, y las selecciones y promociones pasan por dinámicas políticas internas que conocemos poco", analizó.
"La democratización implicaría cambios en la efectiva participación de de representantes populares en las instancias deliberativas del Poder Judicial, lo que está lejos de ocurrir", añadió.
En las carreras de derecho de las universidades estatales, la proporción de afrodescendientes es mínima y disminuye aún más en los cargos jurídicos importantes como en tribunales.
"En el sistema judicial, el negro es minoría. Por eso el nombramiento de Barbosa al frente del STF, como figura simbólica y por su capacidad y formación intelectual, estimulará a otros negros a ocupar espacios importantes de la sociedad", sostuvo Dos Santos.
"Como dijo (Barack) Obama (presidente de Estados Unidos), es como decir simbólicamente nosotros los negros podemos", agregó.