Pese a los pronósticos adversos, el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) sigue siendo un jugador fundamental en la política de Brasil, según los resultados de las elecciones municipales, mientras la fragmentación del espectro partidario crece a medio camino de los comicios presidenciales.
Sumados los cómputos de la primera y segunda vuelta electoral en los 5.568 municipios de Brasil, las principales fichas de los partidos políticos ya están ubicadas en el tablero nacional, pero la gran final de la competencia por la Presidencia en 2014 no está para nada perfilada aún.
Una de las razones de esta incertidumbre es que el panorama partidario aparece cada vez más fragmentado tras la segunda ronda comicial, realizada en 50 distritos el domingo 28 de octubre, explicó a IPS el politólogo Tullo Vigevani, de la Universidad Estadual de São Paulo y del Centro Estudios de Cultura Contemporánea.
Ya son 11 las agrupaciones que se reparten el poder políticos en las 26 capitales estaduales, 17 de las cuales se decidieron en segunda vuelta. En total son 26 los partidos que gobiernan municipios en este país con 194 millones de habitantes.
Según los últimos datos publicados por el portal oficial de noticias Empresa Brasil de Comunicação (EBC), el sector que más votos recogió en general fue el PT, que gobernará 635 alcaldías donde residen en total 37,2 millones de personas. Entre las urbes ganadas por el partido de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se cuentan cuatro capitales estaduales.
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Por su parte, el centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) ganó 1.023 alcaldías, dos de ellas capitales estaduales, pero con menos población en total que las que gobernará el PT al sumar 30,7 millones de habitantes.
El Partido Socialista Brasileño (PSB) fue el que más creció como fuerza nacional en relación a comicios anteriores. Logró 442 alcaldías.
Fuera de esos tres partidos que conforman la coalición de gobierno, el centrista Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), liderado por el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), obtuvo la victoria en 702 municipios, cuatro de ellos capitales estaduales, quedando en tercer lugar al sumar 25,2 millones de habitantes en los distritos que administrará.
EBC aclara que aún hay 36 municipios con resultados indefinidos.
"A corto plazo no son previsibles las consecuencias en el plano nacional de estos comicios. Dependerá mucho de que continúe la popularidad de Rousseff, atada especialmente al desempeño de la economía", consideró Vigevani en entrevista con IPS.
El PT, que llegó al gobierno en 2003 con el liderazgo de Luiz Inácio Lula da Silva, "seguramente será mayoritario al menos hasta las elecciones de 2018", sostuvo el analista.
Ni siquiera el juicio en plena campaña electoral por el presunto desvío de dinero público, que involucra a funcionarios cercanos a Lula, consiguió quitarle al PT ese protagonismo, como esperaba la oposición, apuntó.
El "juicio del siglo", como lo llama la prensa local, también incluye a dirigentes de otros sectores políticos y a empresarios, todos vinculados a un supuesto esquema de soborno a legisladores, con pagos mensuales, para aprobar leyes que el Poder Ejecutivo de entonces impulsaba sin contar con mayoría propia en el parlamento.
"Estas elecciones son completamente diferentes de las presidenciales. Su lógica es diferente, el elector busca algo diferente en cada lugar y para cada destinatario, sea alcalde, legislador o gobernador o presidente", indicó en diálogo con IPS el analista Alexandre Cardoso, de la consultoría política Early Warning.
"Por los resultados, no podemos decir que quién ganó en esta instancia le corresponderá determinada porción de las elecciones nacionales", sostuvo.
El PT, sin embargo, se ubicó en el mejor lugar con más fichas en São Paulo, el mayor distrito electoral del país con casi 10,9 millones de habitantes. Recuperó esa alcaldía clave, después de casi ocho años de haberla perdido, de la mano de Fernando Haddad, quien fue ministro de Educación tanto de Lula como de Rousseff.
Con la victoria en São Paulo y en dos de las ciudades de su cordón industrial, el partido oficialista está cómodo para avanzar varios lugares hacia las elecciones del 2014 y dar continuidad a su gobierno nacional con la reelección de Rousseff o con el retorno del mismo Lula.
El exmandatario, con su experiencia e intuición política intactas, apostó por Haddad como candidato y así consiguió vencer al PSDB, recobrando una fortaleza que ayuda a consolidar alianzas y a colocarse en mejor posición para la competencia nacional,
João Feres Júnior, analista político de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, precisó a IPS que São Paulo "es la gran referencia nacional", donde los candidatos triunfantes "consiguen nacionalizarse".
Un dato importante para no desestimar en un país con 8,5 millones de kilómetros cuadrados y una realidad geográfica y cultural distinta en cada rincón.
Por su parte, el sociólogo y politólogo Emir Sader dijo a IPS que "el principal vencedor es el gobierno, que vio crecer los partidos de su base de apoyo, especialmente el PT y el PSB, que son el ala más a la izquierda de esa base".
"El principal perdedor es la oposición, que disminuyó su peso y perdió la principal ciudad del país a manos del PT", añadió el pensador izquierdista.
Feres Júnior aclaró que, "al contrario de algunos análisis hechos por los sectores de prensa más conservadores, se registra una tendencia de crecimiento razonable del PT, del PMDB y del PSB, y una disminución de apoyo al PSDB y también a Demócratas (DEM)", como se llama ahora el derechista Partido del Frente Liberal.
Sader desestimó la evaluación de algunos medios de que el crecimiento del PSB, presidido por el gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos, debilite la futura alianza partidaria con el gobierno porque este aspire a una candidatura presidencial.
"Es un crecimiento dentro de la base del gobierno, pero nada que afecte al amplio favoritismo de Dilma para reelegirse en 2014, porque cualquier candidato que no cuente con ella y con Lula no tiene chances de victoria", señaló.
Lo que puede cambiar es que ahora, con más fuerza, el PSB pida más participación en el gabinete ministerial, un lugar que entre los aliados hasta ahora es reservado para el PMDB.