Aldeanos senegaleses apuntan al autoabastecimiento de arroz

Los residentes de cinco aldeas del valle de Boyard, en el sudoeste de Senegal, se están librando de la «tiranía del arroz importado» gracias a la producción local de este importante alimento básico en su dieta.

"La producción agrícola se intensificó hace varios años ya aquí gracias a la recuperación del cultivo de arroz", dijo Marie Sagne con orgullo a IPS.

Los agricultores de Boyard Ndiodiome, la aldea de Sagne, habían abandonado el cultivo de arroz porque la creciente salinidad del suelo había comprometido su fertilidad.

Comenzaron de nuevo a cultivar este grano gracias a la ayuda del Proyecto de Apoyo a la Pequeña Irrigación Local (Papil), financiado por el Banco de Desarrollo Africano (BDA) y el Banco de Desarrollo Islámico (BDI).

El Papil construyó una presa antisal en la aldea y logró recuperar la productividad de muchos campos que habían quedado en desuso.
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Desde 2006, el proyecto ofrece a los agricultores semillas de calidad, fertilizantes y capacitación técnica, en colaboración con la Agencia Nacional para el Asesoramiento Agrícola y Rural (Ancar, por sus siglas en francés) y la Dirección Regional de Desarrollo Rural (DRDR), ubicadas en Fatick, capital regional.

Juntas, estas agencias modernizaron con rigurosidad las técnicas agrícolas en el valle. Por ejemplo, se abandonó el cultivo de arroz esparciendo semillas al voleo por filas ordenadas. Los agricultores también aprendieron a construir diques para retener agua para sus campos.

"Los productores adoptaron las nuevas técnicas y nosotros los apoyamos", señaló Jean-Paul Bampouky, director del DRDR en Fatick.

El Papil también creó el Comité Inter-Aldea para la Gestión del Valle de Boyard Mbin-Jam (casa de la felicidad, en sereer), encabezado por Ibrahima Faye.

Ochenta por ciento de los 420 integrantes del Comité son mujeres de las cinco aldeas, Boyard Ndiodiome, Boyard Tock, Sing Boyard, Ndiagamba y Dack.

Cada integrante contribuye con 5.000 francos CFA (unos 10 dólares), al año, por lo que recibe a cambio semillas y fertilizantes. El área total cultivada en el valle aumentó con rapidez, de 10 a 25 hectáreas entre 2006 y 2007.

"En 2004 cosechábamos poco menos de 500 kilogramos de arroz por hectárea. Gracias a la capacitación técnica de nuestros socios, llegamos a 3,5 toneladas en 2006 y a cuatro, en 2008", dijo Faye a IPS.

"Desde hace varios años, algunos hogares no han tenido que comprar arroz importado ni cultivado en otro lugar de Senegal, pues la cosecha local cubre sus necesidades", remarcó.

"Comemos arroz local los 12 meses del año", dijo con orgullo Maï Niakh, una de las integrantes de Mbin Jam.

Pero no todo el mundo tuvo los mismos resultados. "La cosecha de otras integrantes no alcanzó a cubrir sus necesidades. Aunque cuando logremos deshacernos del arroz silvestre (una variedad perenne que compite con la cultivada), aumentaremos ampliamente la productividad", dijo el presidente de Mbin Jam.

Faye añadió que la falta de agua de 2011 impidió que el cultivo madurara correctamente, y las 23 hectáreas plantadas por integrantes de Mbin Jam produjeron solo unos 250 kilogramos por unidad.

Las 140 toneladas cosechadas el año anterior en 35 hectáreas es una producción más habitual. El arroz alcanzó la madurez en la segunda quincena de octubre de este año, pero Faye teme que la producción baje en 2012 debido al arroz silvestre y a pestes como el ciempiés.

Mamadou Camara, director de la oficina de Papil en Fatick, se mostró más confiado. "Nuestra previsión para 2012 es que la producción se ubique entre cuatro y seis toneladas por hectárea en el valle de Boyard Ndiodiome", señaló.

"La autosuficiencia en materia de arroz está a punto de lograrse", observó. "Nuestros proyectos para 2013 apuntarán a la consolidación de esto habilitando el cultivo de 200 hectáreas adicionales", añadió Camara.

Mbin Jam aguarda ansioso la construcción de 10 kilómetros de caminería rural en el valle, así como de un almacén y lugar de procesamiento, además de la compra de un tractor prevista por Papil para 2013.

A la luz de los buenos resultados, el BDA, que financió al Papil entre 2006 y 2010, decidió extender su apoyo hasta 2013, informó Camara. En cambio, el BDI mantendrá su apoyo hasta 2015.

"Todavía nos falta equipamiento agrícola", puntualizó Mame Mor Ndiaye, agricultor de Dack. "Cuando tengamos el tractor, no solo produciremos arroz para consumo, sino para tener un excedente para vender", añadió.

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