Las Fuerzas Armadas de Siria intensificaron su bombardeo de áreas controladas por los rebeldes en la occidental ciudad de Homs, señalan militantes, en medio de denuncias de ataques por tierra y aire en otras partes del país.
Fuertes enfrentamientos se reportaron entre fuerzas del gobierno y combatientes de la oposición en el barrio Al Khalidiyeh de Homs, mientras vídeos divulgados por Internet muestran barriles del explosivo trinitrotolueno siendo arrojados sobre las áreas sitiadas.
Los baluartes de la oposición en Homs están sitiados desde hace por lo menos 120 días, y la situación humanitaria allí continúa deteriorándose.
«El sitio es un problema enorme para nosotros. Estamos muriendo cada día, pero nadie nos presta atención», dijo el militante Raji Rahmet Rabou Al Jazzera en Homs.
«Los últimos dos días han sido especialmente intensos, dado que el bombardeo no cesó en absoluto», agregó.
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La norteña provincia de Aleppo, la oriental de Deir Ezzor y la noroccidental de Idlib también fueron escenario este lunes 8 de enfrentamientos entre las fuerzas del presidente Bashar Al Assad y combatientes de la oposición, informaron militantes.
En Karak al-Sharqi, en la sureña provincia de Deraa, fueron reportadas muertas 20 personas, entre las que había por lo menos cinco combatientes rebeldes, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña.
El Observatorio informó que algunas de las muertes se produjeron cuando los efectivos del ejército hicieron volar automóviles que transportaban heridos a hospitales y clínicas.
«En los últimos tres días, Karak al-Sharqi sufrió reiterados ataques militares, fuertes bombardeos e intentos de tomarla por asalto», señaló el Observatorio, que reúne su información a partir de una red de activistas y médicos que trabajan en el terreno.
La ciudad sufrió «un bloqueo atroz y terribles condiciones médicas y humanitarias», agregó.
Los bombardeos de esta madrugada tuvieron lugar horas después de explotara una bomba en un vehículo aparcado en la sede policial del centro de Damasco, matando a un policía y dañando el edificio, informó la agencia de noticias SANA.
Tras el estallido, hubo una fuerte balacera, dijeron testigos, mientras que el Observatorio señaló que «una o dos personas» murieron en la última de una serie de explosiones en la capital contra objetivos de seguridad de alto nivel.
Esta última ola de violencia tiene lugar luego de que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, advirtiera sobre «una peligrosa secuela en la espiral de violencia en la frontera sirio-turca».
«La escalada del conflicto en la frontera sirio-turca y el impacto de la crisis en Líbano son extremadamente peligrosos», dijo Ban en la apertura del Foro Mundial para la Democracia, en Estrasburgo, Francia.
El levantamiento armado ha desatado cada vez más violencia en la frontera de Siria con Turquía, país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y el domingo las fuerzas turcas contraatacaron luego de que un ataque con mortero lanzado desde Siria impactara el 3 de este mes en la aldea fronteriza de Akcakale.
En el incidente del domingo no hubo víctimas fatales, pero el día 3 murieron cinco civiles -todos de la misma familia- en la aldea turca tras el bombardeo de Siria.
«Abandonar el uso de la violencia»
Desde esa fecha, las fuerzas turcas respondieron cada vez que la artillería siria violó su territorio, inflamando las tensiones entre los exaliados y suscitando temores en torno a un conflicto más amplio.
El jueves 4, el parlamento de Turquía dio luz verde a su gobierno para usar la fuerza militar contra Siria si lo considerara necesario.
El Consejo de Seguridad de la ONU condenó fuertemente los ataques transfronterizos por parte de Siria y llamó a la contención entre los dos vecinos cuyas relaciones se han ido a pique desde que se inició el conflicto el año pasado, con Ankara apoyando a los combatientes rebeldes.
Los bombardeos de Siria en Líbano y los disparos transfroterizos se han vuelto moneda común, mientras que habitantes de la región fronteriza de Líbano acusan al ejército de Siria de llevar a cabo frecuentes incursiones y de secuestrar a refugiados.
Ban también se mostró preocupado por el suministro de armas, tanto al régimen de Al Assad como a las fuerzas rebeldes.
«Urjo nuevamente a aquellos países que suministran armas a dejar de hacerlo», dijo.
«La militarización solo agrava la situación. Llamo a todos los involucrados a abandonar el uso de la violencia, y a avanzar hacia una solución política. Esa es la única manera de salir de la crisis», añadió.
