Las elecciones municipales del domingo 7 en Brasil pueden marcar a fuego al Partido de los Trabajadores (PT), desgastado por casi 10 años en el gobierno nacional, alianzas conflictivas, un juicio político y el cambio de relaciones entre la estructura dirigente y la administración de Dilma Rousseff.
Las encuestas de intención de voto para los comicios en los que se renovarán autoridades en más de 5.000 alcaldías auguran la posible derrota del partido que sustenta el gobierno de Rousseff en ciudades importantes como Porto Alegre, Belo Horizonte, Salvador, Recife y hasta en Sao Paulo, el centro económico del país y con el mayor padrón electoral.
Una personalidad sin tradición de militancia política, el conductor de televisión Celso Russomanno, irrumpió en la competencia por la alcaldía paulista para hacer peligrar 35 años de luchas y tradición política del PT, que postula para el cargo a Fernando Haddad.
El famoso rostro de TV Record, de la poderosa Iglesia Universal del Reino de Dios, aparece en primer lugar en las consultas, mientras que el PT lucha palmo a palmo por un distante segundo puesto con el Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), su tradicional rival.
En caso de confirmarse ese resultado en las urnas, sería una derrota muy significativa por tratarse de una ciudad que electoralmente es "la joya de la Reina", según analizó en entrevista con IPS la politóloga Maria Celina D'Araujo, de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Río de Janeiro.
[related_articles]
Es que el PT llegó a renunciar a presentar candidaturas propias en varias ciudades importantes para no perder, en la competencia por Sao Paulo, el apoyo de todos sus partidos aliados a nivel nacional, señaló D'Araujo.
En la otra importante capital electoral, Río de Janeiro, la agrupación izquierdista liderada por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) apoya al centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Pero el PT no solo tiene dificultades para afrontar esta primera vuelta electoral en Sao Paulo, sino que también parece haber dejado adherentes por el camino en otras urbes.
"Estas alianzas impuestas por la coordinación nacional del PT en función de algunas ciudades estratégicas generó tal descontento de su militancia que en algunos estados, como en Río de Janeiro, están haciendo campaña para otros partidos", afirmó D'Araujo.
El sociólogo Giuseppe Coco, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), coincidió en que, en esta "etapa delicada" que atraviesa el PT, ese tipo de alianzas con partidos que tipifica como "conservadores", tuvo sus costos.
A ellos se sumaría el desgaste producido por una década de "pragmatismo" en el gobierno de Brasil, y el "pasaje de Lula a Dilma, que implicó nuevas relaciones entre partido y gobierno".
"Dilma no tiene la misma historia partidaria ni la misma postura en la gestión de los acuerdos políticos que sustentan la coalición", explicó Coco.
"En ese hiato hay una multiplicación de candidaturas de pequeños partidos de la coalición en el gobierno (el Partido Socialista Brasileño en particular) que contribuyen a debilitar al PT, particularmente en la campaña municipal", agregó.
William Gonçalves, profesor de ciencias políticas de la UFRJ coincide en que el PT ha sufrido el "desgaste natural que acomete a todos los que ejercen el poder durante periodos largos".
A pesar de éxitos visibles, como el hecho de haber ascendido a la clase media a 35 millones de brasileños, la agrupación gobernante afronta "descontentos" varios, entre otros de los empleados públicos, insatisfechos con sus salarios, dijo a IPS.
La idea que comienza a circular es que el PT habría dejado de ser "excepcional" para ser "un partido como cualquier otro". Una idea que, por otro lado, fue reforzada por la campaña "obstinada que hacen los medios de comunicación conservadores contra la agrupación oficialista, explotando el episodio" del llamado "mensalão" (mensualidad), según Gonçalves.
Se conoce como mensalão al escándalo de corrupción que estalló en 2005, involucrando a algunos dirigentes principales del PT y de partidos aliados, por el presunto desvío de recursos públicos para "comprar" votos en el parlamento.
Para el PT, el intento de involucrar hasta al mismo Lula como supuesto jefe del esquema irregular, es una "maniobra política" con fines electorales. Como contraofensiva, el partido ha acudido a figuras de peso. En la recta final de la campaña, Lula y Rousseff participan de actos electorales en las principales alcaldías como en la misma Sao Paulo.
Sin embargo Lula, convaleciente de un tratamiento contra un tumor cancerígeno de laringe del cual los médicos aseguran ya no hay indicios, carece hoy de la misma capacidad de "transferir votos" que tuvo en el pasado para ayudar a Rousseff a llegar a la Presidencia de Brasil.
"Yo creí que la capacidad de transferir votos y la popularidad de Lula estaban más vigentes, más fuertes, en estas elecciones municipales. Aunque hay que considerar sus limitaciones de salud porque casi no participa en actos públicos", dijo el escritor y analista Eric Nepomuceno a IPS. Tampoco Rousseff parece ser la aliada ideal en esta ocasión, pese a su alto índice de popularidad, ganado "por su capacidad de gestión y administración".
"Dilma no es una figura carismática como Lula, de buena de tribuna, sino una administradora eficaz que seguramente hará un gobierno mejor que su antecesor, pero eso no transfiere votos", analizó Nepomuceno.
Sin embargo, pese a las señales de debilitamiento en curso, esta igual no sería la hora de cantar victoria para la oposición.
En comunicados con los que salió al paso para contrarrestar su supuesto colapso electoral, el PT señaló que, junto a sus aliados, puede alzarse con la victoria en casi dos tercios de las ciudades con más de 150.000 electores. "Estamos lejos de los deseos de las elites de ver un debilitamiento generalizado del PT", destacó Coco. "Este partido fue, en la oposición y también en el gobierno, la expresión de la relación entre luchas y representación, y aún continúa teniendo ese papel, aunque más debilitado, mostrando evidentes signos de agotamiento", indicó.
Para Coco, "la cuestión es saber si la renovación pasará por fuera o por dentro, y eso solo las luchas que vendrán nos lo podrán decir".
Para D'Araujo, la base política del PT continúa fuerte. "Aunque no saldrá victorioso en las urnas, y perderá alcaldías importantes, no se puede decir que será derrotado", aseguró.
Históricamente, las elecciones municipales en Brasil resuelven asuntos más puntuales y locales, y poco tienen que ver con la política nacional. "Son apenas un laboratorio para medir tendencias y comportamiento del electorado", concluyó la analista de la PUC.