Expertos en salud pública de Camboya no están entusiasmados con la noticia de los ensayos de una vacuna contra el dengue realizados en la vecina Tailandia, pues será muy costosa para los más necesitados, niños y niñas de países en desarrollo y menos adelantados.
"Por supuesto que no pueden producir una vacuna de 20 centavos", dijo a IPS el director de la unidad de virología del Instituto de Pasteur de Camboya, Philip Buchy.
El científico se refería a los ensayos sobre la eficacia de una vacuna contra el dengue a cargo de la compañía farmacéutica Sanofi SA, con sede en París, y cuyos resultados fueron publicados este mes por la revista médica británica Lancet.
Stephen Bjorges, líder del equipo para enfermedades transmitidas por vectores, de la Organización Mundial de la Salud de Camboya, concuerda con él. Aun si Sanofi lo logra, "habrá que movilizar fondos" para cubrir el costo de la inoculación de niños y niñas en este país, arguyó.
La epidemia de dengue que golpeó a Camboya en los primeros ocho meses de este año dejó a más de 30.000 personas en el hospital, la mayoría menores de edad.
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Según Lancet, la vacuna de Sanofi protege contra tres de los cuatro serotipos del virus del dengue, alrededor de 30 por ciento contra el serotipo uno y de 80 a 90 por ciento, contra el tres y el cuatro.
Pero no protege contra el serotipo dos, que circuló en el área de estudio durante los ensayos, lo que le da a la vacuna una eficacia de 30,2 por ciento, reza el artículo.
Se está realizando la fase tres de ensayos a gran escala en 31.000 niños y adolescentes de América Latina y Asia sudoriental, informó Sanofi en una declaración de prensa, que coincidió con la publicación del informe de Lancet.
Según la agencia de noticias Reuters, la compañía ya invirtió más de 430 millones de dólares en una nueva fábrica en Francia para producir la vacuna.
Bjorges, de la OMS, señaló que si la fase tres de los ensayos logra una vacuna exitosa, su mercado inicial probablemente sean turistas de naciones ricas y militares.
Buchy concordó, aunque dudó de que estuviera por salir al mercado una vacuna efectiva. "No es para mañana", señaló. "La epidemia de dengue todavía tiene muchos días por delante", añadió.
Ambos médicos prevén que aumente la inversión para nuevas vacunas y para investigaciones asociadas dado que el recalentamiento global contribuye a la expansión del mosquito transmisor de la enfermedad en el sur de Europa y Estados Unidos.
Los países ricos comienzan a tomar en cuenta los costos del tratamiento del dengue en sus amplios presupuestos de salud, en tanto las farmacéuticas identificaron un lucrativo mercado emergente, indicó Buchy.
"El recalentamiento global ofrece un atajo para la investigación de vacunas", indicó Bjorges. "El interés en la vacuna aumentará de forma exponencial ahora que tiene cierto éxito", apuntó.
La Unión Europea otorgó este año más de 10 millones de dólares a tres proyectos de investigación del dengue en Asia sudoriental, incluida Camboya, para estudiar el papel que tienen los portadores asintomáticos en la transmisión, explicó.
"Si podemos identificar un gen que actúe como protector podría desarrollarse un fármaco para el tratamiento y la vacunación", añadió Buchy.
Sin embargo, los fondos para prevenir y controlar las epidemias en los países pobres siguen siendo escasos. El presupuesto del programa nacional de control del dengue en Camboya es de unos 500.000 dólares, la mayoría procedentes del Banco de Desarrollo Asiático.
Bjorges señaló que una de las razones de la falta de fondos para la prevención y el control de la enfermedad es que no han resultado muy exitosos.
"El control del dengue ya lleva 50 años y todo lo que se pensaba ya fue probado", añadió.
"Los sitios de reproducción deben ser erradicados todas las semanas para evitar que el mosquito transmisor salga de su estado de larva, lo que requiere cambios de comportamiento humano que han resultado difíciles de sostener" con esa periodicidad, explicó.
Otro problema puede ser que quienes otorgan fondos dependen de modelos que rindan a corto plazo, indicó Bjorges. Están presionados a obtener resultados cuantificables y con rapidez a cambio de asignar recursos, y los proyectos de prevención y control de dengue no se ajustan ellos, explicó.
Buchy se mostró menos pesimista sobre la posibilidad de cambiar comportamientos humanos. "Es posible, pero requiere de más inversión en educación", apuntó.
El profesor Duch Moniboth, del Hospital Nacional Pediátrico de Camboya coincidió con Buchy, pues el sanatorio atendió a 1.673 menores con dengue en los primeros siete meses de este año.
"No hay suficiente educación sobre el dengue, sobre cómo prevenir infecciones ni cómo erradicar los sitios de reproducción", añadió.
Pero nuevas investigaciones indican que el dengue es mucho más prevalente en Camboya que lo que se había pensado, lo que deja ver la necesidad de aumentar la inversión en prevención.
La incidencia de la enfermedad no está bien registrada, en parte, porque el sistema de control de Camboya depende de datos de hospitales estatales. Los casos atendidos en clínicas y centros privados no se informan al Ministerio de Salud.
Los hospitales de beneficencia de Camboya dedicados a pacientes con dengue pidieron colaboración tras verse desbordados de pacientes en mayo.
El Hospital Nacional Pediátrico depende de estudiantes de enfermería para atender a niños y niñas, ubicados en pasillos y el vestíbulo frente al hueco de la escalera principal.
El hospital recibe apenas 20 dólares por paciente, sin importar cuánto permanezca el menor internado, informó Moniboth. El salario mensual de los médicos ronda los 125 dólares, mientras que el de las enfermeras, los 75 dólares, apuntó.
Con tan magros recursos para la salud lo que se necesita es una vacuna muy barato, apuntó.