Cada vez que hay apagón, los gazatíes prenden los generadores y se ponen a conversar. Con la multiplicidad de cortes diarios de energía eléctrica desde hace tanto tiempo, está población encontró el placer de las relaciones humanas y el modo de adaptarse a esta carencia.
Mohammad Aljamal está descubriendo que las comunicaciones con amigos y familiares son lo mejor de la vida en la oscuridad y cuando no hay mucho para hacer.
Visita más seguido a su familia, y no es solo por Ramadán (mes sagrado musulmán de ayuno), sino para escapar del "sauna de 24 horas a la semana", explica. Por suerte, dadas las circunstancias, los cortes de electricidad están coordinados y a veces solo hay luz en casa de un familiar.
"Cuando no hay electricidad, ¿qué más vas a hacer?", pregunta Aljamal.
En cambio, Umm Mohammad, vendedora de verduras en Rafah, en el sur de la franja de Gaza, contó que ella y su esposo organizan su actividad social para cuando no hay cortes de energía.
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"Preferimos arreglar las visitas de nuestra familia extensa para cuando tenemos electricidad, no es divertido sentarse con invitados en la oscuridad, con un calor insoportable y sin poder escucharnos por el ruido de los generadores", relata.
El ruido no es el único problema de los generadores. Son responsables de los incendios que dejaron a 17 personas muertas y 85 viviendas quemadas en los últimos dos años, según el Departamento de Bomberos de Gaza. Mucha gente no sabe manejar los motores con seguridad.
Manipular el combustible contrabandeado por los túneles subterráneos que unen a este territorio palestino con Egipto, o por los cruces controlados por Israel, tiene sus dificultades.
Sentarse al aire libre "tampoco es agradable con los tímpanos bombardeados por el ruido de los generadores de nuestros vecinos, se queja Mohammad. "Los insalubres gases del combustible dan dolor de cabeza", agrega.
A pesar de todos esos inconvenientes, los generadores son una salvación.
Antes, las jóvenes aspiraban a tener un marido con trabajo estable, un ingreso y un apartamento independiente. "Pero ahora algunas también reclaman un generador", dice Mohammad.
Los cortes de energía son peor para los niños y niñas, precisa, y cuenta que sus "nietos le temen a la oscuridad y se ponen a llorar cuando se va la luz".
Cuando la gente se sienta a conversar, el tema central es la falta de electricidad. Un taxista colgó una nota de su espejo retrovisor que dice: "Por favor no hable de electricidad ni de crisis de combustible". Es el asunto central en su casa, explica.
"No tenemos alternativas ni forma de parar esto", sostiene Mohammad. "Apelamos al mundo muchas veces, pero los que tienen el poder para cambiar las cosas no escuchan, están demasiado ocupados con la Primavera Árabe", agrega.
La demanda de energía en Gaza puede alcanzar los 360 megavatios al día, el equivalente a un megavatio por kilómetro cuadrado. Con su capacidad actual, la planta de generación eléctrica solo produce 80 megavatios. A eso hay que sumar 120 de Israel y 22 que provee Egipto. Eso solo alcanza para cubrir dos tercios de las necesidades.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha), la planta de generación eléctrica de Gaza viene operando, en el mejor de los casos, a un tercio de su capacidad o directamente estuvo apagada por la severa escasez de combustible desde febrero.
Eso llevó a cortes programados de entre seis y 18 horas al día, además de las interrupciones al azar.
Ese marco de carencias también salen muy perjudicados los hospitales de Gaza, puesto que apagones se triplicaron desde el comienzo de este año, según la Organización Mundial de la Salud.
El plazo de espera para una cirugía ortopédica en el hospital de Shifa aumentó de tres a seis meses en la primera mitad de 2012.
La franja de Gaza, de 360 kilómetros cuadrados, es una de las áreas más densamente pobladas del mundo, con 4.500 habitantes por kilómetro cuadrado, según la Organización de las Naciones Unidas.
Las dificultades se deben principalmente a que la capacidad de la planta se vio muy perjudicada por la destrucción de seis transformadores en un ataque aéreo israelí en 2006, por las restricciones a la importación de partes y equipos para repararlos, y por la falta de combustible debido al bloqueo de Israel.
También incidió la disputa por la financiación de sus operaciones entre las autoridades de Gaza y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que controla el territorio de Cisjordania.
La falta de luz es el precio que pagan los 1,7 millones de residentes de la franja de Gaza por el bloqueo impuesto por Israel cuando Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) obtuvo la mayoría en las elecciones parlamentarias en este territorio en 2006.
Ahmed Abuel Amarin, de la Autoridad de Energía de Palestina, dijo que la principal razón de que Gaza no tenga los insumos para la planta generadora es "la arbitrariedad de Israel y de Egipto, que prohíben el ingreso del combustible procedente de Qatar".
Ese país del Golfo hizo una donación para aliviar la crisis energética en Gaza, pero, según Amarin, 90 por ciento del combustible está varado en buques cisterna en el canal de Suez desde hace dos meses esperando la aprobación del ejército egipcio.