Nematullah Wardak trabaja en Kabul y hace dos años que no visita su localidad natal de Sayedabad, en la central provincia de Maidan Wardak, por temor a represalias del movimiento islamista Talibán.
"De día manda el gobierno y de noche el Talibán. Cuando se enteran que regresó alguien, lo secuestran sin importar si volvió para un funeral o un matrimonio", relató.
En una sociedad con lazos tribales centenarios, la gente tiene miedo de regresar a sus pueblos en las zonas controladas por el grupo islamista.
Las personas más vulnerables son las que viven en Kabul y en las ciudades de Mazari Sharif, en el norte, Maidan Shar, cerca de la capital, Gazni, en el centro-este, y Herat, en el oeste.
El gobierno insiste en que la seguridad mejoró desde que las fuerzas afganas comenzaron a hacerse cargo del control que antes tenía la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cuya retirada definitiva está prevista para 2014.
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La primera y la segunda etapa de transición para ese retiro están completas.
Nematullah Wardak dijo que no puede regresar a su pueblo, y no solo por temor al Talibán, sino también a las fuerzas regulares que hostigan a la población civil.
"Un familiar volvió al pueblo y hubo un enfrentamiento entre fuerzas estatales y el Talibán. Los primeros lo capturaron junto a otra gente. Lo liberaron después de muchos problemas", relató.
Un funcionario de la Dirección de Comunicaciones y Tecnologías de la Información de Gazni, que habló bajo anonimato, dijo que alquila una habitación allí pese a que su pueblo natal está a las afueras de la ciudad, porque lo matarían si se enteran de que trabaja para el gobierno, explicó.
"No sé qué hacer", dijo. "Soporto la soledad de estar lejos de casa para educarme. Para tener un trabajo y servir a mi país tengo que vivir solo, porque el empleo es con el gobierno de mi propio país", señaló este funcionario de Gazni, capital de la provincia del mismo nombre.
Mohammad Ali Ghaznawi, residente del distrito de Muqor, en la misma provincia de Gazni, vive una situación similar. "El año pasado se podía viajar al distrito de Qara Bagh sin problemas, pero ahora es imposible. Si lo haces estás en peligro", señaló.
Además le dijeron que integra una lista de objetivos de un grupo local del Talibán, por participar en la ceremonia de inauguración de una escuela en Qara Bagh. "Me dijeron que se les envió información sobre los participantes. Ahora estamos todos en peligro", añadió.
Enayatullah Hamdard es originario del distrito de Khogiani, en la oriental provincia de Nangarhar, en la frontera con Pakistán. No se atrevió a ir a su pueblo, Hashem Khali, para el funeral de un familiar asesinado el 4 de julio.
"Es peligroso ir. Sería jugar con tu vida. Nuestro familiar fue asesinado cerca de una comisaría. Los talibanes están por todos lados. El gobierno no puede hacer nada después de que cae la noche", indicó.
Mohammad Saleem Wafa, de 36 años y originario de la occidental provincia de Farah, trabaja en una organización no gubernamental, y hace dos años que no visita a su familia en la capital provincial. "No puedo ir por tierra, es demasiado peligroso, y el viaje en avión cuesta mucho", apuntó.
Un funcionario, originario de la suroriental provincia de Helmand, acusó a las autoridades de no poder garantizar la seguridad ni siquiera en las ciudades.
"Mi familia está en Helmand y yo trabajo en un ministerio. Cuando voy después de un año, lo hago en secreto por si alguien le sopla a los grupos que luchan contra el gobierno", relató.
El empeoramiento de la seguridad es el resultado de la falta de coordinación entre los múltiples organismos responsables, sostuvo el analista Akhlaqi, de Kabul.
"La gente votó un gobierno con la esperanza de que preservara sus vidas. Pero el gobierno solo observa su asesinato", añadió.
El Ministerio de Defensa insiste en que controla la situación. Se está preparando una nueva operación para garantizar la seguridad en las rutas llamada Naweed (buena noticia). El portavoz Dawlat Waziri señaló que la iniciativa cubrirá todas las zonas conflictivas del país.
"Combatimos las amenazas dentro de las posibilidades del Ministerio de Defensa, con ayuda de la policía y las fuerzas de seguridad nacional y, a veces, también de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad".
El portavoz del Ministerio del Interior, Sidiq Sidiq, también negó que hubiera un mayor nivel de conflicto entre el gobierno y los grupos armados irregulares.
"La inseguridad no aumentó", insistió. "Las provincias de Kunduz,, Baghlan y Badakshshan, en el norte, y las del sur son totalmente seguras", remarcó.
"No tenemos preocupaciones especiales al respecto. La policía trabaja noche y día para combatir a nuestros enemigos y a los que quieren sabotear la seguridad", añadió.
Luego preguntó si era justo concluir que la seguridad no era buena en el país solo por la actividad de algunos "pocos criminales y ladrones".
*Esmatullah Mayar escribe para la organización de medios independientes Killid de Afganistán, en asociación con IPS.