Expertos argentinos avanzan en un proyecto que define la potencialidad de cada provincia para la acuicultura, una actividad que contribuye al consumo de proteínas entre productores pobres y que tiene un mercado insatisfecho.
La primera parte del estudio realizado por la Dirección de Acuicultura, dependiente del Ministerio de Agricultura, Gandería y Pesca, abarca siete provincias del noroeste y noreste del país, y la idea es extender el programa al resto del territorio.
"Lo que hicimos fue una zonificación para la acuicultura en esas provincias, es decir un relevo sobre las posibilidades que tienen según las condiciones del suelo, el agua y otros parámetros como el acceso a la energía", dijo a IPS la directora de Acuicultura, Laura Luchini.
Esta funcionaria especialista en el tema es una de las responsables del programa que analizó las potencialidades para la actividad en las provincias de Catamarca, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Santa Fe y Tucumán.
El equipo de expertos, entre los que se cuentan biólogos, ecólogos y sociólogos, analizó los suelos y recursos hídricos de cada distrito, realizó encuestas a productores que ya están en la actividad y a potenciales demandantes.
[related_articles]
La producción acuícola actual en Argentina es de apenas unas 3.000 toneladas al año, según datos oficiales, un volumen considerado marginal en comparación con la cosecha de granos o la pesca y las carnes de vacuno, cerdo o aves.
Las principales producciones argentinas son los granos, con un volumen anual de 100.000 millones de toneladas, y la pesca, que aporta unas 800.000 toneladas en el mismo lapso.
No obstante, considerando la creciente demanda mundial de alimentos y la merma de las pesquerías continentales y marítimas, el interés por el desarrollo de este sector es cada vez mayor, explicó la funcionaria.
Asimismo, destacó que a los productores rurales, que incorporan la acuicultora como una actividad adicional a las más tradicionales labores agropecuarias, les permite aumentar ingresos, mejorar su dieta y frenar las migraciones a la ciudad.
"El objetivo de establecer esta especie de ordenamiento territorial para la acuicultura fue proporcionar a las provincias el conocimiento para aumentar la actividad y diversificar la producción de acuerdo al potencial que tiene", explicó Luchini.
El informe resultante estableció para cada territorio cuáles son las especies más aptas para cultivo, que no necesariamente coinciden con las que se están produciendo. Detectó además falta de financiamiento para el productor y demandas de mercado.
Según Luchini, Argentina cultivaba en los años 90 solamente trucha, una especie introducida que habita los lagos patagónicos, en el sur del país, y que es muy requerida para el turismo de pesca con mosca.
Pero en estos últimos años, la trucha pasó a ocupar 42 por ciento de la producción, y el resto son otras 15 especies, entre ellas pacú (37,9 por ciento) y en menor medida carpas, tilapias, ostras, mejillones, ranas, sábalos, bogas, esturiones y otros.
Los expertos detectaron también que la rhamdia, con gran potencial en climas templados y semicálidos como los analizados, no se cultiva casi en esos sitios por falta de semillas comerciales que abundan para otras especies.
Los resultados mostraron que todas las provincias incluidas en el programa cuentan con potencial para el desarrollo de esta actividad y que existe además "una notoria predisposición" a aumentar las compras de parte de pescaderías y supermercados.
Los productores censados, todos de pequeña escala, aseguran que quieren aumentar la producción para su consumo y también para el mercado, pero lamentan la falta de apoyo financiero para desarrollar su capacidad.
La encuesta arrojó además que 84 por ciento de los comercios en esas provincias están interesados en adquirir mayor cantidad y variedad de estos productos, que están a la venta pero que no llegan con la debida regularidad y cantidad.
También los restaurantes demandan, aunque en menor medida, pero no porque rechacen la calidad de la oferta sino porque prefieren productos con mayor valor agregado como lomitos, filetes o picadillo de pescado y no el animal entero.
"No es una actividad que se pueda incentivar fácilmente, porque los productores son pequeños en general, salvo contadas excepciones que se dedican a las especies más demandadas", explicó Luchini.
El equipo del programa presentó sus estudios en un taller realizado para autoridades del área y técnicos de las siete provincias analizadas, de manera de entregarles los elementos para el desarrollo de programas en sus distritos.
Luchini sostuvo que, si bien Argentina no tiene un gran desarrollo en este sector, sí cuenta con un potencial interesante, y con este programa pasa a estar a la vanguardia entre los que realizan la zonificación para que la actividad empiece siendo sustentable. Los expertos esperan que este año seguirán avanzando con el estudio en el resto de las provincias.