Los grandiosos actos de masas convocados por Hugo Chávez y Henrique Capriles, para acompañarlos a cumplir con el simple registro como postulantes a la Presidencia de Venezuela, presagian una batalla sin cuartel hasta las elecciones del 7 de octubre.
El opositor Capriles se inscribió ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) el domingo 10 tras encabezar, vistiendo la camiseta "vinotinto" de la selección venezolana de fútbol, una marcha de unas 200.000 personas, según estimaciones periodísticas, que recorrieron más de 10 kilómetros por calles de Caracas, desde sus bastiones de clase media en el este hasta el centro de la urbe.
En tanto que el presidente Chávez optó por hacerlo este lunes 11, acompañado de "un mar de gente", venida especialmente del populoso oeste caraqueño y del interior de Venezuela para recorrer las céntricas calles y plazas que enlazan el palacio gubernamental de Miraflores con la cercana sede del CNE.
"Tradicionalmente, las campañas (electorales) en Venezuela convierten actividades formales en expresiones callejeras de respaldo popular. La diferencia esta vez es que fueron muy grandes, sobre todo la marcha opositora, desbordante y más voluntariosa", dijo a IPS el profesor de ciencias políticas José Vicente Carrasquero, de las universidades Simón Bolívar y Católica Andrés Bello.
Obviamente, Capriles, de 39 años y maratonista aficionado, quiso marcar una visible diferencia de vitalidad con el mandatario que cuenta con 57 y está físicamente resentido debido a que hace un año se le detectó cáncer en un punto no informado del abdomen, para lo cual se ha sometido a tres cirugías y convalece de tratamientos de quimio y radioterapia.
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El presidente hizo el recorrido sobre un camión descubierto, desde el que descendió sin aparentes obstáculos, y luego caminó dentro del recinto antes de recibir el documento oficial de su postulación de las autoridades del CNE. Después cantó y habló desde una de las terrazas del edificio, despejando dudas sobre especulaciones de los días previos de que evitaría dar más de unos pasos.
En un discurso lleno de referencias religiosas, Chávez recordó que el domingo 10 se cumplió un año de su primera operación, pero dijo estar listo para "varias elecciones más" y "dar la nueva batalla".
En estos 12 meses, Chávez redujo la cantidad y duración de sus apariciones públicas, se muestra muy poco de pie y se comunica sobre todo a través de llamadas telefónicas al canal estatal de televisión y usando la red social twitter, en contraposición con su estilo de gobierno desde 1999 hasta 2011, con largas alocuciones en cadenas de medios electrónicos, en ocasiones hasta tres por día, y de su omnipresencia en actividades en todo el país.
En la víspera de su inscripción para aspirar a una nueve reelección dijo que, tras los últimos exámenes médicos, se encuentra "muy recuperado" en su salud.
"La inscripción de Chávez es un fuerte símbolo de lucha por la vida, no sólo de un hombre sino de un pueblo que, cansado de ser dominado, se identifica con su líder, y por eso los estudios de opinión más serios lo muestran victorioso el 7 de octubre", señaló a IPS el sociólogo Nicmer Evans, profesor de la Universidad Central de Venezuela.
La mayoría de las encuestas conocidas hasta mayo dan cuenta de una clara ventaja de Chávez sobre Capriles en la intención de voto declarada por los entrevistados, en algunos casos por más de 20 puntos porcentuales. Empero, algunos estudios observan un "empate técnico" entre ambos aspirantes.
"El oficialismo ha aprovechado la manía que tenemos los venezolanos de ver las encuestas como una suerte de gaceta hípica. Un instrumento que nos anticipa un favorito para una carrera. Y el bombardeo con las encuestas es tal que la gente se olvida de revisar si esos números se corresponden con la realidad", sostuvo Carrasquero.
Con las tempranas demostraciones de fuerza en las calles, los sondeos de opinión, la figuración en los medios de comunicación y en las redes sociales, ambos bandos buscan demostrar, por anticipado, que tienen la mayoría, evidentemente para desmoralizar al contrario.
La campaña por la Presidencia por un nuevo sexenio, cuyo comienzo formal está previsto para el 1 de julio, se presagia áspera, dura y sin cuartel, "en definitiva centrada en el tema de la libertad", opinó Carrasquero.
"Se escoge entre el modelo centralista de Chávez, que restringe libertades a las personas y excluye a quienes no le apoyan, y el abierto, más democrático e incluyente de Capriles", añadió.
En cambio, en opinión de Evans, "el pueblo venezolano prefiere a un candidato enfermo de cáncer, pero lleno de amor por su país, que uno enfermo de odio y cargado de la intención de hacer más ricos a los de su clase a expensas de más pobreza para los pobres de siempre".
Capriles, al inscribirse, se dirigió a la multitud de seguidores y aseguró que en su proyecto "no hay espacio para el odio, la venganza o las listas excluyentes". "El 7 de octubre decidiremos entre dos opciones de vida, entre un presente estancado, violento y sin oportunidades, y quienes creemos que hay un futuro de progreso para todos", arengó.
El actual presidente, por su parte, sostiene como consigna central: "los que quieran patria vengan conmigo". Pero su tradicional discurso de confrontación política y lenguaje castrense ante adversarios de su proyecto, que denomina "socialista y bolivariano", se acompaña con imágenes y referencias constantes al enlace de su corazón con el de sus compatriotas.
Para la campaña, Capriles "trabajará 24 horas y visitará al menos cuatro veces, con marchas y concentraciones callejeras, todas las regiones del país", según Armando Briquet, jefe de su comando.
La incógnita es, si con ese tren de trabajo, podrá remontar la ventaja que le llevan la popularidad de Chávez y los recursos del Estado.
