El ataque con un avión no tripulado que mató al número dos de la red extremista Al Qaeda, Abu Yahya al-Libbi, en suelo pakistaní fue el octavo en dos semanas. La mayor ocurrencia de estos episodios tiene preocupados a expertos en defensa de Pakistán, que temen una escalada de atentados terroristas.
Islamabad se mostró "seriamente preocupada" por lo que considera una violación a su soberanía. A lo que el secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, replicó: "también se trata de nuestra soberanía".
Lanzando misiles Hellfire sobre presuntos terroristas, los aviones no tripulados de la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA) también han matado a una gran cantidad de civiles, provocando el consecuente sentimiento de rechazo al invasor extranjero.
En Pakistán se estima que murieron 3.145 personas desde 2004, de las cuales 828 eran civiles, entre ellas 175 niños y niñas, según el Bureau of Investigative Journalism (Buró de Periodismo de Investigación), con sede en Londres.
"Ese tipo de ataques avergüenzan a las autoridades civiles y militares de Pakistán, pero también acentúan el sentimiento antiestadounidense", dijo a IPS el analista Hasan Askari-Rizvi, de Lahore.
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Pero en Pakistán, no todo el mundo condena los ataques.
"Sí, los aviones no tripulados matan, pero también la artillería, los otros aviones y los helicópteros de combate", dijo a IPS el activista Pervez Hoodbhoy. "Todas las armas son malas, pero por su tecnología de precisión, estos matan menos personas inocentes", arguyó.
Además, con tantos "líderes yihadistas" muertos, los aviones no tripulados "impiden que combatientes del movimiento Talibán actúen en conjunto", apuntó.
Hoodbhoy acusa a los medios pakistaníes favorables a los yihadistas del aumento de combatientes islamistas. "La televisión instiga al país a sentir un profundo dolor tras un ataque extranjero, pero se mantiene indiferente cuando asesinan a personas comunes, policías y soldados", arguyó.
Rizvi sostiene que el gobierno y el ejército de Pakistán se volvieron víctimas de su propia política de "hacerse los antiestadounidenses para mejorar su poder de negociación respecto de Estados Unidos".
Según el South Asia Terrorism Portal (Portal sobre terrorismo de Asia meridional), hubo 22 ataques con aviones no tripulados desde enero de este año, de los cuales siete en mayo.
Las estimaciones de las víctimas varían. Un informe de la New American Foundation (Fundación nuevo Estados Unidos) concluyó que por los menos 32 por ciento de las personas asesinadas en los 114 ataques que estudió eran civiles.
El abogado de derechos humanos Mirza Shehzad Akbar dijo a IPS que desde el 23 de mayo fueron asesinadas más de 50 personas en Waziristán del Norte y en Wazisirtán del sur.
Es una "gran cantidad" comparado con anteriores ataques, apuntó Akbar, director de la Foundation for Fundamental Rights (FFR) (Fundación por los derechos fundamentales), organización que ofrece asistencia legal a víctimas y sobrevivientes de ataques con aviones no tripulados.
"La cantidad de aviones no tripulados también aumentó. Nuestros investigadores en Waziristán del Norte dicen que en los últimos ataques se utilizaron hasta 10 artefactos en una sola incursión", indicó Akbar, también miembro de la organización de derechos humanos Reprieve, con sede en Gran Bretaña.
La FFR presentó una demanda penal contra funcionarios de la CIA que, según Akbar, está en su "etapa final", y cuyo fallo podría ser favorable a la fundación.
"Quiere decir que con los ataques con aviones no tripulados, los funcionarios de la CIA cometen asesinatos en Pakistán que podrían ser procesados por tribunales pakistaníes y que las autoridades de este país podrían buscar su captura mediante Interpol (Policia Internacional)", explicó.
Rasul Bakhsh, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Ciencias de la Administración de Lahore, dijo que los ataques con aviones no tripulados constituyen un "buen caso de crímenes de guerra" porque equivalen a asesinatos extrajudiciales basados a menudo sobre malos datos de inteligencia.
Estados Unidos quiere demostrar que "no le importa una resolución del parlamento de Pakistán ni la oposición nacional", indicó. Washington espera "sumisión" de Islamabad y "controlar la política de seguridad, y en especial de la seguridad interna", explicó.
Estados Unidos recurre a tácticas de coerción para que Pakistán permita el paso a Afganistán para que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lleve sus suministros.
Las rutas fueron cerradas por este país tras la muerte de 24 soldados pakistaníes en noviembre en un ataque estadounidense. Islamabad reclamó una disculpa que Washington se niega a dar, indicó Rizvi.
La invitación de última hora cursada al presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, para participar en una cumbre de la OTAN, realizada el 20 y 21 de mayo en Chicago, tuvo la intención de que anunciara la reapertura de las rutas de suministro. Pero cuando eso no ocurrió, el presidente Barack Obama se negó a reunirse oficialmente con él.