La distribución de ordenadores portátiles en escuelas públicas, un modelo que se consolida en países como Argentina, Uruguay y Venezuela, es analizado por otros gobiernos de la región interesados en conocer los retos de la experiencia.
Esa fue una de las conclusiones que dejó el III Congreso de Políticas Públicas de Tecnologías Educativas, realizado este martes 5 en Buenos Aires con participación de funcionarios, técnicos, maestros y profesores de nueve países latinoamericanos.
El encuentro, realizado en el Ministerio de Educación, fue convocado por el argentino Consorcio Educativo Tecnológico (Cedutec), que agrupa a organizaciones públicas y privadas vinculadas a la formación y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
El jefe de asesores del Ministerio de Educación de Argentina, Pablo Urquiza, destacó que el programa Conectar Igualdad, que desde 2009 repartió 1,8 millones de ordenadores a estudiantes y profesores en el país "es el buque insignia" del ese despacho.
La entrega alcanzó a estudiantes de educación secundaria, profesores, alumnos de escuelas especiales e institutos de formación docente de todo el país, y se prevé completar la distribución hasta alcanzar un total de 3,7 millones de beneficiarios.
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El programa obliga a atender múltiples desafíos, advirtieron en el congreso autoridades que trabajan en Conectar Igualdad. Entre ellos la financiación sostenida, la producción de insumos, la conectividad en escuelas alejadas, la capacitación docente, los contenidos, la seguridad de los equipos, el reciclaje y muchos más.
La iniciativa argentina se inspiró en el Plan Ceibal, lanzado hace cinco años en Uruguay, que ya entregó 570.000 computadoras a estudiantes de escuelas primarias públicas y a sus maestros, cubriendo la totalidad del alumnado a ese nivel del país.
El modelo que se aplica, tanto en Argentina como en Uruguay, es el "uno a uno", es decir, un aparato por cada alumno, dejando atrás el esquema de laboratorio que subsiste en instituciones privadas de los dos países, en el que los estudiantes se trasladaban por turnos a la sala de computación.
En el caso de los programas públicos de Argentina y Uruguay, estudiantes y maestros reciben su propio ordenador y pueden llevárselo a su casa.
Venezuela, por su parte, comenzó en 2010 el proyecto Canaima Educativo "Va a mi Casa", con 525.000 pequeñas computadoras portátiles para el alumnado de primaria, que los niños y niñas llevan a sus hogares, para apoyar el ingreso en la tecnología digital de toda la familia.
La experiencia de este país, que por razones técnicas no pudo compartirse durante el congreso, se ha anunciado este año que se ampliará a la educación secundaria y que las 500.000 "canaimas", como se llaman las portátiles infantiles, que se requieren cada año en el sistema educativo, van a comenzar a ser fabricadas en el país.
En el congreso participaron representantes de Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, además del país anfitrión.
Graciela Rabajoli, coordinadora del Área de Contenidos del Plan Ceibal, dijo a IPS que están teniendo tanta demanda de asesoramiento de otros países para conocer de cerca la experiencia y replicarla que debieron organizar un "servicio al exterior".
"Estuvimos ahora en Armenia y Ecuador", dijo. "Para Ecuador diseñamos cursos de capacitación y fuimos a darlos. En otros casos transferimos tecnología sobre logística, compras y reciclaje de computadoras usadas", precisó.
Emiliano La Rocca, coordinador del Aula Modelo del ministerio argentino, reconoció que la experiencia uruguaya sirvió de guía.
"Sin la ayuda de Uruguay, que nos abrió las puertas, no hubiera sido posible aplicarlo aquí", dijo a IPS.
Los representantes de Argentina y Uruguay entusiasmaron a sus pares de la región con el impacto de avanzar en el abatimiento de la brecha digital, no sólo en materia educativa sino a nivel de desarrollo económico dentro de cada país.
Pero también señalaron las dificultades. "El gran cuello de botella es la formación docente", alertó Rabajoli. "No hay una fórmula única en esto, pero lo que sabemos es que sin docentes formados no hay implementación posible", advirtió.
Lo cierto es que mientras Argentina está avanzando ahora también en escuelas primarias públicas donde comenzará con un modelo "cuatro a uno" un ordenador cada cuatro alumnos—, en Uruguay el Plan Ceibal ya se expande por la enseñanza secundaria.
Esas decisiones obligan a una mayor producción de insumos y de servicios que no sólo generan valor y empleo sino que contribuyen al incremento de las ventas y de las exportaciones a otros países de la región.
En diálogo con IPS, el subsecretario de Tecnologías de Gestión de la oriental provincia de Buenos Aires, Eduardo Thill, comentó que desde que comenzó el plan Conectar Igualdad en 2009 aumentó fuertemente la producción de insumos electrónicos.
"En 2009, aquí se ensamblaban y soldaban unas 300.000 netbooks y ahora estamos fabricando cuatro millones, pero además producimos cables, cable canal, y se desarrolla así una industria con proyección de sustentabilidad", remarcó.
Según Thill, el Ministerio de Industria prevé para 2013 la producción de más de ocho millones de ordenadores portátiles, de los cuales una parte se exportará a mercados de la región que avancen en planes de inclusión digital educativa.
En este punto, una de las asistentes y expositoras fue Lilia Peña, la directora general de Ciencia e Innovación Educativa del Ministerio de Educación de Paraguay, donde se está trabajando en la introducción de nuevas tecnologías en el aula.
Peña comentó que 90 por ciento de las escuelas de su país están bajo la órbita estatal y que 92 por ciento del presupuesto de la cartera se va en salarios, un panorama que dificulta la implementación de un modelo uno a uno.
No obstante, aseguró que trabajan en capacitación de maestros y profesores y procuran acortar la brecha mediante la utilización de pizarras interactivas, laboratorios móviles de informática y aulas temáticas para ir incorporando las nuevas tecnologías.
En cuanto a la distribución de equipos, comenzaron con un llamado a licitación para la provisión de ordenadores para los educadores, que son alrededor de 40.000.