Ciencia mitiga incertidumbre climática de Ciudad de México

Participantes en una jornada para reverdecer la capital, dentro del Plan Verde de Ciudad de México Crédito: Gobierno del Distrito Federal
Participantes en una jornada para reverdecer la capital, dentro del Plan Verde de Ciudad de México Crédito: Gobierno del Distrito Federal

Aumento de temperatura, escasez de agua, pérdida de biodiversidad, proliferación de problemas respiratorios e islas de calor urbano son algunos de los impactos climáticos que enfrenta la capital de México, una de las mayores megalópolis del mundo.

Ante esos fenómenos, el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la pública Universidad Nacional Autónoma de México y el capitalino Instituto de Ciencia y Tecnología crearon el Centro Virtual de Cambio Climático de Ciudad de México (CVCCCM), dedicado a investigarlos y a dar sustento a políticas públicas.

"Energía, agua, suelos, problemas de salud y conservación de biodiversidad son los temas centrales en los que se concentra el Centro Virtual", dijo a IPS el director del Centro de Ciencias de la Atmósfera, Carlos Gay. Se "pretende generar investigación para la toma de decisiones", explicó.

"Hay una vinculación entre los estudios y esa toma de decisiones, aunque no en la profundidad que me gustaría. El gobierno ha propuesto los temas que le interesan a la ciudad", añadió.

Con académicos de universidades públicas y privadas mexicanas y extranjeras, el CVCCCM completó ya 21 investigaciones y ahora realiza otras cinco, una de ellas sobre pobreza.
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El CVCCCM contabilizó 589 sucesos meteorológicos extremos entre 1970 y 2009, como lluvias, trombas, vendavales, caídas de granizo y heladas. La última década experimentó 50 por ciento más eventos que todos los de los 30 años anteriores.

El Distrito Federal (DF), asiento de Ciudad de México, emite anualmente 37 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), el principal responsable del aumento de la temperatura en el planeta. En él viven nueve de los 20 millones de habitantes de esta metrópolis que se extiende por el colindante estado de México.

"En la Ciudad de México los límites administrativos no se alinean con las fronteras geográficas y su funcionamiento vinculado al carbono", observa un informe del Grupo de Liderazgo Climático de las Ciudades (C40).

El gobierno izquierdista del DF ejecuta desde 2007 el Plan Verde, para fomentar el transporte público y alternativo, la vivienda sustentable, la energía solar, el rescate de ríos, la restauración de ecosistemas y el cultivo de vegetales en azoteas de edificios.

"La adaptación y mitigación están bien, pero es un proceso lento. La dinámica de la ciudad es bastante compleja", advirtió a IPS el investigador Omar Rojas, coordinador académico de ingeniería en desarrollo sustentable del privado Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores.

El C40, creado en 2005 y que aglutina a 58 megaurbes del mundo, situó en 2011 las emisiones anuales de 42 de ellas en 609 millones de toneladas de CO2. El total mundial de emanaciones de gases de efecto invernadero es de 30.000 millones de toneladas, según la Agencia Internacional de Energía.

El DF, que no respondió al cuestionario con que el C40 elaboró su informe, tiene nueve metros cuadrados de espacio verde por persona, cuando los estándares internacionales indican entre 10 y 15 metros cuadrados.

La ciudad fue fundada en el siglo XIV por los indígenas mexicas, que se instalaron en el islote de Tenochtitlán, en medio de un valle de cinco lagos, y construyeron calzadas para comunicarse con otras comunidades y un sistema de acueductos para proveerse de agua potable.

Luego de conquistar Tenochtitlán, los colonizadores españoles alteraron la infraestructura hídrica de los indígenas, lo que provocó inundaciones de gran magnitud, como la de 1555. Para evitarlas se erigieron sistemas de drenaje que acabaron desecando el sistema lacustre. Pero las inundaciones siguen siendo un problema.

La urbanización liquidó los ecosistemas del valle. Para 1980, la urbe era una de las más contaminadas del mundo, con problemas crónicos de calidad del aire, falta de agua y acumulación de residuos, mala combinación para hacer frente al cambio climático.

"Las ciudades surgen como las primeras en responder al cambio climático. Al mismo tiempo, están en la primera línea de los efectos, porque se localizan en las costas, riberas de ríos y orillas de lagos", señaló a IPS la especialista Cynthia Rosenzweig, del Instituto de la Tierra en la estadounidense Universidad de Columbia.

Y los impactos ya llegaron. Por ejemplo, dijo que "Se están sufriendo islas de calor", acumulación de altas temperaturas en los centros de grandes ciudades por el exceso de hormigón y otros materiales que absorben calor e impiden que el clima se regule con el enfriamiento nocturno.

"Antes se atendía más a la mitigación, pero en los últimos años las ciudades entendieron que tienen que tomar en cuenta la adaptación", subrayó la científica.

Rosenzweig participó en la elaboración del Primer Reporte de Evaluación sobre Cambio Climático y Ciudades de 2011, junto a un centenar de expertos de todo el mundo y que analizó 12 grandes urbes.

El DF "ha desarrollado esfuerzos importantes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Las redes, dirigentes políticos y grupos de investigación han sido centrales en el lanzamiento de una agenda climática", reconoce el estudio. "Sin embargo, esto no ha bastado para promover políticas eficaces".

En 2008, Ciudad de México se convirtió en la primera de América Latina en establecer un Programa de Acción Climática y desde 2011 cuenta con la Ley de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático y Desarrollo Sustentable.

La norma faculta a establecer acciones de adaptación y mitigación, instaura un fondo específico, fija un inventario de fuentes emisoras y un mercado de bonos de carbono, y estipula incentivos financieros para combatir el calentamiento.

"La ciudad tiene diferentes vulnerabilidades, debido a su composición geográfica y económica. Por eso la adaptación es mucho más complicada, porque tiene que ver con situaciones socioeconómicas", indicó Gay.

"La ciencia toma su tiempo y las acciones tendrían que venir después de los estudios. A futuro esperaría que el Centro Virtual creciera en tamaño y estudios", dijo.

El CVCCCM maneja este año un presupuesto de unos 215.000 dólares, aportados por el gobierno del DF, y propone fomentar la recolección de lluvia, los ciclos locales de tratamiento de aguas residuales, y generar y actualizar bases de datos de aerobiología.

Además, sugiere fortalecer la prevención de daños en poblaciones vulnerables, modernizar el ordenamiento territorial, un estándar de eficiencia energética para edificios comerciales y un programa educativo sobre el calentamiento global.

"El gran reto de la ciudad es su crecimiento y su sustentabilidad, porque muchos de los servicios que recibe provienen del campo. Hay un fenómeno de urbanización periférica, que termina por colapsar esas zonas por falta de servicios", dijo el académico Rojas.

"Tiene que haber coherencia entre las políticas y los planes de adaptación y mitigación. Estamos justo en el momento en que las ciudades están tomando en cuenta ambas interactivamente", dijo Rosenzweig.

"La sustentabilidad está en función de aspectos económicos, sociales y ambientales, y eso es vital para crear ciudades bajas en carbono", resaltó.

En esas coordenadas se celebra este mes en la ciudad brasileña de Río de Janeiro el Ayuntamiento Global, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Rio+20.

El encuentro tratará cuestiones fundamentales del futuro urbano y es organizado por ICLEI – Gobiernos Locales por la Sustentabilidad, que reúne autoridades de más de 1.220 ciudades de 70 países. * Este artículo es parte de una serie apoyada por la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN).

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