SERBIA: Descontento popular marca giro al nacionalismo

El expresidente socialdemócrata Boris Tadic perdió las elecciones del domingo 20 en Serbia ante un líder nacionalista por haber abusado de sus poderes y no haber actuado firmemente contra la corrupción, el desempleo y la crisis económica.

Esa fue la evaluación de diversos analistas consultados por IPS, para quienes el triunfo en las urnas de Tomislav Nikolic, del centroderechista Partido Progresista Serbio, fue un verdadero "terremoto político" que acabó con la hegemonía del Partido Demócrata.

Los demócratas llevaban con orgullo los laureles de haber liderado el proceso político tras la caída del régimen de Slobodan Milosevic en 2000 y de reconstruir el país tras las guerras de los Balcanes en los años 90, que segaron más de 100.000 vidas.

Pero este glorioso pasado no le alcanzó a Tadic, quien gobernó Serbia desde 2004 hasta abril pasado, para afrontar la ola de críticas por las dificultades económicas y políticas que atraviesa este país, señalaron los expertos.

La derrota de Tadic "fue el resultado del enorme descontento entre la población, pues la situación se deterioró en los últimos años, y el presidente y su partido hicieron poco para aliviar la carga", dijo el analista Ognjen Pribicevic a IPS.

Además, todas estas dificultades van acompañadas de crecientes acusaciones de corrupción, añadieron.

El desempleo en Serbia sigue estancado hace años en 24 por ciento de la población económicamente activa, el mayor indicador en décadas, mientras que muchos magnates se hicieron aun más ricos con la privatización de cientos de compañías públicas, que luego cayeron en bancarrota, particularmente desde 2008.

Las empobrecidas arcas del Estado derivaron en una crisis del sistema de salud, de la enseñanza y de todos los servicios públicos. El gobierno entonces comenzó a pedir créditos, y la deuda pública creció hasta llegar a 31.000 millones de dólares para una nación con 7,3 millones de habitantes.

La primera señal de descontento se constató hace dos semanas en los comicios parlamentarios y en la primera ronda de los presidenciales.

El partido de Tadic obtuvo 23 por ciento de los sufragios, en tanto que el de Nikolic se quedó con 24 por ciento. Ahora el líder centroderechista deberá iniciar las negociaciones para formar un gobierno de coalición.

"Tendremos una cohabitación en el futuro, con un presidente progresista y un gobierno otra vez liderado por los demócratas", dijo a IPS la analista Misa Brkic. Ella opinó que eso no sería negativo, pues ambos partidos podrían lograr un equilibrio.

En las elecciones del domingo 20 hubo una participación baja, de apenas 45 por ciento del electorado. Nikolic se quedó con 49,8 por ciento de los votos, frente a 47 por ciento de Tadic.

El mandatario "fue castigado por sus antiguos seguidores demócratas, los intelectuales y la clase media", dijo a IPS el politólogo Jovo Bakic.

"Expresaron clara antipatía hacia las prácticas del Partido Demócrata en los últimos años, como el nepotismo y el favoritismo a los estrechos aliados del gobierno", agregó.

"Tadic hizo exactamente lo mismo que hizo Milosevic en sus años finales: concentró el poder en torno suyo, y la mayoría de los votantes expresaron su disgusto no yendo a las urnas", agregó.

Según la Constitución, el presidente de Serbia no tiene poderes ejecutivos. Su tarea se limita a representar al país a nivel local e internacional, sancionar leyes aprobadas por el parlamento, designar embajadores, recibir a diplomáticos extranjeros y decidir sobre diversos temas administrativos.

Pero la opinión predominante en Serbia es que Tadic sobrepasó varias veces esos límites.

En su discurso de victoria, Nikolic dijo que "adheriría a la Constitución y respetaría las instituciones", en clara referencia a las propagadas críticas a los abusos de poder de Tadic.

Según la analista Slavisa Lekic, la "interferencia de Tadic fue visible en el trabajo de las instituciones gubernamentales y en los tribunales".

"Parte del público intelectual quería sacrificar a Tadic para mejorar la democracia", añadió.

"Quiero una Serbia normal, un país donde algún día yo mismo pueda ser reemplazado", dijo Nikolic el domingo. "Serbia no se alejará de su sendero europeo", aseguró.

Este país obtuvo en marzo su estatus de candidato a la adhesión a la Unión Europea (UE).

El presidente electo añadió que sus prioridades ahora eran "Moscú, Bruselas y Washington, aunque no en ese orden", y subrayó que estaba dispuesto a cooperar con las naciones europeas y Estados Unidos, pero también con Rusia, aliado tradicional de Serbia.

Nikolic anunció que solicitaría una reunión con la canciller (jefa de gobierno) alemana Angela Merkel, pues ese país "es el principal aliado de Serbia en la UE".

"Cultivaré las buenas relaciones con todos nuestros vecinos", dijo Nikolic, en referencia a los aún tensos vínculos con los demás países que surgieron de la antigua Yugoslavia. "Los serbios y los croatas deben vivir en paz", afirmó.

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