«Fracasar no es una opción para Río+20»

La Cumbre de la Tierra, realizada en 1992 en Río de Janeiro, fue descrita como una de las mayores conferencias internacionales de la historia de la ONU. Pero al igual que con los preparativos para Río+20, las negociaciones se sucedieron entonces hasta casi el comienzo del encuentro.

Tommy Koh, presidente del Comité Preparatorio de la Cumbre de la Tierra de 1992. Crédito: Cortesía de Tommy Koh
Tommy Koh, presidente del Comité Preparatorio de la Cumbre de la Tierra de 1992. Crédito: Cortesía de Tommy Koh

Los 20.000 participantes a la histórica cumbre, entre ellos más de 100 gobernantes, reafirmaron de forma inequívoca que el ambiente forma parte integral del desarrollo, aprobó la Agenda 21, un plan global de acción para el desarrollo sustentable, y también la Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo.

En 1992 se aprobó, además, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Convenio sobre Biodiversidad, y creó la Comisión de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible.

El embajador Tommy Koh, presidente del Comité Preparatorio de la Cumbre de la Tierra, reconoció que las prolongadas negociaciones «fueron muy difíciles», y que se extendieron hasta el último segundo.

Koh recordó que hubo cuatro sesiones, dos en Ginebra, una en Nairobi y otra en Nueva York, y que para las últimas negociaciones ya estaban con el agua al cuello, pues los líderes mundiales estaban por llegar a Río de Janeiro.
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«El último día, las negociaciones duraron toda la noche hasta las seis de la mañana del otro día», describió, refiriéndose a las reuniones de junio de 1992. Entonces «no sabía si lo lograríamos o no», añadió.

«En tanto que presidente de las negociaciones en Río de Janeiro, estaba decidido a lograrlo y a superar las divisiones y otros obstáculos con paciencia, determinación y un fuerte liderazgo colectivo», indicó.

Koh también fue embajador de su país en Estados Unidos y presidente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, donde se adoptó un tratado internacional sobre los océanos en los años 80.

Dos décadas después se prepara la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible o Río+20, del 20 al 22 de junio, a la que concurrirán unas 70.000 personas, entre ellas incluidas 100 gobernantes, es decir más del triple de hace dos décadas, según el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Ban Ki-moon.

IPS: ¿Cómo caracterizaría los logros y los fracasos de la Cumbre de la Tierra? ¿Podría decir que arrojó resultados duraderos y tangibles?

TOMMY KOH: Hubo un cambio de paradigma en el mundo. Gracias a esa cumbre, los 193 estados miembro de la ONU tienen un ministerio de ambiente o agencias de protección ambiental. En todos los países, el desarrollo sustentable es la norma.

IPS: ¿Qué impacto tuvo en el Sur en desarrollo?

TK: En el mundo en desarrollo no hay lugar para los que creen en el desarrollo a cualquier precio o en hacerse ricos primero y limpiar después. Creo que esos son logros tangibles de la Cumbre de la Tierra.

IPS: Dos décadas después hay escépticos que señalan que el ambiente global fue de mal en peor por la contaminación de gases invernadero, el cambio climático, la deforestación, el consumo ostentoso de alimentos, agua y energía, el crecimiento de población y la destrucción gradual de ecosistemas marinos. ¿Qué opinión le merece esto?

TK: Es una verdad lamentable que no hayamos logrado a escala global reducir las emisiones de gases contaminantes ni enlentecer la pérdida de bosques, de hábitats naturales y de biodiversidad ni logrado una buena gestión de los océanos. Pero a escala nacional y regional, hubo avances significativos.

En Singapur, por ejemplo, el amor a la naturaleza y el deseo de vivir en armonía con ella van en aumento. A pesar de nuestra alta densidad poblacional, 47 por ciento de nuestro territorio tiene una vegetación exuberante.

Singapur también encabezó una iniciativa para conseguir apoyo de todas las partes del Convenio sobre Biodiversidad para adoptar el Índice de Biodiversidad de la Ciudad de Singapur. Logramos un tremendo avance en el uso eficiente de agua y reciclado de aguas residuales.

La opinión pública está totalmente a favor de la tendencia a construir de edificios verdes, dispositivos de bajo consumo y tecnologías verdes.

IPS: El actual Comité Preparatorio sigue dividido, también según la línea Norte-Sur, sobre el plan global de acción hacia un futuro sostenible que será adoptado el mes que viene. ¿Cuán difícil fueron las negociaciones para la Agenda 21? ¿Algún consejo para quienes están en esa labor ahora?

TK: El mundo se volvió más interdependiente pero, al mismo tiempo, más dividido. Estados Unidos afronta una recuperación débil y una elección presidencial. La Unión Europea (UE) busca restaurar la confianza del euro para reducir su deuda soberana y estimular el crecimiento.

Son tiempos difíciles para Occidente. Les costará tomar decisiones difíciles y asumir compromisos. Pero hay mucho en juego. Fracasar no es una opción. Confío en que Río+20 será un éxito.

IPS: ¿Cómo hizo la Cumbre de la Tierra para cumplir las demandas de fondos de los países en desarrollo?

TK: Las reclamos se cumplieron de tres formas: mediante la creación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (http://www.thegef.org/gef/) (GEF, por sus siglas en inglés), el aumento de la asistencia oficial al desarrollo, y, especialmente, al desarrollo sustentable, y los compromisos con varias instituciones internacionales financieras y de desarrollo.

IPS: ¿Qué influencia tuvo el informe de la Comisión Brundtland sobre ambiente global sobre la Cumbre de la Tierra?

TK: Fue una inspiración para mí y mis colegas.

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