Economía verde, el nombre no hace a la esencia

La actual crisis económico-financiera que afecta al Norte industrializado presenta una oportunidad para reformar el sistema económico, según participantes de la novena exhibición de Terra Futura sobre «buenas prácticas» en sostenibilidad social, económica y ambiental.

"Qué, cómo, cuánto y para quién producir son las preguntas que tenemos que responder con urgencia", indicó Guido Viale, economista ambiental y autor de varios libros de ecología.

"La crisis ofrece la oportunidad de reconvertir ecológicamente la forma en que producimos, usamos los productos y servicios para allanar el camino hacia la reducción de nuestra dependencia en los combustibles fósiles para respetar la biodiversidad y crear un sistema económico seguro y con pocas emisiones de carbono", apuntó durante la muestra realizada del 25 al 27 de mayo en esta ciudad italiana.

El primer paso hacia una economía saludable y un ambiente limpio es "encontrar formas rentables de mejorar nuestra infraestructura y ‘descarbonizar’ nuestro suministro energético", señaló Mónica Frassoni, presidenta de la Alianza Europea para Ahorrar Energía.

La organización fue creada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16), en diciembre de 2010, e incluye a algunas de las principales compañías multinacionales de Europa, además de un grupo de políticos de distintos partidos.
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"Sin compromisos obligatorios con la eficiencia energética para 2020 y sin objetivos de ahorro verificables para los miembros de la Unión Europea (UE), el bloque corre el riesgo de alimentar su adicción a los combustibles fósiles", añadió Frassoni.

Tan importante como tener un marco institucional y objetivos de ahorro sectoriales en áreas clave de la economía europea es lograr un cambio radical en el estilo de vida.

"Los cambios que van a durar son los que se arraigan en una mentalidad renovada", explicó Karl-Ludwig Schibel, coordinador de la rama italiana del Pacto de los Alcaldes.

El movimiento europeo se propone cumplir y superar el objetivo de la UE de reducir en 20 por ciento las emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2020. El Pacto de los Alcaldes fue lanzado por la Comisión Europea en 2008, tras la adopción del Paquete sobre Clima y Energía.

"Realmente creemos en la efectividad de un proceso de abajo hacia arriba, promovido por ciudadanos, autoridades regionales y administradores locales. Es allí donde ocurren las revoluciones mentales más profundas", indicó Schibel.

Según la conocida ambientalista Vandana Shiva, la conciencia cultural de nuestra esclavitud intrínseca y frágil de la "tierra viva" es la herramienta más importante para promover la justicia, la sostenibilidad y una nueva economía.

"Es hora de abandonar el modelo centralizado, fosilizado y esclerótico adoptado en la era industrial y de construir uno nuevo, descentralizado, democrático, horizontal y en donde todos los ecosistemas sean respetados y la diversidad sea un valor", explicó.

"Debemos luchar contra los monocultivos mentales promovidos por la industrialización. Ser cuidadosos con las viejas trampas escondidas en nuevas palabras, como ‘economía verde’", remarcó.

Susan George, presidenta del directorio del Transnational Institute, red mundial de investigadores y activistas, dijo a IPS: "No me gusta utilizar la palabra ‘economía verde’, pues puede convertirse en un medio con el cual el capitalismo corporativo global logra beneficios con un nuevo rostro más respetable".

Veinte años después de la llamada Cumbre de la Tierra, la comunidad internacional se reunirá una vez más en Río de Janeiro, del 20 al 22 de junio, para otra Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible.

En Río+20 se discutirá sobre economía verde, cuyo calificativo de verde sigue siendo un punto de controversia.

"Desde hace unos años propongo el Nuevo Trato Verde, es decir asumir el control sobre las finanzas y las inversiones en la transición verde y social. El primer paso es socializar, no nacionalizar, los bancos, para incluir a ciudadanos y clientes en la gestión, y otorgar préstamos para pequeñas iniciativas ambientales", añadió George.

La llamada economía verde, es algo totalmente diferente.

"Soy pesimista sobre Río", dijo George a IPS. "Es solo una excusa para que las grandes corporaciones digan: ‘la ONU es lenta e ineficaz, nosotros somos efectivos e inteligentes, dennos el dinero e invertiremos en economía verde’. Pero solo buscan nuevos beneficios. Debemos preguntar: una economía verde para quién y gestionada por quién", arguyó.

Barbara Unmüßig, presidenta de Heinrich Boll Stiftung, escribió en un artículo titulado "Economía verde: Una nueva bala mágica", que "grandes sectores de la sociedad civil solo creen que la economía verde es un área extremadamente beneficiosa".

Para marcar la diferencia, el modelo de economía verde también debería prestar atención a cuestiones de poder e igualdad, al tiempo que alejar el énfasis político global del crecimiento y el libre comercio.

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