Dos años después de iniciado, el diálogo entre el gobierno cubano de Raúl Castro y la jerarquía de la Iglesia Católica local es defendido con fuerza por un laicado que aspira a vivir en un país «democrático e inclusivo, próspero y equilibrado», por empedrado que esté el camino hacia la meta.
"El diálogo es lo genuinamente cristiano, pero el que lo sea, sin embargo, no garantiza que sea fácil seguir esa vía, que siempre han propuesto nuestros obispos", comentó ante una pregunta de IPS el cubano Gustavo Andújar, vicepresidente mundial de Signis, Asociación Católica Mundial para la Comunicación.
Andújar piensa que en su país hacen falta muchos cambios, no sólo económicos, sino también sociales y políticos. Pero "la inmensa mayoría" queremos "llegar a ellos mediante la negociación y el diálogo, la concertación y el consenso, y no mediante la confrontación y el antagonismo", indicó.
En las últimas dos semanas, al menos dos publicaciones católicas afrontaron críticas de sectores de la oposición y de la emigración cubana centradas en el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, quien junto al presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), Dionisio García Ibáñez, sostuvo el 19 de mayo de 2010 una reunión de cuatro horas con el presidente Castro.
Ese inédito encuentro alivió tensiones internas y externas en materia humanitaria y abrió paso a mejores relaciones entre el gobierno y la Iglesia Católica, inmersa en 2012 en la celebración de un año jubilar y de peregrinación hacia el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba y considerada símbolo de la unidad nacional.
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En total, más de 120 reclusos fueron excarcelados por gestiones del cardenal Ortega, según cuentas de la Iglesia. A esa cifra se añaden el indulto navideño, previo a la visita del papa Benedicto XVI en marzo, que favoreció a otras 2.991 personas con excarcelaciones anticipadas. Un informe del oficial diario Granma situó el martes 22 en 57.337 la actual población penal del país.
Según analistas, un paso clave para la continuidad de este proceso de acercamiento e intercambio está en el informe central presentado por Castro al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, realizado en abril de 2011, en el cual el gobernante afirma que las excarcelaciones se produjeron "en el marco de un diálogo de respeto mutuo, lealtad y transparencia".
"Con esta acción hemos favorecido la consolidación del más precioso legado de nuestra historia y del proceso revolucionario: la unidad de la nación", indicó, tras afirmar que, en ese diálogo, los puntos de vista no siempre son coincidentes, pero sí constructivos. Al parecer, Castro quiso refrendar así la política a seguir en las relaciones con la Iglesia Católica.
En opinión de Gabriel Coderch, coordinador general del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR), los dos años transcurridos han sido fructíferos y el clima creado por el diálogo alivió "toda una tensión de décadas que se expresaba en intolerancia de ambas partes y el no reconocimiento de cada uno".
Esta distensión se siente en comunidades eclesiales, universidades, centros de trabajo y otros grupos sociales, que respiran un "aire más saneado", mientras sectores adversos de la emigración cubana "critican y apelan por una radicalidad de la Iglesia Católica ante la Revolución", agregó Coderch.
"Con esa postura están demostrando que el pretendido diálogo con ese sector es imposible, aunque queramos, por principios éticos, tratar de incluirlos", dijo Coderch a IPS.
Félix Sautié, teólogo laico que se declara partidario del socialismo participativo y democrático, manifestó a IPS estar "convencido" de "la necesidad del reencuentro, el diálogo y la reconciliación como conceptos esenciales para resolver los muchos problemas" que afronta la ciudadanía cubana.
En ese sentido, consideró que el proceso iniciado hace dos años por la jerarquía católica y el gobierno podría significar una apertura importante hacia un eventual "gran diálogo nacional de los cubanos todos, vivan adentro o afuera de nuestras fronteras, sin exclusiones onerosas, en el que solo se autoexcluyan los que no deseen participar o no tengan nada que decir".
Las revistas católicas Palabra Nueva y Espacio Laical rechazaron en sendos artículos publicados en la última quincena de mayo las críticas lanzadas contra el cardenal Ortega por su postura de acercamiento al gobierno. Ambas defendieron la labor del prelado e insisten en que la propuesta de diálogo de la Iglesia data desde hace mucho tiempo.
Espacio Laical, publicación de la arquidiócesis habanera que reúne a intelectuales católicos y mantiene sus páginas abiertas al debate nacional desde distintas corrientes de pensamiento, alertó en una editorial que se ha concertado un frente que se propone atacar al arzobispo y a los proyectos de la Iglesia.
A juicio de esta revista, está en curso una "guerra contra toda una línea evangélica que aspira a cambios positivos y serenos, graduales e incluyentes, ordenados y pacíficos, que logren articular un renovado modelo sociopolítico para Cuba". A la vez, advirtió que las reformas económicas y sociales anunciadas por el gobierno "son insuficientes y no marchan al ritmo debido".
En tanto, Palabra Nueva, órgano de difusión del arzobispado habanero, indicó que la postura del cardenal Ortega, y la de la Iglesia, es la misma del papa Benedicto XVI, "procurar la transformación de la sociedad hacia más inclusión, más oportunidades ciudadanas, menos restricciones y más libertades, la búsqueda de nuevos modelos sociales con paciencia y sin traumatismos".