Kohm Kiew y su familia son dueños de una concurrida pescadería a las afueras de la capital de Camboya desde que tienen memoria. Pero cada vez les cuesta más garantizar la disponibilidad de una de las principales fuentes de proteínas en este país asiático.
"Parece que año tras año hay menos pescado", indicó Kieu. "No tengo ni idea por qué".
Cuando la pesca no es suficiente, Kieu se ve obligada a importar el producto congelado del vecino Vietnman a través del río Mekong.
Los abundantes recursos hídricos de este país de Asia sudoriental permitieron a los camboyanos ser autosuficientes durante varias generaciones. Pero numerosos ambientalistas prevén que en el futuro el pescado no alcanzará para abastecer a Camboya de las proteínas necesarias.
La red hídrica del Mekong sustenta la industria pesquera de agua dulce más productiva del mundo. Es una fuente de proteína animal clave para los países de la cuenca baja: Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam.
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Ningún país es tan dependiente del pescado como Camboya, donde la ingesta de proteína procede de la pesca interna.
Pero ambientalistas alertan que la serie de represas proyectadas para la cuenca baja del río Mekong supone una grave crisis para el suministro alimentario de la región.
El mensaje es particularmente resonante en vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, conocida como Río+20, que se realizará en Río de Janeiro del 20 al 22 de junio.
"Una de las amenazas más significativas al desarrollo sostenible de la región son las represas del río Mekong", señaló Ame Trandem, directora de programa para Asia sudoriental de la organización International Rivers.
"Sería irresponsable que los gobiernos de la región permitieran la construcción de embalses en el río", alegó.
China ya avanzó en el desarrollo de una cascada de represas en la parte alta de la cuenca, a diferencia de la parte baja. Pero los gobiernos de esta zona tienen 11 proyectos de centrales hidroeléctricas.
La primera, Xayaburi, en el norte de Laos, generó polémica en la región.
Especialistas sostienen que la construcción de una sola represa en la parte baja del Mekong causará un daño irreparable al suministro alimentario. La obra podría impedir el pasaje de los peces migratorios. Hay más de 100 especies conocidas que deben recorrer largas distancias para desovar.
Además, ambientalistas alegan que las medidas de mitigación propuestas no han sido probadas y probablemente no resulten efectivas.
Incluso, hay estudios que demuestran que las represas también pueden bloquear el flujo de sedimentos hacia las tierras cultivables que dependen de sus valiosos nutrientes.
Camboya podría perder más de 300.000 toneladas de pescado al año si se construyeran las represas propuestas, según un estudio encargado por la Comisión del Río Mekong en 2010, agencia multilateral creada por los cuatro países de río abajo para ordenar el desarrollo de la cuenca. La cifra supera la producción ganadera total del país.
Será muy difícil para los gobiernos reemplazar esa fuente clave de alimento con la producción intensiva de ganado.
En un estudio divulgado en una conferencia sobre gestión hídrica trasfronteriza, realizada en mayo en el marco de los preparativos para la cumbre de Río+20, el investigador Jamie Pittock afirma que los cuatro países de la cuenca baja del río Mekong necesitarán entre 5.700 y 28.300 kilómetros cuadrados de nuevas pasturas para sustituir la proteína perdida, dependiendo de cuántas represas realmente se construyan en el curso principal o en los tributarios.
Camboya será el país con más problemas porque tendrá que por lo menos duplicar sus tierras de pastoreo, en el peor de los casos solo para reemplazar la fuente de alimentos perdida.
Eso hará que los países de la región se vuelvan más dependientes de la importación de alimentos para cubrir la demanda.
"Reponer la seguridad alimentaria para millones de personas perjudicadas probablemente sea extremadamente costoso, y todavía debe considerarse de forma adecuada", señaló Ame Trandem, de International Rivers.
Los gobiernos de la región arguyen que las centrales hidroeléctricas son necesarias para el desarrollo.
Tailandia sería el principal beneficiario de la represa de Xayaburi. Pero organizaciones de la sociedad civil sostienen que las autoridades de ese país sobreestimaron sus necesidades energéticas.
El especialista Chuenchom Sangarasri Greacen sostiene que es el afán de ganancia, y no la demanda prevista, lo que está detrás de las proyecciones. El actual plan energético de Tailandia sobreestimó las necesidades del país en 13.200 megavatios, más de 10 veces la capacidad de la represa proyectada de Xayaburi.
"Ni siquiera necesitamos la energía de Xayaburi", señaló el experto, radicado en Estados Unidos.
"Si el proyecto se justificara por lo menos económicamente o desde una perspectiva energética, entonces habría un debate sobre si vale la pena el sacrificio o no. Aun si necesitáramos la energía, no creo que la iniciativa valga la pena", opinó.
"Pero lo triste es que ni siquiera se trata de un sacrificio. Ni siquiera se necesita", se lamentó.
Los planes para la construcción de represas en el río principal de la cuenca baja están interrumpidos porque los cuatro países involucrados no están de acuerdo en cómo proceder. Camboya y Vietnam pidieron más estudios antes del inicio de cualquiera obra. Pero la decisión final reposa en cada uno de los estados.
Laos se comprometió públicamente a posponer el inicio de las obras hasta que se hagan más investigaciones. Pero hay denuncias de que las autoridades ya habrían comenzado a construir infraestructura en la zona donde se construirá la represa.
La empresa tailandesa encarga del proyecto de Xayaburi, CH Karnchang, anunció en abril que cerró un acuerdo para construir la presa.