ÁFRICA: China e India, la imagen no es todo

China e India generaron una explosión de intercambios comerciales y de inversiones en África en la década pasada. Sin embargo, el primer país tiene fama de perjudicial para este continente, mientras que el segundo es visto con buenos ojos.

Obreros chinos frente a un nuevo hotel de cinco estrellas de 90 millones de dólares en Malawi. Crédito: Claire Ngozo/IPS
Obreros chinos frente a un nuevo hotel de cinco estrellas de 90 millones de dólares en Malawi. Crédito: Claire Ngozo/IPS
Beijing aparece como económicamente despiadado, en tanto que los intereses empresariales indios suelen ser considerados beneficiosos para África.

Pero las inversiones de ambos en África deben comprenderse en un contexto mayor, según especialistas que participaron en la conferencia "Money, Power and Sex: the Paradox of Unequal Growth" ("Dinero, poder y sexo: la paradoja del crecimiento desigual"), organizada por el Open Society Institute para Southern Africa, que terminó este jueves 24 en Ciudad del Cabo.

Los especialistas coincidieron en que es responsabilidad de los gobiernos africanos establecer normas firmes para el flujo de inversiones extranjeras y garantizar una relación directa entre comercio y desarrollo.

"No estamos fomentando nuestras comunidades económicas regionales ni la Unión Africana (UA) para obtener mejores acuerdos o el tipo de inversiones que necesitamos", se lamentó Buddy Kuruku, asesor en Liberia del Centro Africano para la Transformación Económica.
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Si África prioriza el desarrollo con apoyo de la UA, sus 54 países podrán controlar rápidamente las inversiones de las economías emergentes en sus territorios.

"Las potencias mundiales compiten por tener una presencia en el continente, y África puede beneficiarse de ello. Si los países de la UA trabajan de forma solidaria no le temerán a India ni a China", indicó Zhongying Pang, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Renmin de China, en Beijing.

Es muy pronto para decir qué impacto tendrán ambos países en África, pero "es potencialmente más positivo que negativo", sostuvo Howard French, exjefe de la oficina del diario The New York Times en China.

"Durante mucho tiempo, África no tuvo la posibilidad de elegir con quién quería mantener relaciones comerciales", indicó French, quien participa en una investigación de la Open Society Foundation sobre migraciones chinas a este continente.

La competencia entre China e India por oportunidades de inversión, además de Europa y América de Norte, ofrece a los países africanos un abanico de posibles socios comerciales y más peso para fijar las reglas de juego.

Según datos del Banco Mundial, la inversión extranjera directa de ambas potencias emergentes en África creció de forma drástica. De hecho, el gigante asiático ha sido el mayor inversor, donante de ayuda y socio comercial del continente. Los acuerdos para la construcción de infraestructura y de extracción de recursos ascendieron a unos 127.000 millones de dólares en 2010.

India tiene un peso mucho menor que China, pero su influencia en África aumenta a pasos agigantados. Actualmente tiene acuerdos comerciales por unos 46.000 millones de dólares en el continente y anunció que invertirá 70.000 millones en 2015.

"El estado chino es, por cierto, un enorme motor de la actividad económica en África, aunque India se esfuerza por promover sus inversiones en la extracción de recursos", puntualizó French.

Además, las exportaciones de África a Asia se triplicaron en los últimos cinco años hasta alcanzar 27 por ciento del total de las importaciones asiáticas, según datos de 2010 del Banco Mundial, que muestran una clara tendencia al rápido crecimiento del comercio Sur-Sur.

Esa tendencia aumenta desde que Sudáfrica se unió al grupo de Brasil, China, India y Rusia (BRIC) de economías emergentes en diciembre de 2010, cuando pasó a llamarse BRICS.

El interés de Beijing en África genera más desconfianza porque se basa principalmente en la actuación de enormes compañías estatales interesadas en grandes obras públicas y de infraestructura, como estadios, carreteras y vías férreas, muchas veces con fondos estatales y multilaterales.

"China tiene una política muy formal para fomentar sus intereses e inversiones en África. En cambio, India, no", explicó Kuruku, del Centro Africano para la Transformación Económica. Nueva Delhi tiene una perspectiva de corto plazo, con una estrategia de dos a cinco años.

La presencia de India en este continente es principalmente a instancias de empresas privadas y concentrada en la compra.

"Es decir que las compañías indias tienden a generar más empleo y a facilitar la transferencia de capacidades, a diferencia de las inversiones chinas, que muy pocas generan trabajo en África", apuntó Kuruku.

China expresó su compromiso para revertir su imagen negativa, y prevé revisar su política exterior en África con la esperanza de obtener beneficios políticos en este continente.

"Aprendimos de la críticas a nuestra política de inversiones. Si China quiere seguir desempeñando un papel en África, debe mantener sus principios de no interferencia, pero también agregar otros como las intervenciones multilaterales y políticas que contemplen la propiedad de la tierra", señaló Pang, de la Universidad Renmin.

Las empresas chinas también deben atenerse a las normas locales en material laboral y ambiental, facilitar la transferencia de capacidades a los países africanos y mejorar sus industrias.

Algunos analistas sostienen que India, en realidad, no es mucho mejor.

"India invirtió en comprar tierras cultivables para paliar la inflación de alimentos en su propio territorio", arguyó Aniket Alam, editor del Economic and Political Weekly, con sede en Mumbai. "No tiene mejores estándares laborales que China. La explotación, la corrupción y los sobornos cunden" en ese país, apuntó.

Al igual que China, India estuvo particularmente interesada en África para poder cubrir sus crecientes necesidades energéticas e invierte en países con recursos petroleros, como Angola, Nigeria y Sudán, añadió.

Ambos países tienen industrias que se modernizan con rapidez y una floreciente clase media con crecientes ingresos y poder de compra.

Esto hace que aumente la demanda de recursos naturales del sector extractivo y de productos agrícolas, pero también de mercados de exportación diversificados, como el de materias prima procesadas, productos de la industria ligera, bienes de consumo doméstico y alimentos.

Y África puede ofrecer todo eso.

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