Cuando Somalia, devastada por la guerra, fue a su vez afectada el año pasado por una hambruna que mató a decenas de miles de personas y desplazó a más de un millón, los medios acusaron rápidamente al grupo islamista Al Shabaab de impedir que la ayuda humanitaria llegara a su zona de control en el sur.
Pero según Ken Menkhaus, profesor de Ciencias Políticas en el Colegio Davidson en el oriental estado estadounidense de Carolina del Norte, las leyes antiterroristas adoptadas por Washington jugaron un papel igualmente fundamental en la obstrucción de la asistencia a las víctimas del hambre.
Al participar el miércoles 18 de un seminario organizado por el Departamento de Estudios de las Religiones en la Universidad de Helsinki, Menkhaus dijo que las organizaciones humanitarias suspendieron el envío de ayuda alimentaria a áreas afectadas por la sequía y controladas por Al Shabaab por temor a violar la Ley Patriótica de Estados Unidos.
El Congreso legislativo estadounidense aprobó esa norma en 2001 como parte de su respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. Según esta, cualquiera que provea apoyo material, aun sin quererlo, a un grupo considerado terrorista, podría sufrir penas severas.
Al Shabaab -célula de la red radical islámica Al Qaeda que lucha contra el Gobierno Transicional de Somalia y que controla vasta partes del sur, excepto Mogadiscio- es considerada una organización terrorista por Estados Unidos, y por tanto los grupos humanitarios temen ser acusados de colaborar con ella.
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Aunque la organización islamista indudablemente impidió que la asistencia llegara a las víctimas del hambre, arguyendo que el envío de alimentos era parte de una conspiración de Occidente para socavar a los agricultores somalíes, Menkhaus, especialista en el Cuerno de África, cree que allí no termina la historia.
"A muchos países occidentales, incluyendo mi propio gobierno, les gustaría que la conversación terminara allí y decir que toda la culpa es de Al Shabaab", señaló.
"Sin embargo, el otro escollo fue la política de Estados Unidos, que de hecho penaliza cualquier transacción en el sur de Somalia", añadió.
Otros países tienen leyes similares, pero la de Estados Unidos es la de mayor impacto, pues desde ese país proviene la mayor cantidad de ayuda alimentaria a Somalia.
En una trágica ironía, "la suspensión de la ayuda alimentaria al sur de Somalia fue la única cosa en la que el gobierno de Estados Unidos y Al Shabaab podrían coincidir, en detrimento de (millones de) somalíes", dijo Menkhaus a IPS.
En realidad, la Casa Blanca pudo haber aprobado una exención de la ley, protegiendo así el trabajo de los grupos humanitarios. Se han adoptado exenciones para agencias de ayuda que trabajan en el sur de Líbano y en Cisjordania, donde operan Hezbolá (Partido de Dios) y Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) respectivamente.
Pero Menkhaus cree que, en el caso de Somalia, el gobernante Partido Demócrata de Estados Unidos no quiere darle a su rival, el Partido Republicano, ventajas políticas de cara a las próximas elecciones presidenciales, dando la imagen de que es "blando con el terrorismo".
El gobierno de Barack Obama preparó un documento para amparar a las agencias de ayuda ante la Ley Patriota. Sin embargo, expertos legales señalaron que esas protecciones no existen realmente en el texto.
Los últimos pronósticos indican que Somalia podría afrontar pronto una nueva sequía, lo que desencadenaría otra crisis alimentaria este año. Hay una urgente necesidad de tomar decisiones preventivas, sobre todo por parte del gobierno de Estados Unidos, para evitar otra catástrofe humanitaria, alertó Menkhaus.
¿Al Shabaab pierde fuerza?
Un somalí que trabaja para una agencia de ayuda en el sur de su país, y que no quiso ser identificado para preservar su seguridad, dijo a IPS que Al Shabaab estaba perdiendo apoyo gradualmente. Cada vez más somalíes muestran resentimiento ante la política del grupo de realizar reclutamientos forzados y atentados suicidas.
Fundada en 2008 para resistir la invasión de las vecinas fuerzas etíopes, Al Shabaab fue una vez un movimiento popular, una fuerza considerada legítima para luchar contra el ejército invasor frente a la inacción del Gobierno Transicional. El grupo logró poner orden en varias regiones otrora desgarradas por bandas armadas y señores de la guerra.
Sin embargo, Menkhaus dijo que el grupo quedó muy debilitado tras sucesivas derrotas militares ante las fuerzas de paz de la Unión Africana, con 12.000 efectivos. Además, su táctica de perpetrar ataques suicidas entre la población civil le hizo perder apoyo.
Para 2008, Somalia se convirtió en el lugar más peligroso del mundo para el trabajo humanitario. "Un tercio de todas las bajas humanitarias no ocurrieron en Afganistán ni en Iraq, sino en Somalia", señaló Menkhaus.
Pero eso no es excusa para permitir que las víctimas del hambre perezcan en masa, subrayó.
La crisis somalí tiene además serio impacto en la región. El campamento de refugiados de Dadaab, en Kenia, con 520.000 personas, se convirtió en la tercera ciudad más grande de ese país, y es completamente insostenible.
Mientras, nómadas y agricultores que se quedaron sin tierras para cultivar se trasladan a centros urbanos.
Estos desplazados, sin formación técnica para encontrar empleo, van creando grandes tugurios de cientos de miles de personas en aldeas que antes solo contaban con unos pocos miles de habitantes.