Como muchos otros jóvenes del campo de Guinea, Abdoulaye Soumah pasó unos años en la capital del país tratando de hallar trabajo. Finalmente decidió volver a su aldea y transformó el terreno de siete hectáreas que heredó de sus padres en un modelo de éxito.
"Produzco unas tres toneladas de arroz por hectárea, y cosecho un total de 20 toneladas en noviembre. Me quedo con una pequeña parte para alimentar a mi familia y vendo el resto", contó Soumah cuando IPS recorrió su parcela en Somayah, a 50 kilómetros de Conakri.
"Una bolsa de arroz de 100 kilogramos se vende a 650.000 francos guineanos (unos 100 dólares). A mis cosechas generalmente las compran comerciantes rurales y algunos de la ciudad. Compran arroz sin procesar, que luego revenden en mercados de Conakri", señaló.
Soumah no posee maquinaria agrícola propia. Desde que inauguró su granja en 2008, ha dependido de familiares o de peones contratados en forma zafral, a quienes les paga menos de un dólar al día para las tareas intensas como la plantación, el desmalezamiento y la cosecha.
También recibe el apoyo de trabajadores locales de extensión agraria (aplicación de nuevas investigaciones y conocimientos en la agricultura), como Sékou Mansaré.
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"Aun cuando hay abundantes lluvias en la región, practicamos un sistema de arroz de regadío aquí", explicó Mansaré, señalando la red de pequeños diques y fosas que canalizan el agua hacia los campos de cultivo.
"A veces usamos bombas para ajustar el nivel del agua de acuerdo con lo que se necesita en las diferentes etapas del cultivo, o para drenar el agua antes de la cosecha", añadió el experto, que además defiende el uso de fertilizantes orgánicos.
Mansaré aconseja a los agricultores que utilicen, siempre que sea posible, recursos disponibles a nivel local. Él mismo elabora un fertilizante con desechos agrícolas, como estiércol de vaca o de gallina, mientras que para la irrigación utiliza el agua del cercano río Mériyéré.
El arroz es el alimento básico en este país de África occidental, que produce entre 500.000 y 700.000 toneladas al año, según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura.
Pero esto no es suficiente para alimentar a los 10,6 millones de habitantes, y por tanto Guinea debe importar entre 200.000 y 300.000 toneladas de arroz anuales.
Una iniciativa lanzada por el gobierno en 2011 procura reducir la dependencia de las importaciones incrementando la producción de agricultores como Soumah.
"Produzco una variedad local de arroz que se llama Djoukémé, muy valorada por la forma en que se expande cuando se cocina", dijo a IPS.
Gracias a que la granja le asegura ingresos de hasta 20.000 dólares anuales, este productor de 29 años puede enviar a sus hijos a la escuela, y logró construir su casa él mismo. Además, pudo reinvertir su dinero, comprando una pequeña manada de ovejas y una motocicleta, que utiliza como un taxi local.
"La granja de Soumah debe ser un ejemplo para otros jóvenes que se resisten a vivir de la tierra. Deberían inspirarse por este éxito", dijo Koleya Bangoura, residente de Somayah.
No obstante, reconoció que "la agricultura es difícil", y que "los jóvenes no siempre tienen acceso a créditos para financiar sus proyectos".
Bangoura también admitió que había escasez de tierras debido a la expansión urbana.
En mayo de 2011, Guinea y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) firmaron un acuerdo para un plan de apoyo al sector por 31 millones de dólares. El objetivo de la iniciativa es incrementar los ingresos y la seguridad alimentaria de la población rural guineana.
"La IFAD, trabajando con Guinea, está invirtiendo mucho en respuesta al desafío de la inseguridad alimentaria", dijo el ministro de Agricultura, Jean Marc Telliano, durante una reunión en Roma en febrero.
Pero Soumah, al hablar con IPS, reveló no contar con información suficiente sobre ese tipo de programas.
"Escuché que las condiciones para ser seleccionado para un préstamo eran muy rigurosas", dijo a IPS. "En cualquier caso, no me quiero volver dependiente de un apoyo como ese".
Por su parte, Ibrahima Bangoura, de la Asociación de Jóvenes para el Desarrollo Agrícola, con sede en Conakri, indicó: "Debemos mejorar la idea que se tiene de la financiamiento entre los principales actores del sector agrícola. Es una responsabilidad clave del gobierno y de los donantes".