El papa Benedicto XVI comenzará este lunes 26 una visita de tres días a Cuba, donde su antecesor Juan Pablo II logró un espacio de apertura hacia el catolicismo, que se dinamizó bajo el gobierno de Raúl Castro, un marxista convencido que intenta modernizar su modelo socialista de desarrollo.
Sin embargo, el Papa marcó diferencias en sus primeras declaraciones tras emprender viaje hacia México, primera escala de su viaje a América Latina iniciado el viernes 23. Según versiones de periodistas que lo acompañan en su avión, comentó que en la época actual la ideología marxista ya no responde a la realidad.
"Queremos ayudar a través de un espíritu de diálogo a evitar traumas y contribuir a (la creación) de una sociedad justa", agregó Benedicto XVI, en referencia a Cuba.
Castro ha aclarado que el proceso de actualización de la economía emprendido por su gobierno excluye cualquier posibilidad de apartarse del socialismo.
Interrogado respecto de las afirmaciones del Papa, el canciller cubano Bruno Rodríguez reaccionó con ecuanimidad, aunque defendió el proyecto social de su país como democrático, escogido genuinamente y en constante perfeccionamiento. "Escucharemos con todo respeto a su Santidad", puntualizó, tras considerar útil todo intercambio de ideas.
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El jefe de la diplomacia cubana realizó breves declaraciones a la prensa acreditada al dejar inauguradas el viernes las salas de prensa en La Habana y Santiago de Cuba para la cobertura de la visita papal, que incluye sendas misas campales en esas dos urbes, las más populosas del país.
Tras finalizar su estancia en México el lunes 26, Benedicto XVI viajará a Santiago de Cuba, ubicada a 861 kilómetros al este de La Habana, donde será recibido por Castro, por el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, y por el obispo local Dionisio García, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), entre otras autoridades.
El gobernante y los dos altos prelados sostuvieron en mayo de 2010 un inédito diálogo, que derivó en la excarcelación de unos 130 presos, inclusive los 53 opositores del llamado Grupo de los 75 que aún estaban recluidos tras ser condenados a severas penas bajo cargos de conspirar con Washington con fines subversivos.
Las liberaciones aliviaron las tensiones internacionales sobre Cuba, aunque, a juicio de analistas, más importante aún resultó el reconocimiento de la Iglesia Católica como interlocutora válida del Estado para la búsqueda, "entre cubanos", de una solución a los problemas de la nación, sin interferencias ni condicionamientos externos.
Ese clima de entendimiento favoreció el protagonismo de la Iglesia en 2011, con la peregrinación por todo el país de la Virgen de la Caridad del Cobre. Las procesiones, que transcurrieron entre agosto y diciembre, fueron el preámbulo de la celebración este año del cuarto centenario del hallazgo de la imagen de la patrona de Cuba.
La Caridad del Cobre arrastra el fervor de creyentes, pero también de no creyentes que la respetan como símbolo nacional. El icono original de la Virgen, coronada y ataviada con un manto dorado, se guarda en el Santuario del Cobre, localidad cercana a Santiago de Cuba, que será visitado por el Papa el martes 27. De ahí que en la profusa propaganda previa a su llegada se presenta a Benedicto XVI como "peregrino de la Caridad". "Su viaje a Cuba tiene un marcado carácter religioso, aunque debido al contexto actual no carece de contenido político", comentó a IPS el investigador y especialista en historia de las religiones, Enrique López Oliva.
En opinión de este experto, la Iglesia Católica ha logrado ampliar su espacio de manera importante a partir de la visita de Juan Pablo II (1920-2005), proceso que se "dinamizó" con el diálogo del presidente Castro y la jerarquía eclesiástica. "La Iglesia tiene hoy mayores facilidades para desarrollar su misión", consideró.
Entre otros hitos, el estudioso mencionó la autorización para oficiar misas en las cárceles, la construcción de un nuevo seminario a cuya inauguración asistió Castro, el aumento de las publicaciones propias de la Iglesia, algunas de gran prestigio como Espacio Laical y Palabra Nueva, y una mayor actividad de las parroquias en labores educativas y sociales.
En entrevista otorgada al diario L'Osservatore Romano, del Vaticano, el propio cardenal Ortega reconoció que la Iglesia cubana tiene ahora más agentes pastorales, como sacerdotes y religiosas, en tanto se admite la entrada de misioneros. También existe un mayor acceso a los medios de comunicación, si bien no de manera sistemática, y hay más facilidades para celebraciones públicas.
Para el arzobispo habanero, el Papa visitará una Cuba encaminada a un nuevo tiempo, tanto a nivel social como religioso. "Una época de aperturas que se han de consolidar", remató.
Ortega también se refirió a las reformas económicas que lleva a cabo el gobierno de Castro en materia agrícola, construcción de viviendas, legalización de trabajos por cuenta propia, el crédito, la compra y venta de viviendas y automóviles y la creación de pequeñas empresas privadas, entre otras.
Al finalizar 2011, el gobierno de Castro decidió indultar a casi 3.000 presos en atención a la visita del papa Benedicto XVI y al año jubilar (2012, año santo) por el 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad.
Las excarcelaciones masivas también respondieron a solicitudes de familiares y de instituciones religiosas, incluso la católica.
Un indulto a raíz de la visita de Juan Pablo II permitió entonces dejar libres a 299 presos, aunque las excarcelaciones más numerosas se produjeron tras las reuniones entre emigrados y autoridades de esta isla caribeña, entre el 20 y el 21 de noviembre de 1978, con la salida de unos 3.600 reclusos.