Opositores que se identifican como miembros del Partido Republicano de Cuba (PRC) se mantenían este jueves 15 encerrados en una iglesia de La Habana en espera de que sus demandas sean escuchadas, pese a que la jerarquía católica rechazó el uso de los templos para fines políticos.
"Queremos dialogar con alguien del gobierno, pero en presencia de la Iglesia, la prensa nacional y extranjera, y que dejen entrar al país a nuestro presidente, Ibrahim Vos (residente en Estados Unidos)", dijo a IPS por teléfono Fred Calderón, uno de los 13 disidentes que ocupan desde el martes 13 la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad.
El encierro en el templo católico se produce en vísperas de la llegada al país del papa Benedicto XVI, el día 26. Se trata de la segunda visita de un pontífice a la isla desde la realizada en 1998 por Juan Pablo II (1920-2005).
Durante este jueves, la nave principal del templo permanecía abierta para los fieles que acudían a orar y dejar sus ofrendas frente al altar de la virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, según constató IPS. En el exterior y en las inmediaciones de la iglesia había normalidad.
"El templo es sagrado. Estas personas no deben buscar a la Iglesia para sus fines políticos", comentó una florista privada, situada frente la parroquia.
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En una nota de prensa distribuida el miércoles y publicada íntegramente este jueves por el diario oficial Granma, el arzobispado de La Habana calificó la ocupación de acto "ilegítimo e irresponsable" y alertó que se "trata de una estrategia preparada y coordinada por grupos en varias regiones del país".
"No es un hecho fortuito, sino bien pensado y al parecer con el propósito de crear situaciones críticas a medida que se acerca la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba", agregó el texto firmado por el vocero de la archidiócesis Orlando Márquez. El pontífice llegará a La Habana procedente de México, primer punto de su gira latinoamericana.
"Nadie tiene derecho a convertir los templos en trincheras políticas. Nadie tiene derecho a perturbar el espíritu celebrativo de los fieles cubanos, y de muchos otros ciudadanos, que aguardan con júbilo y esperanza la visita del Santo Padre Benedicto XVI a Cuba", insistió la nota del arzobispado.
Miembros de la disidencia interna también expresaron su desacuerdo con el plantón en el templo católico. "Estas personas deben tener cordura, retirarse y respetar la visita del Papa, que no es política, sino pastoral y en ocasión del cuarto centenario del hallazgo de la virgen de la Caridad, que es un símbolo que nos une a todos", comentó a IPS la periodista Miriam Leiva.
En opinión de esta comunicadora independiente, "el pueblo puede ver esta acción disidente como algo negativo y provocar su rechazo, cuando lo que hay que lograr es la unidad". "Además, no podemos pretender que el Papa venga a hacer lo que debemos hacer nosotros. Existen otras formas de expresar nuestras convicciones", remató.
Los reclamos del grupo del PRC incluyen excarcelación de presos, alza de salarios y pensiones, cese de persecución a opositores, derecho a propiedad privada y a crear medios alternativos de información, acceso a Internet, "marco legal para un estado de derecho" y libertad de viajar al extranjero.
Para el economista Oscar Espinosa Chepe, la ocupación del templo crea una situación de inestabilidad contraria al espíritu de la visita de Benedicto XVI, quien "trae un mensaje de unidad y racionalidad que el país necesita."
"No puedo estar de acuerdo con esa medida opositora", recalcó el expreso del llamado grupo de los 75, ya todos liberados.
Espinosa defendió el papel de la Iglesia en la sociedad cubana. "Esta institución juega un papel de puente entre todos los cubanos, a quienes nos hace falta el entendimiento, buscar el diálogo en vez de vernos como enemigos. Es difícil, pero con respeto se puede avanzar en la diversidad", consideró.
La acción disidente, que incluía la ocupación de templos en distintos puntos del país, comenzó algunas horas antes de la transmisión televisiva de un mensaje del Cardenal Jaime Ortega, arzobispo de la Habana. En su alocución, Ortega insistió en el carácter evangelizador de la gira de pontífice.
El Papa siente que viene a confirmarnos en una fe dormida y que "está quizás un poco borrada", pero presente en el corazón del pueblo, dijo Ortega, tras recordar las multitudes que siguieron en 2011 la peregrinación por todo el país de la virgen de la Caridad, como preámbulo a la celebración, este año, del cuarto centenario del encuentro de su imagen.
La alocución del cardenal, trasmitida por el canal líder de la televisión cubana, siguió a un editorial del oficial diario Granma, el lunes 12, que valoró la visita como expresión de las "excelentes" e ininterrumpidas relaciones entre la Santa Sede y Cuba.
Desde su llegada a Santiago de Cuba, en el oriente del país, "las cubanas y cubanos recibiremos y acompañaremos al Papa", indicó el periódico. "Su Santidad conocerá a un pueblo seguro en sus convicciones, noble, instruido, ecuánime y organizado, que defiende la verdad y escucha con respeto", afirmó.
Los preparativos y la estadía de cinco días en Cuba del papa Juan Pablo II en 1998 marcaron un camino de distensión, acercamiento y mayor apertura religiosa en el país. Ese clima tuvo un nuevo hito en mayo de 2010, a raíz del diálogo entre Ortega y el presidente Raúl Castro.
El proceso abierto desde entonces tuvo entre sus frutos la liberación de 130 presos y el reconocimiento de la Iglesia Católica como un interlocutor válido del Estado en el contexto nacional, para la búsqueda "entre cubanos" de una solución a los problemas de la nación, sin interferencias ni condicionamientos externos.