Estudios científicos constatan que el calentamiento está haciendo estragos en el Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo más grande del mundo y de gran valor biológico y económico. Los esfuerzos para protegerlo aún son débiles.
Los arrecifes de coral sufren el aumento de la temperatura superficial del mar, que provoca su blanqueamiento o pérdida de pigmentación.
"Esto no es más que la muerte de los corales debido a la desaparición de las algas zooxantelas, que se encuentran en simbiosis con estos ecosistemas", dijo a Tierramérica el especialista Juan Carlos Villagrán, de la entidad The Nature Conservancy en Guatemala.
Las algas cubren a los pólipos, animales muy pequeños a los que entregan también alimento -azúcares y aminoácidosy de los que obtienen a su vez un lugar seguro para vivir y con la luz que necesitan para la fotosíntesis.
Un trozo de coral es un ecosistema simbiótico, una colonia de miles de pólipos que producen esqueletos de piedra caliza con forma de taza, utilizando el calcio del agua marina.
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Los pólipos van formando con los años curiosas estructuras y luego arrecifes que son hábitat propio, de las zooxantelas y de muchas otras especies de flora y fauna.
"Está ocurriendo una pérdida acelerada de estos ecosistemas con consecuencias económicas", pues "son sustento de muchas especies pesqueras de importancia comercial como langostas, caracoles, meros y pargos", agregó Villagrán.
El Sistema Arrecifal Mesoamericano es el más largo de América y el segundo del mundo después de la Gran Barrera de Coral de Australia. Se extiende más de 1.000 kilómetros desde el extremo norte de la península de Yucatán, en México, pasando por las costas de Belice y Guatemala hasta las Islas de la Bahía en Honduras.
Los arrecifes guatemaltecos de Punta de Manabique y Sarstún, en la costa del mar Caribe cerca de la frontera con Honduras, no escapan a los efectos del cambio climático.
Pero "en Guatemala, como en muchos países de Centroamérica, el tema marino-costero ha sido históricamente relegado a pesar de su enorme importancia económica, social y ecológica", señaló Villagrán.
El informe 2010 Report Card for the Mesoamerican Reef sostiene que seis por ciento del arrecife estaba en condición crítica en 2008, y dos años después ese estado alcanzaba a 31 por ciento.
Las amenazas principales son el desarrollo costero, el turismo, la sobrepesca, el calentamiento de los mares y los huracanes, según el estudio de la entidad no gubernamental Healthy Reefs/Iniciativa de Arrecifes Saludables (HRI).
El arrecife mesoamericano experimentó eventos de blanqueamiento en 1995, 1998, 2003, 2005, 2008, 2009 y 2010, indica el informe.
El efecto del cambio climático "escapa de nuestra región y no es algo que podamos remediar nosotros mismos", dijo a Tierramérica el funcionario del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales de Guatemala, Mario Díaz.
América Central contribuye con menos de 0,5 por ciento del total mundial de emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento, indica el estudio "La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe 2009", de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Pero es una de las regiones más vulnerables a eventos meteorológicos graves.
Sin embargo, los países del arrecife mesoamericano tampoco salen bien parados de un análisis sobre las medidas que podrían tomar por sí mismos para proteger esta riqueza del cambio climático y de otras actividades humanas.
Los esfuerzos de los cuatro países fueron calificados con 2,7 puntos, "regular", sobre un total de cinco, en el "Informe de avances de los países del Arrecife Mesoamericano 2011" realizado por HRI en colaboración con el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés).
En el punto sobre mapeo de los arrecifes con más probabilidad de ser resilientes al calentamiento de los mares, México, Belice, Honduras y Guatemala obtuvieron una calificación promedio de dos puntos, equivalente a "mal".
En cuanto a su participación en tratados internacionales o regionales que apoyen la conservación, no alcanzaron más de tres puntos, otra vez "regular".
En los corales de Honduras, las consecuencias del calentamiento se hicieron evidentes en los últimos 15 años, dijo a Tierramérica el activista Andrés Alegría, de la no gubernamental Friends of Roatan Marine Park.
"El reto" es garantizar que "los arrecifes se mantengan sanos para que, cuando estos cambios a gran escala ocurran, tengan suficiente fuerza para recuperarse", señaló.
En ese país, los corales son una fuente importante de ingresos de dos sectores: la pesca industrial y artesanal, "que provee alimentación a miles de personas", y el turismo, apuntó Adrián Oviedo, de la no gubernamental Honduras Coral Reef Fund.
Pero no solo el cambio climático está matando al arrecife mesoamericano.
El estudio de HRI calificó "mal" la sostenibilidad del sector privado y el saneamiento de los cuatro países.
Los gobiernos deben "adoptar los estándares de manejo de aguas residuales de clase I, es decir, menores contaminantes permitidos en las descargas e infraestructura adecuada para tratar esas aguas", dijo a Tierramérica la coordinadora de HRI en México, Marisol Rueda.
En cuanto al sector privado, apuntó Rueda, se necesita mayor participación del sector hotelero y recreativo en la adopción de estándares voluntarios y programas de certificación ecológica.
* El autor es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 3 de marzo por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.