Una novedosa investigación en Argentina indica qué saben y qué creen del cáncer de cuello de útero las mujeres de las provincias del país donde se registra la mayor mortalidad por causa de este tipo de tumor.
A pesar de que hoy existen herramientas eficientes para prevenirlo y que es obligatoria y gratuita la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para las niñas de 11 años, la mortalidad por cáncer cérvico-uterino no desciende en Argentina y la distribución territorial de la carga es extremadamente desigual.
Sobre ese diagnóstico partió el estudio titulado "Lo que piensan las mujeres: Conocimientos y percepciones sobre cáncer de cuello de útero y realización del Pap" (Papanicolaou), publicado por el Ministerio de Salud de Argentina y la Organización Panamericana de la Salud.
La investigación concluyó que las mujeres tienen una vaga percepción y expresan confusión ante este problema de salud. La mayoría de ellas desconocen que el VPH, que se contagia por vía sexual, puede ser causa de este tipo de cáncer.
"No siempre saben para qué sirve el Pap", alertan las autoras del informe, refiriéndose al examen por el que se extrae periódicamente una muestra de tejido del cuello uterino para analizar y detectar a tiempo una lesión cancerosa.
Una de las autoras, la médica Silvina Arrossi, dijo a IPS que "el objetivo fue tener información acerca de la percepción y el conocimiento de las mujeres sobre este cáncer, para poder incorporar su visión en el diseño de estrategias de prevención".
Arrossi es coordinadora científica del Programa Nacional de Prevención del Cáncer-Cérvico Uterino, mal que se ubica como la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres que tienen entre 35 y 64 años.
"Queríamos saber si en la información que manejan había obstáculos para diseñar materiales educativos amigables que nos permitan removerlos", explicó.
Para el estudio fueron entrevistadas mujeres en la oriental provincia de Buenos Aires, la más populosa del país, y en las norteñas Jujuy, Salta, Misiones y Chaco, que concentran las más altas tasas de muerte por este tumor.
Esta selección se basa en que el promedio de mortalidad por esta enfermedad en el país es de 7,5 cada 100.000 mujeres. Las dos puntas de la estadística están en esas cuatro provincias, donde el indicador llega a 15 fallecimientos cada 100.000 y en la ciudad de Buenos Aires, que cae a cuatro cada 100.000.
Las mujeres entrevistadas brindan información reveladora. No pocas creen que el cáncer vive latente en el organismo y "se despierta" ante un aborto, una relación sexual brusca o la colocación de un DIU (dispositivo intrauterino).
"En esta lógica, el Pap, entendido como un procedimiento invasivo, podría también tocar o despertar al cáncer dormido", alerta el trabajo. Una de las mujeres dijo que su suegra, de 52 años, nunca se hizo ese estudio por ese temor.
Otra idea errónea que se reitera mucho en los testimonios es que una mujer mayor, si ya no tiene relaciones sexuales y se siente bien, no necesita hacerse el Pap. "Si no tengo nada, ¿para qué voy a ir al doctor?", se pregunta una de las entrevistadas.
Las mujeres se refieren a otras trabas relacionadas con su rol en el hogar, que las lleva a postergarse. "¿Quién le va a servir la comida a tu papá?", le preguntaba una mujer a su hija, según contó esta última, cuando exhortaba a su madre a hacerse el Pap.
El estudio permite conocer también que las mujeres no están siempre lo suficientemente bien informadas sobre el cuidado sostenido que necesitan para prevenir la enfermedad.
El testimonio de una chaqueña de 38 años, que tiene nueve hijos y nunca se hizo el Pap pese a que acudió muchas veces a la consulta médica por sus embarazos y partos, evidencia fallas en el sistema de salud. Las fuentes más comunes de información sobre la enfermedad citadas por ellas son la televisión, la radio u otras mujeres. En cambio, se señala poco al sistema sanitario como fuente de conocimiento.
Varias mujeres aluden al cáncer como la "pudrición", en relación al olor fétido del flujo cuando el mal está avanzado. Tienen una visión fatalista y pesimista sobre la enfermedad. En algunos casos sostienen directamente que "no se cura".
Otro dato preocupante es que hay mujeres que se hacen el Pap, pero no retiran el resultado, lo cual indicaría, según las autoras del trabajo, que no comprenden del todo la importancia de realizarse el examen y luego darle seguimiento.
También se comprobó entre las entrevistadas un "desconocimiento completo", en general, de que el VPH no tratado es causa principal del posible desarrollo del cáncer de útero.
El Ministerio de Salud incorporó en octubre pasado la vacuna contra el VPH en el calendario obligatorio para las niñas de 11 años. Arrossi cree que la campaña ayudará a aumentar el conocimiento de la relación entre el virus y el cáncer.
El estudio de Arrossi, realizado en conjunto con Nina Zamberlin y Laura Thouyaret, destaca que, pese a que existen estas herramientas "altamente efectivas y de bajo costo" para prevenir el mal, este sigue estando entre las principales causas de muerte por cáncer de las mujeres de países en desarrollo.
La experiencia en el mundo industrializado muestra que el Pap es efectivo para reducir la incidencia y la mortalidad, recuerdan las investigadoras. Sin embargo, señalan que en América Latina la incidencia no decae debido a la "baja cobertura" del análisis.
"La mortalidad por cáncer de cuello uterino en Argentina no muestra descensos significativos en los últimos 40 años y la distribución de la carga es extremadamente desigual", remarcan.
El Ministerio de Salud detectó en 2009 que, en el noreste y el noroeste del país, solo 46 por ciento de las mujeres entre 35 y 64 años se habían hecho el Pap en los dos años anteriores a la consulta.
A partir de esta nueva investigación, que incorpora la perspectiva de ellas, se diseñó una fotonovela en la que una mujer le dice a su hija que ella ya no necesita hacerse el Pap porque es mayor. Pero la joven le explica a su madre que sí debe hacérselo.
También se trabajará con los equipos que brindan consejería a las mujeres en centros de salud para que no se limiten a entregar folletos, sino que generen espacio de diálogo e intercambio de información con ellas, indicó Arrossi.
Debido a que en la encuesta muchas mujeres admitieron sentir pudor ante un médico varón, se recomendará además que en los equipos de salud haya siempre una mujer para tomar muestras para el Pap.