ANGOLA: Medios silenciados y opositores reprimidos

Activistas por los derechos humanos alertan sobre el deterioro del clima político en Angola, luego de que la policía hiciera una redada a un periódico privado y se produjeran ataques a manifestantes opositores.

Convocatoria a una manifestación contra el gobierno. Crédito: Louise Redvers/IPS
Convocatoria a una manifestación contra el gobierno. Crédito: Louise Redvers/IPS
El lunes 12, un total de 20 computadoras fueron incautadas de las oficinas de Folha 8, una de las pocas publicaciones privadas críticas al gobierno. La policía portaba una orden para investigar "crímenes de ultraje contra el Estado".

El cierre del periódico y el interrogatorio a su editor, William Tonet, a quien también se le confiscó la batería de su teléfono celular, se produjeron 48 horas después de que jóvenes angoleños intentaran realizar manifestaciones en Luanda y en la sureña ciudad costera de Benguela.

Las marchas fueron convocadas para protestar contra las irregularidades en el proceso electoral, que incluyen el nombramiento de un miembro del partido de gobierno para dirigir la Comisión Nacional de Elecciones.

Apenas unas decenas de personas se reunieron en cada ciudad, pero aun así no se permitió que ninguna protesta completara su recorrido previsto.
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En Benguela, policías fuertemente armados dispersaron a los manifestantes y realizaron varios arrestos. En Luanda, donde los días previos hubo informes de redadas a hogares y amenazas a los organizadores, grupos armados no identificados realizaron ataques callejeros contra los activistas, con un saldo de varias personas seriamente heridas.

"Estamos especialmente preocupados sobre lo que está ocurriendo en Angola, porque este es un año electoral, en el que las personas deben tener derecho a expresarse libremente", señaló Lisa Rimli, de Human Rights Watch http://www.hrw.org/. "Las personas no pueden realizar manifestaciones públicas, lo cual es su derecho bajo la Constitución, y el hecho de que los periódicos privados sean atacados así es muy preocupante", agregó esta investigadora para Angola de la organización humanitaria con sede central en Nueva York.

Rimli dijo estar especialmente alarmada por el tipo de violencia perpetrada contra los manifestantes.

"Los atacantes estaban armados y golpeaban las cabezas de las personas", señaló, para añadir: "Hubo mucha suerte de que nadie muriera".

La Policía Nacional angoleña responsabilizó de la violencia a grupos armados rivales y a "vándalos", y un portavoz prometió una completa investigación de lo ocurrido.

En Luanda comenzó a circular un panfleto de un supuesto grupo juvenil atribuyéndose los ataques y señalando que su objetivo era hacer "respetar las elecciones" y preservar la paz.

Pero Luaty Beirão, un popular rapero angoleño que organizó la marcha en Luanda y quien también fue golpeado en la cabeza, dijo que él y sus amigos habían sido atacados en realidad por miembros encubiertos de de una fuerza bien entrenada.

"Tan pronto como llegamos al lugar de encuentro, pudimos ver a un grupo de personas golpeando al azar, y vinieron hasta nosotros incitándonos a pelear", contó a IPS.

"Como nos negamos, cambiaron el tono y dijeron que si nos íbamos y cancelábamos la manifestación, no dejarían en paz", agregó. "Nos negamos otra vez y entonces vinieron por nosotros. Apenas recuerdo haber recibido un golpe en la cabeza y haber caído al suelo, y luego escuchar varios disparos al aire".

Beirão, de 30 años, a quien los médicos debieron darle varios puntos de sutura en la cabeza, señaló: "La policía no estaba por ninguna parte, y por la forma en que esos tipos nos rodeaban uno podía ver que sabían lo que hacían, no eran matones comunes".

A pocos kilómetros de distancia, el secretario general del pequeño partido opositor Bloque Democrático, Filomeno Vieira Lopes, quien se dirigía al lugar de la protesta, también fue atacado y trasladado a un hospital con heridas en su cabeza y en un brazo.

"Considerando que 2012 es un año electoral, estos acontecimientos son realmente preocupantes", dijo Sizaltina Cutaia, de la oficina angoleña de la Iniciativa de una Sociedad Abierta para África Austral http://www.osisa.org/.

"Nos revelan la situación en que se encuentra la participación política en Angola, donde la libertad de reunión y de manifestación son sistemáticamente negadas a los ciudadanos. Se trata de una verdadera amenaza a la democracia", afirmó.

Hasta ahora, las protestas políticas eran raras en Angola. Pocos se atrevían a criticar a las autoridades por temor a perder sus empleos o la poca estabilidad lograda desde que terminó en 2002 la guerra civil de tres décadas.

Pero, desde marzo del año pasado, movimientos de jóvenes han comenzado a salir a las calles exigiendo una distribución equitativa los dividendos de la paz en este país rico en petróleo, y en respuesta a la debilidad de la oposición en el parlamento.

Además de quejarse por la desigualdad y la mala calidad de los servicios públicos, los jóvenes piden la renuncia del presidente José Eduardo dos Santos, en el poder desde hace 32 años y quien comanda el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), que gobierna el país desde su independencia en 1975.

"Para nosotros, el gran tema es Dos Santos. Tiene que irse", dijo Beirão. "Queremos que renuncie. Treinta y dos años son demasiados para que un hombre gobierne un país". "La juventud está harta de lo que ocurre aquí. La gente puede fingir que todo está bien, pero no es así. Nuestro país no está siendo gobernado de forma adecuada, no hay inversiones en salud ni educación, y muchas personas están sufriendo", añadió.

Angola es una de las economías de más rápido crecimiento en África. Se prevé que su producto interno bruto crezca 12 por ciento este año.

La mitad de la población, sin embargo, permanece en la pobreza y sin acceso a agua potable, y el país tiene una de las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo: uno de cada cinco niños mueren antes de cumplir los cinco años.

"La gente sabe que las cosas no están bien, pero tienen demasiado miedo de perder sus empleos y familias", indicó Beirão, cuyo padre fue miembro del MPLA.

"Pero, para mí, los que se mantienen en silencio simplemente son cómplices de las injusticias que ocurren aquí", afirmó.

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