Seis países que comparten el río Mekong son arrastrados a una guerra por el territorio y el desarrollo, que deja al descubierto iniciativas del gobierno de Estados Unidos y sus aliados asiáticos Japón y Corea del Sur- de contener la creciente influencia de China en la región.
La intranquilidad emerge mientras el Banco Asiático de Desarrollo celebra el 20 aniversario de su emblemático programa de desarrollo de la Subregión del Gran Mekong (GMS, por sus siglas en inglés), que desde su lanzamiento atrajo cerca de 14.000 millones de dólares en inversiones.
La institución financiera internacional, con sede en Manila, espera que su nuevo "Marco estratégico para 2012-2022" amplíe los beneficios subregionales para Birmania, Camboya, Laos, Tailandia, Vietnam, la sureña provincia china de Yunnan y la vecina región autónoma de Guangxi.
"El gobierno chino valora el programa GMS. Es otra manera de que el gobierno central fortalezca su compromiso multilateral en la región", dijo Yushu Feng, economista para la cooperación regional del Banco Asiático en un taller para periodistas del área.
"China será la anfitriona de la reunión ministerial de la GMS este año", agregó.
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Este sentimiento fue compartido en un análisis del periódico China Daily sobre el "desarrollo dorado" ocurrido durante los primeros 20 años del GMS, por el cual se crearon unos 220 proyectos en las áreas de transporte, energía, telecomunicaciones, ambiente, agricultura y turismo en una zona otrora fracturada por las guerras.
"Estas iniciativas han generado beneficios reales a la población del área, contribuyendo de modo significativo al crecimiento de la economía local y a la reducción de la pobreza, cimentando el camino para una subregión próspera, integrada y armoniosa", señaló el diario cuando el Banco prepara un nuevo plan de desarrollo a 10 años.
La afinidad regional a través del río Mekong ha sido crucial para que China profundizara sus vínculos con el bloque regional más grande y de más peso político y económico: la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
Integran esa agrupación Brunei, Filipinas, Indonesia, Malasia, y Singapur, además de los países GMS.
Pero también hay otros actores internacionales, que incluyen la Iniciativa para el Bajo Mekong del gobierno de Estados Unidos, el Programa de Asociación Japón-Mekong y la cooperación para el desarrollo Corea del Sur-Mekong.
Para los analistas de temas de desarrollo que siguen de cerca los avances en la subregión del Mekong, estas iniciativas hacen más que desafiar el monopolio de que goza el Banco Asiático a través de su programa GMS. También tienen implicaciones geopolíticas, dado que China fue excluida de la mesa de negociaciones.
"El creciente rol de desarrollo de Japón en la región del Mekong desde 2007 (se originó en) una iniciativa independiente del Ministerio de Relaciones Exteriores japonés", dijo Toshiyuki Doi, asesor de Mekong Watch, una organización no gubernamental japonesa.
Su principal objetivo fue excluir a China, agregó.
"Al Ministerio de Relaciones Exteriores le ponía nervioso que China se volviera cada vez más grande en la región. Tuvo que tramar algo para involucrarse y así contrarrestar esa creciente influencia", explicó a IPS.
Japón se comprometió a aportar cerca de 6.500 millones de dólares en asistencia al desarrollo entre 2009 y 2012, para fortalecer el comercio y la infraestructura de este a oeste de la región. Y en octubre, Corea del Sur propuso un proyecto de desarrollo cuya meta era revivir el transporte ferroviario en el Mekong.
Una mejora en las relaciones con Washington hizo que Birmania ingresara a la Iniciativa para el Bajo Mekong.
Durante su visita en diciembre a esa nación del sudeste asiático, la secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Hillary Rodham Clinton, invitó a Birmania a integrarse a la Iniciativa.
Esta ha puesto su mira en el ambiente, la salud, la educación y la construcción de infraestructuras mediante una asistencia anual de unos 220 millones de dólares.
Tal competencia ha generado preocupación en torno a un inevitable choque de intereses. "Estamos presenciando un juego de poderes y hay peligro de que las agendas se superpongan", dijo Ruth Banmonyong, directora del Centro de Investigaciones Logísticas en la Universidad Thammasat de Bangkok.
"El interés de lo países del Mekong debería ser una prioridad en estos esfuerzos por contrarrestar a China", agregó.
"Está bien contar con todas estas iniciativas, pero el problema es la coordinación. No queremos que haya duplicaciones", declaró a IPS.
Incluso altas figuras del gobierno prefieren la cooperación a la competencia. "Las asociaciones entre la subregión del Mekong y países más grandes ayudaría", dijo a IPS el canciller tailandés, Surapong Tovichakchaikul.
"No creo que deba haber competencia La subregión necesita ayuda", añadió.
De la cooperación se beneficiarán 60 millones de personas que viven en la cuenca baja del Mekong, que inicia su viaje de 4.660 kilómetros en Tíbet, serpentea a través de la provincia de china de Yunnan y Birmania, antes de tocar Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam, para finalmente desembocar en el mar de China.
La cooperación económica en el marco del programa GMS hizo que incremento del producto interno bruto de la subregión alcanzará un promedio anual de casi ocho por ciento, "mientras que los ingresos reales por persona más que se triplicaron entre 1993 y 2010", según el banco regional.
Pero la geopolítica no es la única razón que determina las nuevas iniciativas para el Mekong, que se suman a las anteriores, como la del Banco Asiático de Desarrollo. Incluso los proyectos aprobados por los nuevos socios para el desarrollo revelan una cultura de la asistencia diferente de la del GMS.
"El Banco es visto como un intermediario honesto, y su agenda es la de los países GMS", destacó el economista Yushu.
"Pero cuando Japón interviene, es con la agenda de Japón, y cuando Estados Unidos interviene, es con la agenda de Estados Unidos", puntualizó.