Sala Aminata, una trabajadora en el hogar de la División de Logone y Shari, en la Región del Extremo Norte de Camerún, no sabe cómo alimentará a sus seis hijos con su magro salario.
"Antes podía comprar una bolsa de maíz con 24,5 dólares", señaló. Pero ahora cuesta 34,5 dólares, casi un tercio de su ingreso mensual de apenas 101 dólares. Pero no solo aumentó el maíz.
La bolsa de sorgo rojo pasó de 20,4 a 28,4 dólares el año pasado. "Los precios de los alimentos aumentan y nosotros somos demasiado pobres para pagarlos", se lamentó.
El alza se produjo luego de que una sequía a fines del año pasado destruyera la mayoría de las cosechas en el Sahel, zona árida entre el desierto del Sahara, en el norte, y las sabanas de Sudán en el sur.
Las poblaciones rurales de la región comenzaron a quedarse sin alimentos desde inicios de febrero, seis meses antes de la próxima cosecha.
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Los gobiernos del Sahel, excepto Senegal, se declararon en emergencia y pidieron ayuda internacional. Doce millones de personas en la región corren riesgo de sufrir hambre.
Mientras, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtió que unas 400.000 personas podrían verse afectadas por el hambre en las regiones Norte y Extremo Norte de Camerún si los suministros de emergencia no eran enviados para fines de marzo.
Tras un estudio sobre seguridad alimentaria realizado en las dos regiones, el PMA concluyó que se necesitarían por lo menos 40.000 toneladas de comestibles para salvar a las personas amenazadas por el hambre.
"La producción de cereal cayó 30.000 toneladas en 2011 respecto de 2010", dijo el director de Seguridad Alimentaria para la Región Norte en el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural camerunés, Ilonga Lazare.
El funcionario explicó que la escasez se debía fundamentalmente a la sequía que afectó a la región en 2011.
"En la División de Logone y Shari hubo una disminución de las precipitaciones el año pasado, mientras que en otras partes de las regiones Norte y Extremo Norte comenzaron a caer escasas lluvias recién a inicios de octubre. Por tanto, los cultivos no recibieron agua suficiente para crecer", señaló Lazare.
Añadió que Garoua, ciudad portuaria de la Región Norte y capital industrial del país, recibe entre 500 y 1.000 milímetros de lluvia todos los años. "Pero el año pasado hubo áreas en las que la lluvia no cayó en absoluto", indicó.
Lazare advirtió además que las reservas de alimentos en Garoua debían aumentar de seis a ocho toneladas antes de fines de marzo para evitar que niños y niñas caigan en la desnutrición.
"Por ahora tenemos que concentrarnos en grupos vulnerables, como los niños y niñas, que no pueden sobrevivir sin comer durante más de un día", indicó.
El hambre y la desnutrición son problemas endémicos en el norte de Camerún, ubicado justo en el área agroecológica del Sahel. Esta región ha sufrido crisis alimentarias durante las últimas tres décadas como consecuencia de desastres tanto naturales como causados por el hombre.
Un Análisis de Seguridad Alimentaria y Vulnerabilidad realizado en 2007 por el PMA concluyó que la magra producción agrícola, la falta de educación, los bajos ingresos y la inadecuada infraestructura eran las principales causas de la vulnerabilidad y la inseguridad alimentaria en la región.
La inminente crisis alimentaria también despierta temores en materia de seguridad. En 2008, unas 100 personas murieron en enfrentamientos en Camerún por causa de la falta de raciones de comida. "Tenemos que evitar que se repita el escenario de 2008", dijo a IPS por teléfono el gobernador de la Región del Norte, Gambo Haman.
Camerún invierte un promedio de 122 millones de dólares cada año en la importación de arroz, sorgo y mijo. En 2011, la escasa producción de arroz obligó a la compra de 80.000 toneladas de estos productos, por unos 240 millones de dólares.
A comienzos de este año, el gobierno de Camerún anunció que invertiría en el sector agrícola. Durante un encuentro con altos funcionarios, el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Essimi Menye, afirmó que era tiempo de que este país reforzara su producción.
"Necesitamos ver el impacto de la agricultura en nuestra economía", indicó.
"Es impactante escuchar que cameruneses pasan hambre cuando tenemos 7,2 millones de hectáreas cultivables", indicó.
Pero poco se ha invertido en el sector. Solo 26 por ciento de esa tierra está siendo cultivada.