Tren afgano en terreno político escabroso

Los trenes de carga ya cruzan de Uzbekistán a esta ciudad de Afganistán y se adentran 75 kilómetros hasta Mazar-e-Sharif. La importancia de esa ruta comercial, que conecta a este país con la Red de Distribución Norte de Asia Central, aumentó tras el deterioro de la relación entre Estados Unidos y Pakistán.

La vía férrea en Hairatan. Crédito: Rebecca Murray/IPS
La vía férrea en Hairatan. Crédito: Rebecca Murray/IPS
Desde el ataque aéreo de las fuerzas de la coalición contra efectivos pakistaníes (https://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=99702) en diciembre, quedó trunca la circulación de camiones militares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en los dos principales cruces entre Afganistán y Pakistán, Torkham y Spin Boldak.

Ahora por Hairatan pasa 70 por ciento del combustible importado por Afganistán y 60 por ciento de los bienes no letales de las fuerzas de la coalición.

El pequeño tramo de vías férreas desde Uzbekistán inaugurado en diciembre marca la primera etapa de un sistema ferroviario ambicioso que une Afganistán con sus vecinos de Asia central y más allá.

El tramo fue construido por el Banco de Desarrollo Asiático y será gestionado por el gobierno uzbeko hasta que Afganistán cree la autoridad ferroviaria. Esta obra es fundamental para lo que Estados Unidos desea, con un poco de optimismo, que es convertirla en una "nueva ruta de la seda", que servirá a este país destrozado por la guerra y muy dependiente de la asistencia internacional una vez que las fuerzas de la coalición liderada por Washington se retiren en 2014.
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También desempeñará un papel clave para llevar al exterior los recursos naturales de Afganistán.

Sus riquezas, como mineral de hierro, cobre, oro, cobalto, litio, petróleo y gas, fueron identificadas hace décadas por la hoy disuelta Unión Soviética para su explotación, planificada por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) junto con el gobierno del presidente Hamid Karzai.

Los recursos minerales sin explotar de Afganistán ascenderían a un billón de dólares, según estimaciones de Estados Unidos.

Entre las principales concesiones otorgadas hasta ahora por el Ministerio de Minería está la mina de cobre Mes Aynak cedida por 30 años a la estatal China Metallurgical Group por 3.000 millones de dólares.

Se estima que el depósito de la mina de la oriental provincia de Logar asciende a 88.000 millones de dólares.

Un consorcio asociado al Estado indio y la canadiense Kilo Goldmine Limitada ganaron una licitación para explotar la gigantesca mina de Hajigak, en la central provincia de Bamiyan, con 1.800 millones de toneladas de mineral de hierro.

Además hace poco también se suscribió un acuerdo con la Corporación Nacional de Petróleo de China por 700 millones de dólares para explotar el combustible de las provincias de Sari Pul y Fayab, en el norte de Afganistán.

La organización Integrity Watch Afghanistan (IWA, por sus siglas en inglés) señaló que fueron suscritos unos 100 pequeños, medianos y grandes acuerdos de explotación minera con compañías públicas y privadas.

"Ahora están por licitarse minas de oro y cobre", dijo a IPS el director de política y promoción del Ministerio de Minería, Abdul Jalil Jumriany. "El depósito de oro está en Badakhshan, en la frontera con Tayikistán, y luego tenemos otro de oro y cobre que, según el USGS puede ser el mejor del mundo, en Ghazni", en el centro de Afganistán, añadió.

Pero el escabroso terreno, la insurgencia generalizada y la inseguridad existente desde hace décadas representan un gran desafío para la extracción y la exportación de ese preciado y pesado cargamento.

En consulta con el Ministerio de Minería, la segunda etapa del proyecto será la construcción de vías férreas desde Mazar-e-Sharif, siguiendo por la frontera norte con Turkmenistán, hasta Herat, cerca de la frontera con Irán, a un costo de unos 500 millones de dólares, atravesando campos de gas y petróleo.

Este año se realizará un estudio de viabilidad mientras se reúnen los fondos necesarios.

"Somos conscientes de los grandes riesgos que implica la construcción de vías férreas y su mantenimiento; la seguridad es una de nuestras mayores preocupaciones", dijo a IPS el director del Departamento de Asia central y occidental del Banco de Desarrollo Asiático, Juan Miranda.

Japón es uno de los mayores donantes, seguido de varios países europeos, Estados Unidos y Nueva Zelanda, apuntó.

Además, el consorcio indio anunció su plan de construir un tramo separado del centro del país hasta la costa iraní. Una importante cláusula lateral del acuerdo con la compañía china prevé la construcción de un ramal desde la mina Mes Aynak, al sur de Kabul, hasta la frontera norte, "si es viable".

"Este ramal irá de Mazar-e-Sharif a la central provincia de Bamiyan, donde hay un enorme depósito de mineral de hierro, seguirá hacia el este pasando por Kabul, donde se conecta con la mina de cobre Mes Aynak, hasta Torkhman, en la frontera con Pakistán", explicó Jumriany.

Pero el China Metallurgical Group no ha comenzado la construcción del proyecto. "Si lo construye, que lo haga, sino, lo haremos nosotros", señaló Miranda, quien estimó que la red ferroviaria estará terminada y operativa dentro de una década, a un costo estimado de 1.000 millones de dólares.

Pero Thomas Rutting, de la Red de Analistas de Afganistán tiene dudas al respecto.

"Las vías férreas son especialmente vulnerables cuando hay guerra, la que no parece que vaya a terminar pronto", explicó. "Por no mencionar el terreno, que convertirá la construcción de los ramales desde el centro de Afganistán en un milagro de ingeniería", añadió.

Javed Noorani, investigador de IWA, mencionó otros asuntos vinculados a la mina de Mes Aynak. Existen disputas por tierras entre miembros de la comunidad, a quienes les ofrecieron indemnización para mudarse, y una grave amenaza de agotamiento del agua por las actividades mineras, además de sitios arqueológicos vulnerables en medio de la mina de cobre.

"Ya hay fragmentación social. La vasta masa de tierra está dividiendo a la gente", indicó Noorani, quien cree que el Ministerio de Minería trata de evitar sus viajes para inspeccionar la comunidad. "Hay discordancia entre las personas. Empiezan las sospechas mutuas", añadió.

"Las compañías internacionales necesitan tener socios afganos", remarcó Ruttig, de la Red de Analistas. "Muchas minas ya operan con tecnología de mala calidad y suelen pertenecer a señores de la guerra, comandantes o personas vinculadas a ellos. Eso tampoco presagia nada bueno para la sustentabilidad social y económica", añadió.

Otro asunto importante es el papel geopolítico de Afganistán en la región una vez que las fuerzas de la coalición se retiren.

Las antiguas repúblicas soviéticas, junto con Irán y Pakistán, ya exportan bienes a gran escala a Afganistán, y las predominantes compañías chinas e indias concentran las grandes concesiones afganas. En cambio hay pocas compañías europeas y ninguna de Estados Unidos, asegurando las licistaciones.

Pero Jumriany, del Ministerio de Minería, no está de acuerdo.

"Tenemos un muy buen equipo del Departamento (ministerio) de Defensa de Estados Unidos, llamado Fuerza de Tarea para Operaciones de Estabilidad Empresarial, que nos ayuda a promover las licitaciones", señaló. "Tenemos inversiones multiculturales. Por eso vamos a Londres y Canadá, para promoverlas", añadió.

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