En su próxima visita, el papa Benedicto XVI encontrará a Cuba inmersa en la búsqueda de modernizar su modelo económico de corte socialista y en tratar de avanzar en la apertura religiosa, lo cual confiere ciertas diferencias con la sociedad isleña que recibió a Juan Pablo II.
El Papa, según el programa divulgado por la Iglesia Católica local, iniciará su estancia de tres días en este país por la oriental Santiago de Cuba, a donde llegará el 26 de marzo procedente de México, y será recibido oficialmente por el presidente Raúl Castro y autoridades religiosas.
En esa urbe, ubicada 861 kilómetros al este de La Habana, oficiará misa en la Plaza de la Revolución "Antonio Maceo", se hospedará en la residencia para sacerdotes de El Cobre y al día siguiente visitará allí el santuario de la Virgen de la Caridad para orar ante su imagen, hallada hace 400 años flotando sobre las aguas del mar.
Al mediodía del 27 se trasladará a La Habana para continuar un programa, que incluye una entrevista con Castro, quien en 2010 impulsó canales de diálogo con la jerarquía eclesiástica local que aliviaron tensiones internas y externas. En opinión del gobernante, esas conversaciones consolidaron "la unidad de la nación".
En la mañana del 28, el Papa presidirá la celebración de una misa en la Plaza de la Revolución "José Martí", el mismo escenario utilizado el 25 de enero de 1998 para el multitudinario oficio religioso encabezado por su antecesor, el hoy fallecido Juan Pablo II (1920-2005), seguido desde primera fila por el entonces presidente Fidel Castro.
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La Iglesia Católica dio a conocer el domingo la agenda papal, conciliada con la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (Cocc) y las autoridades de gobierno, tras concluir el viernes 30 en la urbe habanera la peregrinación por todo el país de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, como parte de los festejos por el 400 aniversario de su hallazgo.
El recorrido de 16 meses y 28.000 kilómetros, que incluyó visitas a hospitales, hogares de ancianos, instituciones culturales y hasta prisiones, finalizó con una misa solemne oficiada a campo abierto frente a la bahía capitalina por el cardenal Jaime Ortega. La ceremonia fue transmitida ese mismo día, en diferido, por la televisión estatal.
En su homilía, Ortega pidió a la Virgen interceder ante quienes tienen "responsabilidades de gobierno" en el país "para que puedan continuar avanzando sin tropiezos en esas necesarias transformaciones en la vida económica y social que espera el pueblo cubano".
Fue una referencia explícita a los cambios aprobados por el sexto congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba para actualizar el modelo económico, un proceso considerado lento y tímido en algunos sectores. Castro ha dicho que se continuará trabajando "sin apresuramientos ni improvisaciones".
Ortega expresó reconocimiento a las autoridades por respetar el "derecho" de la Iglesia Católica de velar por el bien del pueblo. "De esto ha sido una muestra la disponibilidad y el apoyo brindado por las instancias oficiales para la realización de la peregrinación de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre", afirmó.
La conmemoración de los 400 años del hallazgo de la imagen de la "madre y patrona" de Cuba culiminará este 2012 con el llamado año jubilar (año santo) convocado en todas las diócesis, durante el cual se espera la visita de muchos peregrinos tanto del país como del extranjero hasta el Santuario del Cobre.
En la basílica de esa localidad, distante 12 kilómetros de Santiago de Cuba, está expuesta al culto público la imagen original, encontrada en 1612 por los hermanos Juan y Diego de Hoyos y el negro liberto Juan. Según la leyenda, en una tablilla sobre la cual descansaba la figura decía: "Yo soy la Virgen de la Caridad".
El cardenal Ortega recordó, entre otros detalles, que Juan Pablo II la coronó como "Reina y Patrona de todos los cubanos en su histórica visita" a Cuba y que, en atención al cuarto centenario, el presidente Castro concedió el indulto a unos 3.000 encarcelados "que pudieron casi todos llegar a sus casas el día de Navidad".
Ortega y Castro sostuvieron un inédito diálogo a mediados de 2010, entre cuyos frutos más visibles figura la excarcelación entonces de unos 130 presos, incluidos 52 del grupo de 75 opositores condenados en 2003 que aún guardaban prisión en ese momento. La mayoría de los liberados emigraron a España y otros países con sus familias.
Al introducir el tema en su informe central al VI Congreso del PCC, realizado en abril, Raúl Castro dijo que las excarcelaciones se produjeron "en el marco de un diálogo de respeto mutuo, lealtad y transparencia", con puntos de vista no siempre coincidentes, pero sí constructivos.
"Con esta acción hemos favorecido la consolidación del más precioso legado de nuestra historia y del proceso revolucionario: la unidad de la nación", indicó.
Para analistas, plasmar este acercamiento e intercambio en el documento partidista refrendó la política a seguir en las relaciones con la Iglesia Católica.
Por otra parte, el enfrentamiento de los prejuicios ante creencias religiosas, junto a los raciales, de género, orientación sexual y otros que puedan generar discriminación o limitar el ejercicio de los derechos de las personas, como ocupar cargos públicos, está entre los temas a discutir en la Conferencia Nacional del PCC prevista para fines de este mes.
Las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado cubano fueron sumamente conflictivas en las primeras décadas de la era revolucionaria iniciada en enero de 1959, pero la visita de Juan Pablo II marcó una primera etapa de buen entendimiento. Se prevé que la llegada de Benedicto XVI contribuirá a consolidar ese acercamiento y ampliará el espacio logrado por el catolicismo.