La nicaragüense Ignacia Matute recuerda con nostalgia los tiempos en que un manto verde cubría las colinas próximas a su casa y cómo amanecía cobijada por el alboroto de los pájaros en las copas de los pinares y el rumor de las caudalosas aguas del vecino río Coco.
El presente es complemente distinto: el río se ha reducido y sus aguas contaminan algunos tramos del antiguo cauce de arena, mientras la vegetación y los bosques han sido diezmados por los incendios y años de tala indiscriminada para abastecer a los fabricantes de muebles y proveer de leña a los hogares.
Pero la esperanza retornó a la vida de Matute, vicealcaldesa de Ocotal, capital del noroccidental departamento de Nueva Segovia. Es que ella y los vecinos de su comunidad aprendieron que aun pueden recuperar aquel caudal de sus recuerdos mediante el manejo responsable e integral de las cuencas de esta región fronteriza con Honduras.
Matute participa en un proyecto binacional para recuperar y explotar de manera sustentable los recursos naturales y los cursos de agua que alimentan el río Coco, el más largo de América Central, que serpentea en la frontera de Nicaragua y Honduras.
El río corre en dirección noreste a lo largo de 822 kilómetros hasta desembocar en el mar Caribe y sirve de frontera entre ambos países en más de sus dos terceras partes.
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El plan de "Fortalecimiento de las capacidades locales para el manejo integral de los recursos hídricos de la cuenca transfronteriza del río Coco" es ejecutado por la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), con el financiamiento de la Unión Europea, en colaboración con alcaldías locales, organizaciones sociales, autoridades nacionales y otras agencias del foro mundial.
Asentado en la parte media alta de la cuenca, específicamente en los municipios de Nueva Segovia, en Nicaragua, y El Paraíso, en Honduras, el plan enseña a los vecinos y autoridades locales cómo cultivar y gestionar de una forma más adecuada esta área hidrográfica, depredada sin control en las últimas dos décadas.
El coordinador del proyecto en Nicaragua, Lucio Rossini, dijo a Tierramérica que con esta herramienta se revisaron las leyes sobre los recursos naturales de ambos países, con el fin de desarrollar acuerdos ambientales transfronterizos que, tras tres años de estudios y análisis, se concretaron en una serie de programas binacionales y locales.
"Tenemos en marcha nueve planes de gestión de la cuenca hidrográfica, y se cubrirá un área de 5.200 kilómetros cuadrados aproximadamente, donde viven alrededor de 170.000 personas", explicó.
Con 1,7 millones de dólares de inversión, se busca asegurar el suministro de agua potable y su uso para la producción de alimentos, la conservación de los bosques, la explotación de los recursos naturales y producir energía renovable y actividades con fines turísticos, detalló Rossini.
El proyecto estaba en marcha desde abril de 2009, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (más conocido por sus siglas inglesas GEF) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, indicó a Tierramérica el director regional adjunto de UNOPS en Panamá para la Oficina en América Latina y el Caribe, Giusseppe Mancinelli.
Por su parte, Nazario Espósito, representante de UNOPS-Nicaragua, se mostró entusiasmado porque la gestión ayudará a los dos paí¬ses a adoptar iniciativas para la implementación de metas y objetivos ambientales acordados en cumbres y conferencias de la Organización de las Naciones Unidas relacionadas con problemática de agua y áreas costeras.
"El objetivo buscado es la sostenibilidad del ambiente y la adaptación al cambio climático de la zona, y mejorar las condiciones socioeconómicas la calidad de vida de 1.200 familias ubicadas en las micro cuencas altas y medias del Coco, en los dos países involucrados", dijo Espósito a Tierramérica.
El grave deterioro del río Coco y de la zona circundante fue provocado en parte por las condiciones de pobreza extrema de las comunidades locales, comentó Domingo Rivas, especialista en manejos de cuencas y suelos de la Universidad Nacional Agraria de Nicaragua que realizó el diagnostico socio-ambiental del proyecto.
"Agua hay en suficiente cantidad pese a la pérdida de caudal del rí¬o por los efectos de la deforestación, pero en algunas fuentes hay una alta contaminación de coliformes fecales por falta de condiciones higiénicas y de educación de las poblaciones", narró a Tierramérica.
El estudio confirmó la degradación de los recursos naturales en grandes extensiones de la cuenca, falta de planificación y manejo integrado de los recursos, contaminación de aguas, erosión del suelo y deforestación de los bosques de pinares y latifoliados.
Rivas aseguró que los ingresos promedios de la población en este territorio oscilaban entre 600 y 800 dólares anuales por familia.
Las condiciones socioeconómicas son alarmantes en el departamento de Nueva Segovia, donde 78 por ciento de su población lugar vive en la pobreza, 50 por ciento no cuenta con agua potable y 27 por ciento es analfabeta, confirmó el director ejecutivo de la Asociación de Municipios del distrito, Oscar Mendoza Bustamante.
"Estos datos explican el aumento de la degradación de los recursos naturales", dijo el funcionario a Tierramérica.
Para Matute, los sueños de volver a ver su rí¬o de infancia con todo el esplendor de antaño quizás no sean posibles de cumplir en su totalidad, pero otros alicientes la tienen entusiasmada.
"Lo importante de este esfuerzo es la lucha por el buen aprovechamiento y protección del río, ya que sin agua se frenan todas nuestras actividades", observó.
* Este artículo fue publicado originalmente el 28 de enero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.