Menos de dos meses antes de las elecciones parlamentarias de Irán, que serán boicoteadas por la mayor parte de la oposición, una ola de arrestos y sentencias a prisión contra activistas políticos y periodistas parece anticipar tensiones como las de 2009.
La presión interna crece mientras Irán afronta nuevas sanciones de Occidente por su programa de desarrollo nuclear y se agrava la crisis con Estados Unidos. Teherán amenaza con cerrar el estratégico estrecho de Ormuz y bloquear así una quinta parte del petróleo que utiliza el mundo.
El lunes 9, Mehdi Khazali, disidente e hijo de un influyente ayatolá (líder espiritual) conservador, fue arrestado y unas horas después su popular sitio web bloqueado.
El domingo previo, las fuerzas de seguridad arrestaron a Aaeed Madani, influyente miembro de un grupo de religiosos y nacionalistas críticos del gobierno, mientras caminaba por la calle junto a su esposa.
Ese mismo día, el periodista e investigador sobre temas étnicos Ehsan Houshmand fue detenido en su hogar, así como el también periodista Fatemeh Kheradmand.
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El día 3, la Corte Revolucionaria de Teherán sentenció a Faezeh Hashemi, exparlamentaria e hija del ayatolá Hashemi Rafsanjani, jefe del consultivo Consejo de Conveniencia, a seis meses de prisión por participar de protestas contra el gobierno del presidente Mahmoud Ahmadineyad.
Fakhressadat Mohtashamipour, consejera del ministro del Interior y del gabinete durante el gobierno de Mohammad Jatami (1997-2005), fue también sentenciada a cuatro años de prisión con suspensión de la pena. Su esposo, Mostafa Tajzadeh, prominente figura reformista y ex viceministro del Interior, cumple actualmente una condena de seis años en la cárcel de Evin.
Pero el veredicto más impactante fue el emitido contra Amir Hekmati, un ciudadano iraní-estadounidense. El lunes, un tribunal de primera instancia halló culpable a Hekmati de "cooperar con el estado enemigo de Estados Unidos y la CIA (Agencia Central de Inteligencia) contra la República Islámica de Irán".
La corte lo calificó de "Mohareb" (enemigo de Dios) "y un corruptor de la Tierra".
Hekmati había ingresado a Irán el 15 de agosto para visitar a su familia. El 29 de ese mes fue acusado de espionaje y arrestado. Durante su detención de cuatro meses no tuvo acceso a un abogado ni pudo contactar a sus familiares en Estados Unidos.
"Nuestro mayor temor es que Amir se convierta en una víctima de las fricciones entre Irán y Estados Unidos", dijo a IPS una fuente cercana a la familia a condición de mantener el anonimato. "Todas las acusaciones presentadas contra él son falsas. Las afirmaciones hechas por el sistema judicial nos impactaron a todos", agregó.
El lunes, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamanei, dijo confiar en que habría una numerosa concurrencia a las urnas en las elecciones de marzo.
Se trata de los primeros comicios de nivel nacional desde los presidenciales de 2009, cuando se desataron manifestaciones callejeras cuestionando la veracidad del resultado electoral, que favoreció a Ahmadineyad.
Se espera que el Consejo de Guardianes (integrado por teólogos y juristas) presente esta semana la lista de candidatos autorizados a participar en marzo.
Los dos líderes opositores, Mir Hossein Mousavi y Mehdi Karroubi, así como la esposa de Mousavi, se hallan bajo arresto domiciliario desde fines de febrero, mientras que un gran número de figuras reformistas cumplen largas penas de prisión.
Pero un boicot en las urnas podría dañar seriamente la legitimidad del gobierno iraní, empañada desde las protestas callejeras y los posteriores arrestos de 2009.
Al parecer, para mantener en funcionamiento la maquinaria electoral, los líderes iraníes optaron por seguir un patrón clásico: intensificar la represión interna contra los críticos, frenar el flujo de información vía Internet y medios de comunicación, y finalmente lanzar un agresivo discurso en política exterior.
"En las próximas elecciones, el régimen intentará presionar a los periodistas para asustarlos y evitar que informen la verdad", dijo a IPS el reportero Mohammad Reza Nasab Abdollahi, de la provincia de Shiraz.
"El gobierno considera Internet una amenaza, e intenta trastocarlo, porque sabe el importante papel que jugaron la web y las redes sociales en la difusión de información durante los acontecimientos de 2009", agregó.
"Es por esto que bloquean todas las carreteras, para que la información sobre las elecciones parlamentarias sea más difícil de hallar su salida al mundo exterior", sostuvo.
La semana pasada, el líder reformista Mostafa Tajzadeh acusó a Mojtaba Jamenei, hijo del líder supremo iraní, de sofocar el disenso en vísperas de los comicios de marzo.
"Las sentencias a prisión contra activistas políticos no tienen nada que ver con sus actividades, y tienen el único objetivo de silenciar a los que boicotean las elecciones", dijo a IPS el yerno de Tajzadeh, Ali Tabatabaee.
"Como dijo el señor Tajzadeh desde la prisión, la presión es directamente ejercida por Mojtaba Khamenei, hijo del líder supremo, y quiere usar todas las herramientas para silenciar a los críticos con el fin de que más personas participen de las elecciones", agregó.
El 8 de este mes, el ministro de Inteligencia, Heydar Moslehi, informó los arrestos de varios supuestos espías que "intentaban realizar planes y programas para Estados Unidos durante las próximas elecciones parlamentarios a través del ciberespacio y relaciones con el exterior".
El funcionario reconoció que los comicios de marzo podrían ser "los más delicados en la historia de la República Islámica".