La incertidumbre generalizada, las sanciones económicas internacionales y la menor presencia de divisas fuertes han llevado a la moneda de Irán, el rial, a caer en picada, sin perspectivas de estabilidad en el corto plazo.
La frase más escuchada en Teherán es: "¿A cuánto está el dólar?" El valor de la moneda estadounidense se ha convertido en el barómetro para medir todo, y como un solo dólar equivale a unos 17.000 riales, los iraníes sienten la presión como nunca antes.
"Solíamos hablar de que 70 ríales compraban un dólar", dijo el periodista local Mohammad. "Ahora sentimos nostalgia cuando recordamos que un dólar valía 15.000 riales".
El tipo de cambio de la divisa se ha convertido en algo muy delicado en los últimos días. Los sitios web en idioma persa que publicaban las tasas de cambio han sido filtrados, siendo inaccesibles para los usuarios que no cuenten con programas informáticos especiales.
También se bloquearon por varios días los mensajes de texto con la palabra "dólar" en persa.
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Muchas casas de cambio oficiales no han abierto en los últimos días, mientras el gobierno les ordenó publicar el tipo de cambio a unos 14.000 riales por dólar.
Esas tasas pueden verse en los tableros en toda la ciudad, pero como un empleado de una de ellas dijo a IPS: "Hay que tener buena suerte para comprar a ese tipo de cambio. No se encuentra un solo negocio en el país en que se venda así".
Las autoridades comenzaron a adoptar controles sobre el hasta ahora desregulado mercado de divisas en el centro de Teherán.
El día 8, el parlamento aprobó una ley que criminaliza las operaciones sin licencia. Sin embargo, las transacciones en las esquinas del sur capitalino continúan como siempre.
Tras haber perdido más de 30 por ciento de su valor contra el dólar desde septiembre, el poder de compra del rial, y como consecuencia del iraní promedio, ha caído.
Los cambios en las cotizaciones solían ser graduales, y se basaban en indicadores más sencillos y definidos como el precio del petróleo, las alzas y bajas en Wall Street e incluso en el propio mercado de valores de Teherán.
Pero la actual atmósfera no sigue esos patrones, y parece estar más influenciada por los rumores, la paranoia y la manipulación. Se especula constantemente con cuántas divisas estarán disponibles de un día a otro, provocando grandes cambios en las cotizaciones en cualquier momento.
En Teherán, las sanciones y la caída del rial han afectado a una sociedad que considera el comercio parte esencial de su identidad. Las transacciones en esta ciudad son componente básico de la vida, y el no poder realizarlas genera un fuerte resentimiento.
No obstante, el consumo no se ha reducido. La población sigue comprando artículos, pues hay una sensación de que el rial podría caer aun más.
Además, no se ha reportado todavía una verdadera escasez, y los barcos con artículos de contrabando, que han abastecido al mercado informal por décadas, todavía navegan las aguas de Golfo y llegan a suelo de Irán.
Pero los precios de la mayoría de los artículos van en alza. Como la mayoría de los productos disponibles en las tiendas de comestibles son importados, los precios se han incrementado en forma constante en los últimos meses.
Un ejemplo es el agua embotellada, que experimentó un aumento de 25 por ciento en septiembre. Otro son los huevos, cuya unidad cuesta ahora aproximadamente 4.000 riales en Teherán.
Los precios de importaciones más caras, en especial los artículos electrónicos, son calculados cada día sobre la base del tipo de cambio del euro o el dólar. Los productos más populares, particularmente los de marcas como Apple, que llegan a Irán de contrabando, solo se compran en alguna de esas dos divisas.
Un teléfono inteligente Iphone 4S, que costaba 11,5 millones de riales en diciembre, ahora llega a 15,5 millones.
Como señal de que Estados Unidos se granjea cada vez más descontento entre los iraníes, Hassan, un agente de viajes de 35 años, dijo a IPS: "Nunca tuve nada malo qué decir de (Barack) Obama hasta que firmó esas nuevas sanciones. Estoy tan molesto con él. Muchos sienten lo mismo".
Su agencia de viajes ahora fijó todos sus precios en dólares o en euros. "No tenemos otra opción", señaló. "Tenemos que pagar los pasajes y los hoteles en dólares, y con la fluctuación del rial, ya no podemos poner el precio" en moneda local, explicó.
La industria turística, que experimentó un rápido crecimiento en los últimos años, es una de las muchas que afrontan tiempos difíciles. Conforme se acerca la celebración del Año Nuevo iraní a fines de marzo, la caída de la moneda local podría afectar las habituales vacaciones ese mes.