Pocos días después de su boda, en 2008, Imran* fue detenido y puesto en la cárcel central de la norteña ciudad india de Srinagar, acusado del presunto rapto y violación de su esposa, Shafeen. La causa siguió pese a que la joven negó los cargos presentados.
Fueron sus padres los que lo habían hecho, furiosos porque la pareja se casó en contra de sus deseos. De ese modo se aseguraron de que el joven languideciera durante dos años en prisión, hasta que fue liberado bajo fianza en 2010.
En India, los matrimonios por amor han hecho aumentar las matanzas por honor, mientras las familias cachemiras recurren cada vez más al uso de falsas acusaciones de violación para obstaculizarlos.
En la sesión de septiembre de la asamblea legislativa del norteño estado de Jammu y Cachemira cuya capital es Srinagar-, el gobierno reveló cifras sobre la cantidad de violaciones reportadas en los últimos cuatro años.
De todos los distritos de la Cachemira administrada por India, fue en Srinagar donde se reportaron más violaciones: 120 entre 2006 y 2010. Pero de los cientos de casos pendientes en los tribunales distritales, los expertos legales dicen que la mayoría no cuentan con suficientes evidencias que los respalden.
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"La mayoría son casos registrados por padres cuyas hijas se fugaron, optaron por casarse por amor o están involucradas en alguna relación amorosa", explicó a IPS el consejero legal Sheikh Mohammad Sultan.
Sin embargo, los casos reales de violaciones, acoso y abusos quedan sin reportar en el valle, a causa del estigma que se asocia a esos delitos.
Imran y Shafeen ya llevaban varios años de noviazgo. Decidieron desafiar a los padres de la muchacha casándose y mudándose juntos. Ahora hace tres años que contrajeron matrimonio.
"Cuando los padres de Shafeen lo supieron, presentaron una demanda contra Imran en la comisaría local, denunciándolo por secuestrarla y violarla", dijo Irfan Mattoo, el abogado de Imran.
La policía aceptó estos cargos y arrestó tanto a Imran como a Shafeen.
"Cuando la pareja presentó su certificado de matrimonio, la policía lo rompió en pedazos. Mientras, los padres de Shafeen la obligaron a presentar una declaración formal contra Imran", recordó Mattoo.
Los testimonios de mujeres y niñas juegan un rol crucial a la hora de incriminar a los acusados en los casos de violación, añadió.
"Luego, cuando Shafeen quiso decir la verdad y cambiar su declaración, descubrió que hacer eso era ilegal", dijo Mattoo.
Una batalla legal de tres años perjudicó seriamente a la pareja. Pese a vivir juntos y con su hijo de ocho meses, ambos jóvenes están obligados a comparecer en tribunales como rivales en cada una de las audiencias.
Asma, una adolescente de 14 años que vive en las afueras de la ciudad de Srinagar, vive una pesadilla similar.
"Asma salía con un joven llamado Feroz. Sus padres estaban al tanto de la relación. Un día, cuando la joven faltó de su casa, ellos presentaron una demanda contra el novio, acusándolo de secuestro y violación", relató a IPS Sultán, abogado defensor.
Oriundo de una zona rural, al momento de su arresto Feroz trabajaba como cobrador a bordo de los autobuses del padre de Asma. Aunque la joven presentó una declaración oficial que claramente niega los cargos presentados contra su novio, el hecho de que ella sea menor de edad hace que ese documento sea prácticamente inútil, agregó Sultan.
Ahora Asma y Feroz viven juntos con su hijo, mientras el caso avanza en tribunales.
Según Sultan, hay miles de casos similares en todo el valle de Cachemira. "Como estas historias no están en la portada de los medios de comunicación y la población no puede o no está preparada para debatir sobre este tema, a menudo las parejas jóvenes sufren en silencio", explicó.
Como la shariá no define una edad legal para que las mujeres contraigan matrimonio, sino que en realidad confiere a las mujeres iguales derechos que a los hombres para casarse de acuerdo a sus deseos, a los expertos les llama la atención la aversión de la sociedad a los códigos escritos de la ley islámica.
Los activistas sociales creen que los padres y los clérigos tienen un enorme rol que desempeñar en la erradicación de esta práctica que consiste en llamar falsamente "violación" a matrimonios con los que no están de acuerdo.
"Si el Islam le da a una muchacha el derecho a elegir quién será su esposo, ¿por qué los padres se resisten tanto a esa idea?", preguntó la activista Nighat Pandit, en Srinagar.
Ella está convencida de que los clérigos deberían educar tanto a los padres como a los jóvenes sobre los valores morales y religiosos que implica tal elección.
El columnista y activista social independiente Qurat-ul-Ain cree que los padres deberían brindar una orientación adecuada a sus hijos. También sugirió que las víctimas expongan la realidad que se oculta tras las falsas acusaciones y que se protejan a sí mismos y a otros contra esta práctica arcaica.
*Los nombres de las víctimas que figuran en este artículo fueron cambiados.