Las mujeres de Túnez salieron masivamente a votar en las primeras elecciones democráticas desde la caída del régimen de Zine El Abidine Ben Ali (1987-2011). Pero su esperanza ha devenido en temor.
La arrolladora victoria del partido islámico moderado Ennahda en los comicios del 23 de octubre generó preocupación. Las mujeres temen que el terreno ganado para obtener una mayor liberación se vea amenazado por el crecimiento de esa fuerza política religiosa.
Los recelos fueron avivados por los últimos ataques de grupos salafistas (integristas musulmanes) a salas de cine y estaciones de televisión cuando se proyectaban filmes de cineastas mujeres, y se agravaron luego de las agresiones a profesoras y estudiantes de diversas universidades del país.
Ennahda se ha distanciado de las acciones de los extremistas, asegurando que su partido sigue una línea moderada.
"Respetaremos la forma de vida del pueblo tunecino y trabajaremos para preservar los derechos de las mujeres", dijo a IPS la constituyente electa Souad Abdelrahim.
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Abdelrahim, la única de las 42 representantes electas de Ennahda que no usa velo islámico, se convirtió en abanderada de la imagen "moderada" del partido y de su supuesta tolerancia.
Pero los elementos más conservadores de Ennahda, así como los radicales salafistas que se negaron a votar en las elecciones del mes pasado, están molestos por lo que consideran un ablandamiento de la fuerza política, y exigen una postura religiosa de línea dura.
La semana pasada, varias decenas de mujeres, incluyendo profesoras, estudiantes y activistas, se congregaron frente a la universidad Cité des Sciences, en la capital, para llamar la atención sobre los ataques físicos y verbales que sufrían de parte de conservadores en distintos espacios sociales.
Cerca de la protesta, justo frente a una mezquita, salafistas les gritaban a las manifestantes: "¡Fuera, fuera!", frase empleada como eslogan durante la revolución contra Ben Ali.
Es habitual que sean insultadas y agredidas mujeres cuya vestimenta desafía los códigos conservadores en muchos países islámicos.
Ni un solo partido u organización emitió un comunicado condenando formalmente las agresiones, lo que ha obligado a las mujeres a procurar medios de difusión propia, estrategia usada ampliamente durante la revolución para obtener apoyo en las protestas contra el régimen.
El llamado a una gran manifestación en la céntrica plaza de Kasbah, frente al palacio de gobierno, fue divulgado no por prominentes activistas o blogueros, sino por mujeres comunes que afirmaban no estar afiliadas a ningún partido ni ideología.
La convocatoria fue respondida por cientos de mujeres, tanto religiosas como seculares, algunas partidarias de Ennahda y otras sin afiliación política, todas las cuales estaban determinadas a consolidar sus derechos en la nueva Constitución.
"Enseño historia islámica en la universidad, y si en mi clase digo algo que no corresponde al pensamiento conservador musulmán sé que estaré en grave peligro", dijo a IPS la profesora y activista Latifa Beeky, de la Asociación Tunecina de Mujeres Democráticas (ATFD, por sus siglas en francés).
Se trata de una de las pocas organizaciones que defienden activamente los derechos de las mujeres en este país.
Pero muchas ven con recelo a este grupo, que tendría vínculos con el partido Agrupación Constitucional Democrática, de Ben Ali.
Feministas seculares intentan mantener la calma en este momento de transición, que es considerado clave para el futuro del país.
"Como feminista secular y progresista, considero a Ennahda automáticamente mi antagonista político", señaló Sana Ben Achour, ex presidenta de la ATFD.
"Los líderes de Ennahda aseguran que respetarán los derechos de las tunecinas, pero esas promesas solo pueden ser verificadas por sus acciones", dijo a IPS.
"Muchas mujeres comprometidas con la actividad política sufrieron graves amenazas a través de Internet", dijo a IPS la activista de la ATFD y psicóloga Souad Rejeb.
"Fue publicada en Facebook una imagen de (Sana) Ben Achour (presidenta de la ATFD) tachada con una cruz, símbolo que representa una amenaza de muerte", indicó.
Aunque muchas mujeres tenían miedo de que esto ocurriera incluso antes de las elecciones, ninguna quiso boicotear los comicios para no sacrificar su derecho a votar.
"Queríamos salvaguardar nuestro derecho a sufragar libremente por primera vez en nuestras vidas. Observamos algunas irregularidades, pero no las suficientes como para disuadirnos de votar", explicó Samira Hizaoui, candidata electoral de un nuevo partido creado por el Sindicato General de Trabajadores Tunecinos, que también lucha por la igualdad de género.
Varias mujeres políticas están preparadas para un largo camino de lucha. Una de ellas es la cineasta Salma Beccar, del Polo Modernista Democrático.
"No le tengo miedo a Ennahda. La mayoría de sus éxitos se deben a una efectiva campaña de propaganda apoyada por estaciones de televisión satelital como Al Jazeera. Sin ese apoyo, los islamistas no habrían tenido una victoria tan contundente", dijo a IPS.
"Prometieron preservar el código familiar tunecino (la "Ley de Familia" es la más progresista en el mundo árabe), pero ya han empezado a decir que las normas de adopción van en contra del derecho islámico", señaló.
"En (la red social) Facebook circulan rumores sobre la intención del partido de segregar escuelas, autobuses y otras áreas públicas en base a género. Necesitamos estar atentas a estos cambios para resistir", añadió.
"Aunque al comienzo Ennahda muestra un rostro moderado, tengo mis dudas de que los islamistas sean capaces de seguir haciéndolo en el largo plazo", dijo a IPS la sindicalista Chakras Balhaj Yahya, de la UGTT.
"Mis seis hermanas optaron por usar el velo, lo cual no entiendo. Yo sigo usando mi minifalda, pero ahora la gente me mira diferente", agregó.
Wissal Kassraoui, una joven periodista en la Radio Shams, y quien también usa ropa occidental, confesó tener miedo de lo que pueda ocurrir en los próximos años, o incluso meses.
Los partidarios de Ennahda "esperarán, quizás un año, quizás menos, para mostrar su verdadero rostro. Pero la realidad es que su base ya ha comenzado a amenazar a las mujeres", subrayó.