Mientras el rescate económico de Grecia dominó el debate en la cumbre del Grupo de los 20 (G-20) países ricos y emergentes realizada en esta sudoriental ciudad francesa, el propuesto Impuesto a las Transacciones Financieras recibió escasa atención.
Llamado por algunos economistas y activistas "Impuesto Robin Hood", este gravamen cuenta con un apoyo marginal pero sostenido entre los pesos pesados del G-20.
Ya en febrero, el presidente francés Nicolas Sarkozy alentó al cofundador de la empresa Microsoft, Bill Gates, a preparar un informe sobre el enorme potencial de ese impuesto para impulsar el desarrollo en países pobres, particularmente luego de que la crisis de 2008-2009 empujó a muchas naciones donantes a recortar su asistencia oficial al desarrollo en el Sur.
Una "nota técnica" del informe, divulgada en septiembre durante las reuniones anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, sostuvo que si el G-20 o incluso la Unión Europea (UE) adoptaran un Impuesto a las Transacciones Financieras podrían generarse "recursos sustanciales".
Según la nota, "algunos modelos sugieren que incluso un pequeño impuesto de 10 puntos básicos sobre las acciones y dos puntos básicos sobre los bonos rendirían unos 48.000 millones" de dólares considerando a todo el G-20, "o de 9.000 millones (de dólares) si se lo relega a las economías europeas más grandes. Algunas propuestas de Impuesto a las Transacciones Financieras ofrecen estimaciones sustancialmente mayores, en el rango de 100.000-250.000 millones (de dólares), especialmente si se incluyen los derivados".
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Con la mira puesta en Europa
Sin embargo, los temores sobre potenciales ondas expansivas de la inestabilidad generalizada en la eurozona hicieron que en los últimos dos días la creación del nuevo tributo tuviera mucha menos prioridad en la agenda del G-20.
Muchos expertos temían que, si la UE continuaba derrumbándose, los impactos mundiales, especialmente en los países en desarrollo, fueran severos.
La actual arquitectura económica mundial significa que toda crisis regional plantea graves amenazas para otras partes interdependientes del mundo, dijo a IPS Alan S. Alexandroff, director del Proyecto Digital20 en la Universidad de Toronto.
"Como el principal mercado exportador de China es Europa, para China será un problema muy serio si no puede exportar porque la economía europea está en crisis", señaló, agregando que India y Brasil también son vulnerables a las ondas expansivas que emite la eurozona.
Samuel A. Worthington, presidente de la red InterAction, declaró a IPS que "la crisis griega, la crisis más amplia del euro, así como la crisis fiscal en Estados Unidos, tienen un efecto negativo directo sobre el mundo en desarrollo".
"Esto hace que bajen las remesas, así como las inversiones bancarias en todo el mundo, particularmente en los bancos europeos en África, y reduce las perspectivas generales de crecimiento mundial", enfatizó.
Fuerte impulso al Impuesto a las Transacciones Financieras
El esperado informe de Gates, titulado "Innovación con impacto: Financiamiento del desarrollo del siglo 21", divulgado el jueves, arroja luz sobre métodos alternativos de impulsar la asistencia oficial al desarrollo, incluso bajo presiones económicas, mediante innovadores programas de finanzas para el desarrollo.
Abarcando una amplia gama de temas, el reporte destaca que "la ayuda bien diseñada reduce inmediatamente la pobreza y acelera el progreso de los países pobres hacia el momento en que ya no la necesitarán más".
También detalla la propuesta de un impuesto al tabaco, idea promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y sugiere gravar los combustibles utilizados por aviones y buques, lo que cumpliría con el doble propósito de abordar la contaminación ambiental y la excesiva explotación de los recursos naturales, además de generar ganancias sustanciales.
Finalmente, el informe llama a los gobiernos del G-20 a comprometerse con el Impuesto a las Transacciones Financieras. Según el estudio, incluso si ese tributo fuera de 0,001 por ciento movilizaría miles de millones de dólares hacia los países en desarrollo.
Varias organizaciones no gubernamentales dieron la bienvenida al apoyo de Gates a estos asuntos.
"El entusiasmo de Gates por un Impuesto a las Transacciones Financieras y un (tributo) al transporte marítimo y aéreo debería alentar a campeones como Francia, Alemania y Brasil a convencer a escépticos como Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos", dijo el jueves en un comunicado el portavoz de Oxfam ante el G-20, Luc Lamprière.
Pero, como señaló Worthington, "lamentablemente, la tendencia parece ir en la dirección opuesta".
Aunque algunos países del G-20 ya implementaron sus propias versiones de un Impuesto a las Transacciones Financieras en el ámbito nacional específicamente, Corea del Sur, Sudáfrica y Brasil-, naciones influyentes como Francia buscan un acuerdo colectivo sobre el tema.
Worthington cree que "Francia teme actuar de modo aislado" por miedo a poner en riesgo sus mercados.
Sarkozy clausuró el viernes la reunión del bloque en Cannes con el anuncio de que 10 de 20 países apoyan la implementación del impuesto, aunque no se puso en marcha ningún plan de acción concreto.
Estados Unidos y Gran Bretaña se negaron a acordar el Impuesto a las Transacciones Financieras, pero se los convenció de mencionarlo en el comunicado final. Se trata de un significativo paso adelante, según Khalil Elouardighi, firme defensor del tributo a través de Coalition PLUS.
El 30 de octubre, el Leading Group on Innovative Financing and Development publicó un proyecto de tratado sobre el nuevo tributo. La organización planea reunirse el 29 de diciembre en Madrid. Muchos esperan que en esa ocasión los líderes cumplan su palabra y firmen un acuerdo concreto en este sentido.