ÁFRICA: Sueño de una zona de libre comercio

Los gobernantes de África tienen un ambicioso plan para crear una zona de libre comercio, abarcando a 26 países y a más de 600 millones de personas. Pero expertos temen que sea un castillo en el aire.

Analistas alertan que el proyecto vendría acompañado de una plétora de obstáculos legales, administrativos y políticos.

"El acuerdo de libre comercio es una empresa increíblemente compleja desde todo punto de vista", alertó Liepollo Pheko, experta en comercio internacional y directora gerente de la consultora económica Four Rivers, en Johannesburgo.

La economista dialogó con el ministro de Comercio e Industria de Sudáfrica, Rob Davies, uno de los principales defensores del acuerdo, durante un debate público llevado a cabo el 3 de este mes en el instituto Centre for the Book, en Ciudad del Cabo.

A comienzos de este año, los gobernantes africanos habían anunciado planes para un tratado de libre comercio (TLC) por un billón de dólares que abarcaría a todos los bloques económicos existentes: el Mercado Común para África Oriental y Austral (Comesa), la Comunidad de África Oriental (EAC) y la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC).
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El TLC, que representaría un producto interno bruto (PIB) total de 650.000 millones de dólares, permitiría la circulación de bienes libres de impuestos y cuotas para 2014, liberalizaría el movimiento de personas y servicios para 2016 y terminaría con la creación de una amplia unión monetaria para 2025.

Partidarios del plan, como Davies, esperan que el acuerdo incremente drásticamente el comercio interregional y alcance un PIB de 1,5 billones de dólares para 2015.

"El TLC nos llevará a un nuevo sendero de crecimiento que sea significativo en términos de creación de empleos y desarrollo industrial", señaló el ministro.

Además, dijo que la producción dentro de la zona crecería 50 por ciento en los próximos cinco años, con una expansión económica anual promedio de 5,5 por ciento. "El PIB por habitante de África se expandirá 30 por ciento", pronosticó Davies.

Pero expertos comerciales como Pheko son menos optimistas. Una gran preocupación es cómo los países podrán afrontar el enorme papeleo asociado al intercambio interregional, explicó, ya que el TLC no tendría un lugar físico donde realizar la administración.

Pheko también advirtió problemas legales, considerando que ya existen varios bloques comerciales regionales, todos con regulaciones diferentes y en distintas etapas de integración.

"Esos bloques solo podrían enlentecer la construcción de un área de libre comercio (continental). Todos ellos han luchado para aprovechar los acuerdos ya existentes de menor escala", indicó.

Otro problema será cómo integrar a los países con conflictos políticos, como Libia, Somalia, Sudán y Zimbabwe. "Todavía está por verse si podremos negociar las asimetrías económicas en el continente", añadió Pheko.

También hay algunas obvias ventajas para un área de libre comercio africana. Muchas economías del continente son tan pequeñas que no son viables por sí solas. Los ingresos de países como Malawi, Mozambique y Lesotho constituyen menos de cuatro por ciento del total de la SADC, por ejemplo.

Unificar a los mercados regionales podría ayudar a generar nuevas oportunidades de crecimiento. "A escala regional, tendríamos un empujón considerable", arguyó Davies.

Otra duda es si las potencias del continente como Kenia, la República Democrática del Congo y Sudáfrica estarían dispuestas a priorizar los intereses regionales por sobre los nacionales.

"Todos los elefantes en la sala tienen tendencias hegemónicas", explicó Pheko, señalando que si intentan dominar las negociaciones comerciales para beneficiar sus propios intereses nacionales, mientras se niegan a pagar los costos de la integración, las desigualdades económicas se agravarán.

No tratar esas asimetrías podría causar "grandes tensiones o incluso inestabilidad económica y social", alertó.

Davies reconoció que todavía había un largo camino que recorrer para integrar las economías regionales. "Necesitamos un acuerdo sensible que no fuerce a los países a tomar medidas poco reales", señaló, reconociendo que habría "duras negociaciones cuando en temas de desarrollo industrial".

También reconoció varios desafíos que afrontaría la zona de libre comercio, como la falta de infraestructura, la preeminencia de barreras no arancelarias y la carencia de una institucionalidad para administrar el comercio.

Durante mucho tiempo, inversores extranjeros se han visto disuadidos por la poca satisfactoria infraestructura del continente.

"Uno de los mayores impedimentos para el comercio regional es el transporte. Es por lo general más barato comprar productos de Brasil o China que transportarlos dentro del continente", alertó Joanmariae Fubbs, presidenta del comité de comercio e industria del partido del Congreso Nacional Africano, que gobierna Sudáfrica.

Davies dijo que el TLC atendería esos temores. Señaló que se expandiría el corredor norte-sur, que une a África central, a través de Zambia, con el oriental puerto sudafricano de Durban, y desarrollaría el corredor que atraviesa la RDC, Angola, Namibia y Sudáfrica.

Pero construir carreteras, puentes, ampliar puertos, redes ferroviarias y plantas eléctricas son proyectos muy caros y que consumirán mucho tiempo.

Todavía está por verse si las 26 naciones africanas tendrán suficiente voluntad política para impulsar las negociaciones.

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