OMS advierte que la crisis económica enferma

La condición económica, la educación, el acceso al agua potable y saneamiento, la alimentación y el ambiente determinan cuán sana puede ser una persona, una comunidad o un país. También los derechos, gozados o restringidos.

Una indígena guaraní cocina en la aldea brasileña de Cantagalo, Rio Grande do Sul Crédito: Alejandro Arigón/IPS
Una indígena guaraní cocina en la aldea brasileña de Cantagalo, Rio Grande do Sul Crédito: Alejandro Arigón/IPS
La Conferencia Mundial sobre Determinantes Sociales de la Salud, celebrada en Brasil, definió 15 compromisos para abatir las desigualdades sanitarias, que deberán adoptar gobiernos, organismos internacionales, el sector privado y la sociedad civil.

El documento final, la Declaración de Río, llama a adoptar una gobernanza para la salud y el desarrollo, con transparencia en la toma de decisiones y participación social. Se insta a los gobiernos a elaborar políticas y medir el progreso hacia metas establecidas.

Cerca de 30 por ciento de la población mundial no tiene acceso a medicamentos, y unos 30 millones de personas podrían salvarse cada año de la enfermedad y la muerte, cuatro millones en el continente africano.

Se trata de reducir las desigualdades, tomando en cuenta desafíos como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la salud femenina y la infantil, las enfermedades no infecciosas, el VIH/sida y otras dolencias graves.
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Pero lo resuelto no es todavía obligatorio. Se está creando "una gran plataforma de diálogo y de experiencias exitosas. La conferencia da continuidad a lo que empezó en 2005 y no termina ahora", dijo a IPS el coordinador del centro de relaciones internacionales de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), Paulo Buss, uno de los organizadores del encuentro de la Organización Mundial de Salud (OMS).

La idea es proyectar para antes de 2015 una nueva evaluación de lo actuado y del grado de cumplimiento de los países de sus planes nacionales.

En 2005, la OMS puso en funciones a la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud, que en 2008 produjo un informe clave.

Ese documento recomendó mejorar las condiciones de vida cotidianas; luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos; y medir y analizar el problema y evaluar el impacto de las acciones.

La Declaración de Río contiene una serie de elementos de naturaleza política que los gobiernos deberían hacer propios, estableciendo planes integrados de acciones en el sector estatal, argumentó Buss, médico pediatra y especialista en salud pública.

Entre el miércoles 19 y este viernes 21, más de 50 ministros de salud, investigadores, científicos y representantes de organizaciones sociales de 120 países se reunieron en Río de Janeiro para compartir experiencias de buenas prácticas y definir una agenda global.

Se dice que es la reunión más numerosa organizada por la OMS fuera de Ginebra. Pero, ¿con qué resultados?

Uno de los principales es recomendar a la Organización de las Naciones Unidas que convoque en su próxima sesión de la Asamblea General un encuentro de alto nivel para adoptar una plataforma común.

"Esta es una propuesta interesante, así como la idea de un tratado internacional sobre determinantes sociales, tal como ocurrió con el tabaco", dijo a IPS el exministro brasileño de Salud José Gomes Temporão, director ejecutivo del Instituto Suramericano de Gobierno en Salud de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

El convenio sobre el tabaco de la OMS impuso normas a los países en materia de publicidad, impuestos, educación y restricciones al consumo para combatir el tabaquismo.

En una reunión de los países de la Unasur, sus ministros sugirieron incluir en la Declaración de Río un punto específico sobre la crisis financiera internacional.

"Para que esta crisis no amenace los sistemas de protección social y de promoción de la salud, introdujimos el tema de los sistemas universales, que no constaba en el documento original, así como el fortalecimiento de la democracia y de la libertad de expresión", afirmó Gomes Temporão.

Mientras Sudáfrica intenta adoptar seguros universales de atención, similares a varios en aplicación en América del Sur, la crisis económica está empujando a naciones ricas a desmantelarlos, como muestra la resistida reforma del gobierno británico al Sistema Nacional de Salud, o los drásticos recortes en gastos médicos que puso en marcha España.

El Instituto Suramericano de Gobierno en Salud, creado en 2010 y con sede en Río de Janeiro, tiene como fin apoyar a los países a estructurar sus sistemas sanitarios y servir de plataforma interactiva para los 12 miembros de América del Sur.

Los ministros sudamericanos están además debatiendo una propuesta de reestructuración de la OMS, con la idea de crear un foro mundial en el que también puedan participar organizaciones no gubernamentales.

Necesitamos "más transparencia y más participación para que la OMS pueda responder con más agilidad a las necesidades y demandas de los países miembros", concluyó.

El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, sostuvo en la ceremonia final que "la equidad en salud es nuestra responsabilidad en común. La asistencia de salud no es un beneficio superfluo", sino "un tema determinante para el desarrollo sostenible".

Esta reunión "es un paso también para la realización de Río+20", la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible que se celebrará en junio de 2012 en esta ciudad carioca.

La coordinadora de la organización no gubernamental brasileña Criola, Jurema Werneck, que representó a la sociedad civil en la conferencia, espera que los gobiernos reconozcan la necesidad de superar las desigualdades e injusticias.

"Que la solución para superar los determinantes sociales que producen inequidades, injusticia y falta de acceso, pase por la participación de los distintos actores de la sociedad. Es necesario un consenso, que no es muy simple", dijo Werneck.

Criola es una organización de mujeres negras que, desde 1992, trabaja con cerca de 5.000 mujeres cada año para calificarlas y ayudarlas a incidir en la formulación de políticas públicas.

La Declaración de Río es un paso, pero no es suficiente, ponderó Werneck. "Aunque queríamos metas obligatorias, estamos luchando para que por lo menos se establezca un compromiso", admitió.

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