La alianza económica de la Unión Europea (UE) puede estar al borde del colapso, pero en algunas partes del mundo sigue sirviendo de modelo de integración.
Expertos de ambos lados del Estrecho de Taiwan, una de las áreas del mundo más volátiles, estudian la experiencia de la UE en resolución de conflictos, con la esperanza de que avance la precaria relación entre las dos partes.
Taiwan, que goza de una independencia de facto pero es considerada una provincia rebelde por la China continental, celebrará unas disputadas elecciones presidenciales en enero, pocos meses antes de que el Partido Comunista en Beijing renueve también a sus líderes.
Aunque las relaciones entre estos antiguos archienemigos han mejorado significativamente los últimos tres años principalmente a través del comercio, el tema del futuro político de Taiwan ha quedado en el limbo.
China quiere la definitiva unificación con la isla y nunca ha renunciado al uso de la fuerza. Mientras, el gobierno taiwanés, a cargo del derechista Partido Nacionalista Chino (Kuomintang o KMT), ha apostado al acercamiento comercial con Beijing, dejando las delicadas conversaciones políticas para el futuro.
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Pero expertos alertan que esto podría no funcionar en el largo plazo. En una reciente conferencia en Londres sobre las lecciones de la experiencia europea, muchos señalaron que la UE había logrado la integración a un grado sin precedentes pero siempre sobre la base del reconocimiento mutuo.
"Hay ciertas condiciones para que funcione el modelo de la UE", señaló en la conferencia Thomas Diez, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Tubingen, Alemania. "Sobre el Estrecho de Taiwan, a menos que encuentres tu propio marco y atiendas el tema de la soberanía, arriesgas con estropear todo el proceso de reconciliación", alertó.
Pero Dai Bingran, del Centro para Estudios Europeos en la Universidad Shanghai Fudan, discrepó. "El tema de la soberanía debería quedar para que lo resuelvan las generaciones futuras", afirmó, asegurando que la cuestión perdería relevancia con el paso del tiempo.
"En 40 o 50 años posiblemente no exista el tema de la soberanía", sugirió Dai. "Habrá muchos acuerdos internacionales multilaterales, y la verdad es que cada vez que firmamos un tratado cedemos un poco nuestra soberanía", indicó.
Desde que Ma Ying-jeou asumió la Presidencia de Taiwan en mayo de 2008, basó su política con la China continental sobre el principio de la "no negación mutua", según el cual ninguna parte insiste en el reconocimiento formal por parte de la otra.
El KMT arguye que esto ha creado espacio para que ambas partes se comprometan y avancen en las relaciones, estancadas durante la pasada administración del Partido Progresista Democrático (PPD).
Su Chi, alto consejero de Ma Ying-jeou, cree que el concepto de soberanía, aunque fervientemente ensalzado por muchos en Taiwan, es anticuado.
"Es un concepto muy europeo, y los chinos lo adoptaron de Europa en el comienzo", señaló. "Pero el concepto ha evolucionado, y si pensamos en él como si fuera un tanque de agua, este tanque ahora está perdiendo. Los europeos, que son sus creadores originales, deberían revisarlo para que coincida con las nuevas realidades del mundo".
Algunos expertos de la UE ahora incluso hablan del concepto de "taiwanización" en un contexto europeo.
"Beijing no está a favor de convertir las relaciones (con Taiwan) en un modelo porque le tiene miedo a la interferencia externa", dijo a IPS Bruno Coppieters, profesor de ciencia política en la Universidad Libre de Bruselas.
"Pero la UE ha analizado recientemente las relaciones en el estrecho (de Taiwan) como modelo de políticas de acercamiento sin reconocimiento que quizás puedan ser aplicables a lugares como Georgia y Abjasia, por ejemplo".
En el marco de la llamada "tregua diplomática" de Ma, se firmaron 15 acuerdos entre Beijing y Taipei, estableciendo el comercio directo, el transporte y el servicio postal entre los dos países.
Las comunicaciones entre personas y los intercambios académicos aumentaron. Unos 1,6 millones habitantes de China continental visitaron Taiwan solo en 2009.
No obstante, el opositor PPD se ha mantenido escéptico, arguyendo que una cooperación económica y comercial más estrecha entre las dos partes inevitablemente llevará a la unificación de acuerdo con los términos de Beijing.
El candidato presidencial del PPD en las elecciones de enero, Tsai Ing-wen, dijo que el KMT iba demasiado rápido en su intento de mejorar las relaciones con China, amenazando en el proceso la independencia de facto de Taiwan.
Ma Ying-jeou se ha expresado vagamente sobre la posibilidad de conversaciones sobre la unificación, condicionando las negociaciones con China a la remoción de los estimados 1.300 misiles instalados por Beijing contra objetivos taiwaneses.
Pero un cable diplomático estadounidense divulgado por el sitio web WikiLeaks citó al vicepresidente Vincent Siew señalando que, si era reelegido, Ma Ying-jeou iniciaría conversaciones políticas con China.
Las relaciones entre Taipei y Beijing han seguido en los últimos años el principio de "las cosas fáciles primero, las difíciles después", pero expertos alertan que tarde o temprano los dos gobiernos deberán afrontar el candente asunto de la unificación.
El destacado crecimiento de China es otro factor que añade incertidumbre al futuro.
"El veloz crecimiento del poder de China ha cambiado drásticamente el contexto de sus intereses nacionales", dijo a IPS el analista Chen Hsin-chih, de la Universidad Nacional Cheng Kung, de Taiwan.
"La estrategia de bajo perfil adoptada por China continental en el pasado ha quedado desactualizada ahora que el país se ha convertido en una potencia mundial", añadió.