EEUU: «Llevará tiempo cambiar lo que pasó en los últimos 50 años»

«Primero te ignoran, después te ridiculizan, luego te combaten y, entonces, ganas», gritaba un hombre de mediana edad micrófono en mano en un escenario provisorio erigido en la Freedom Plaza, en la capital de Estados Unidos.

Manifestantes en la Freedom Plaza de Washington. Crédito: Amanda Wilson and Rosemary DAmour/IPS
Manifestantes en la Freedom Plaza de Washington. Crédito: Amanda Wilson and Rosemary DAmour/IPS

Ochenta años después de que fueran dichas por el líder pacifista Mahatma Gandhi, los dichos llegaron a Estados Unidos y resuenan tan fuerte como durante la lucha por la independencia india de la colonia británica.

Las palabras fueron adoptadas por trabajadores que no tienen quien los defienda y que conforman una multitud que se levanta en todo el país en protesta contra la alianza entre dirigentes políticos y corporaciones, las cargas fiscales que soportan los más pobres y el sistema capitalista en general.

Más de 1.000 personas se concentraron el jueves de tarde en la Freedom Plaza, en Washington, con pancartas coloridas, camisetas y banderas hechas a mano, llevando distintos eslóganes de «Veteranos contra la Guerra» hasta «Somos 99 Por ciento».

El último lema fue tomado del campamento del floreciente movimiento Occupy Wall Street (Ocupemos Wall Street), de Nueva York, donde el miércoles se concentraron unos 30.000 manifestantes entre los que había sindicalistas, estudiantes y desempleados. La movilización se está convirtiendo rápidamente en la mayor protesta en Estados Unidos desde la lucha por los derechos civiles en los años 60.
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En tres semanas, el movimiento orgánico sin líderes se hizo sentir en San Francisco, Seattle, Los Angeles, Chicago y Boston que reunió a miles de personas contra la crisis financiera de 2008, «causada por los bancos y limpiada por los contribuyentes», reza una pancarta.

El Banco Mundial estimó que hay 64 millones de personas más viviendo en extrema pobreza, con menos de 1,25 dólares al día, por la recesión global, desatada por la crisis financiera de Estados Unidos en 2008.

Perdimos «11millones de puestos de trabajo, millones de viviendas fueron ejecutadas y desalojadas, miles de millones de pensiones han desaparecido y hay decenas de miles de propiedades de bancos vacías que inundan todos los barrios de una costa a la otra», indicó Tracy Van Slyke, directora de New Bottom Line.

Estados Unidos tiene que lidiar con 51,1 por ciento de los jóvenes desempleados y unas 46,2 millones de personas pobres.

[pullquote]1[/pullquote]Uno por ciento de los ciudadanos más ricos concentran 24 por ciento de la renta nacional, poseen la mitad de las acciones, bonos y fondos mutuos, pero solo cinco por ciento de la deuda personal del país, indicó el popular blog ThinkProgress.org.

Entre esas personas hay gerentes de las compañías más grandes e influyentes del país como Wal-Mart, Exxon Mobile y Bank of America, las que concentra la mayor parte de la renta nacional como nunca había ocurrido desde 1920.

Se cree que Bank of America fue «rescatado» mientras una gran cantidad de trabajadores fueron «expulsados».

Las protestas se consolidan a medida que la gente establece el vínculo entre réditos económicos y política.

«Estoy aquí porque grupos de presión corporativos pagan grandes cantidades de dinero a dirigentes políticos, lo que no hace más que poner la democracia en manos de los empresarios», dijo a IPS el manifestante Gerry Martini. «Hay que romper esa conexión para que nosotros, el pueblo, decidamos qué es lo mejor para el país», añadió.

«Este país parece prosperar por una guerra perpetua y las ganancias de una economía belicista. Hay que cambiar eso», acotó un veterano de Madison, en el norteño estado de Wisconsin, que se trasladó hasta Washington para expresar su solidaridad con los manifestantes.

«Estoy aquí para expresar mi dolor por las personas inocentes que murieron en estas guerras por lograr réditos, pero también para apoyar a quienes están defendiendo el ambiente, la economía y la democracia», dijo a IPS.

Así como ocurrió en el barrio neoyorkino de bajo Manhattan, también hay muchas personas se acercaron a la Freedom Plaza por mera curiosidad.

El veterano luchador por los derechos civiles Richard, quien no concurre a una manifestación desde los años 70, confía en el movimiento, pero teme que sus objetivos difusos y sus demandas variopintas lo ralenticen.

«La gente reclama el fin de todo, desde las guerras por dinero, pasando por violaciones de derechos humanos y la destrucción ambiental hasta el control corporativo», dijo a IPS.

«Comparado con la lucha de los años 60, los manifestantes parecen tener menos pasión por lo que es la esencia de lo que tratan de cambiar», apuntó.

«El movimiento tiene posibilidades mientras esté dispuesto a tener paciencia», sostuvo. «Llevará tiempo cambiar lo que ocurrió en los últimos 50 años, y me pregunto si la gente podrá esperar tanto. Nos hemos acostumbrado a la gratificación instantánea, pero no nos conducirá a una victoria de largo plazo», añadió.

El candidato del Partido Verde en 2010 a gobernador por el estado de Nueva York, Howie Hawkins se mostró más optimista.

«La gente se inspiró en estudiantes de El Cairo, los desempleados de Túnez y las huelgas de trabajadores en China», indicó Hawkins, quien se presentó como la alternativa progresista al actual gobernador Andrew Cuomo, del Partido Demócrata, quien propuso recortar el gasto de la enseñanza y de los servicios públicos.

«Se empieza a comprender que el sistema capitalista no funciona como en los libros de texto, según los cuales las personas compiten sobre una base de igualdad. Es un sistema basado en el capital monopólico y tiene que caer», sentenció.

El movimiento de protesta también reveló las limitaciones del sistema bipartidista, remarcó. El Partido Demócrata no logró ser un representante confiable del pueblo, añadió.

«Se suponía que los demócratas estaban del lado de los progresistas, ambientalistas, pacifistas, negros e inmigrantes y nos representaban como los micrófonos humanos utilizados en Wall Street», centro financiero de Nueva York, dijo Hawkins a IPS.

«Pero los demócratas no repiten lo que decimos, lo diluyen, lo cambian y ceden nuestros reclamos», añadió.

«Debe cambiar y está cambiando», concluyó.

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