Las iniciativas para contener el programa nuclear iraní probablemente dejen de ser diplomáticas y pasen a la órbita de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), cuyo director general, Yukiya Amano, parece tener una línea más dura que la de su predecesor.
Los críticos del programa nuclear iraní esperan la próxima reunión de la AIEA, que se realizará en Viena el 17 y 18 de noviembre, para cuestionar y hasta concluir que la República Islámica no cumplió con sus obligaciones de ser honesto respecto de presuntas investigaciones con perfil belicista.
Desde que asumió el cargo a fines de 2009, Amano fue mucho más explícito e insistente que su predecesor, el egipcio Mohammad el-Baradei, sobre los presuntos estudios en diseño de ojivas y explosiones atómicas de Irán.
Amano, especializado en no proliferación nuclear, representó a Japón frente a organizaciones de control.
"La Agencia está cada vez más preocupada ante la posible existencia de actividades no reveladas, actuales o pasadas, sobre investigaciones nucleares de organizaciones vinculadas al ejército, como el desarrollo de la carga nuclear para un misil, y sobre las que seguimos recibiendo información", dijo Amano ante la Junta de Gobernadores de la AIEA el 12 de septiembre.
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"Espero poder exponer dentro de poco en detalle los elementos de preocupación de la Agencia para que los estados miembros estén bien informados", añadió.
Los dichos de Amano hacen pensar que ofrecerá nueva información significativa sobre Irán en el próximo informe que presente a la Junta, alrededor del 9 de noviembre, dijo a IPS en Viena un funcionario occidental que no quiso revelar su identidad.
A instancias de algunos países occidentales, los estados miembro podrán basarse en esa información para concluir que Irán no cumplió con sus obligaciones en el marco del Tratado de No-Proliferación Nuclear (TPN), apuntó.
La primera vez que se llegó a esa conclusión fue en 2006, cuando el asunto pasó al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, que aprobó seis resoluciones contra Irán, de las cuales cuatro dictan sanciones en su contra. Es poco probable que se dicten más dada la resistencia de China y Rusia.
Nuevas pruebas harán que aumente la presión de los gobiernos para que la implementación de las medidas punitivas vigentes sea más estricta, como el embargo sobre la venta de armas hacia, y desde, Irán, así como reforzar el control de exportaciones de materiales que pudieran servir a su programa nuclear, indicó el diplomático.
"El diferendo se caracterizó por la escalada de ambas partes", señaló en alusión a las sanciones y el lento, pero continuo enriquecimiento de uranio y de otras tecnologías con una posible aplicación militar.
Los servicios de inteligencia de Estados Unidos consideraron en 2007 que "estaban muy seguros" de que Irán había detenido en 2003 sus trabajos relacionados con la bomba atómica y "medianamente seguros" de que el programa se había reanudado a mediados de 2007.
Una evaluación de este año parece haber sido menos categórica, pero no se hizo pública.
La AIEA comenzó a recibir una cantidad considerable de información sobre documentos sacados de Irán hace varios años por la esposa de un iraní que espiaba para Alemania y que fueron guardados por la inteligencia en la llamada "computadora portátil de la muerte", señaló Michael Adler, investigador del Centro Internacional Woodrow Wilson para Especialistas.
Irán arguyó que la información era falsa, pero reconoció que algunos datos sobre investigaciones eran correctos. No hay discusiones concretas sobre las acusaciones desde mediados de 2008, señaló Olli Heinonen, exsubdirector de la AIEA.
Parece que Irán desmanteló algunas de sus unidades de investigación armamentística en 2003 y ensambla elementos del programa "fuera del alcance del radar" concentrándose en actividades que también tienen fines civiles, señaló Adler en una conferencia organizada por el Centro Woodrow Wilson el 30 de septiembre.
Adler, quien solía cubrir la AIEA para la agencia de noticias francesa AFP, escribe un libro sobre el programa nuclear iraní.
"Amano y otros funcionarios sostienen que cada vez hay más pruebas de que Irán reanudó los trabajos armamentísticos después de 2003 y, sobre todo, después de 2006", añadió.
La AIEA puede perder credibilidad si opta por una línea demasiado dura contra Irán sin divulgar pruebas concretas que justifiquen su actitud, señaló Jim Walsh, especialista del Instituto de Tecnología de Massachusetts.
"Pueden perder acceso a las instalaciones y obstaculizar la vía diplomática si parecen mandaderos de Estados Unidos", dijo Walsh a IPS. "Deben comunicar la información que tienen", apuntó.
Irán dejará de producir uranio enriquecido al 20 por ciento del isótopo U-235, capaz de provocar una reacción en cadena, si le venden combustible para un reactor que hace isótopos médicos de ese elemento, declararon varios funcionarios iraníes, incluido el presidente Mahmoud Ahmadineyad.
Irán acumuló más de 70 kilogramos de uranio moderadamente enriquecido, muy cerca del necesario para fabricar el combustible de la bomba atómica.
Estados Unidos y sus aliados deberían "tomarle la palabra a Ahmadineyad" y "darle 50 kilogramos de combustible, sin condiciones", escribieron en el International Herald Tribune, Ali Vaez, director del Proyecto Irán de la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS, por sus siglas en inglés), y Charles Ferguson, presidente de la organización.
Sería "un gesto humanitario que dejaría bien a Washington frente al pueblo iraní así como lograría reducir el enriquecimiento de uranio y quizá cortar el nudo gordiano que estancó las negociaciones entre Irán y Occidente", arguyeron.
Pero el gobierno de Estados Unidos, al parecer, no tomará ese camino.
"Ahmadineyad hace muchas promesas vacías", declaró la semana pasada la portavoz del Departamento de Estado (canciller) de Estados Unidos, Victoria Nuland, quien consideró la última oferta como un "desvío del verdadero asunto".