AMÉRICA CENTRAL: Apuesta a la diversificación agrícola

Los países centroamericanos pusieron la mira en la investigación e innovación en la producción de tomate, yuca, papa y aguacate para aumentar la disponibilidad de alimentos y poder así combatir el hambre, que predomina principalmente en el área rural.

La iniciativa, lanzada en marzo, forma parte del Programa Regional de Investigación e Innovación por Cadenas de Valor Agrícola (PRIICA), ejecutado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y financiado por la Unión Europea (UE) con 5,6 millones de euros.

Este esfuerzo conjunto se desarrollará durante los próximos cuatro años en El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Guatemala.

Diego González, del IICA-Costa Rica, dijo a IPS que la investigación será dirigida a la generación de innovaciones tecnológicas que atiendan las necesidades de productores de pequeña escala en condiciones de extrema pobreza.

"Se conformarán consorcios nacionales y regionales de investigación y las tecnologías serán definidas por las necesidades priorizadas de estos grupos con el acompañamiento de los institutos nacionales de investigación agropecuaria y de otros actores afines", explicó.
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La base fundamental en la dieta alimentaria de los países de América Central es el maíz. Pero esa alta dependencia del grano ha provocado estragos en la alimentación de cientos de miles de familias cuando sus siembras son afectadas por fenómenos climáticos extremos como sucedió con los ciclones Mitch (1998), Stan (2005) y Agatha (2010).

O bien ante la dificultad para comprar el grano por el aumento de precios.

De tal suerte, uno de los ejes estratégicos del PRIICA es la diversificación agrícola mediante la promoción de los cultivos de tomate, yuca, papa y aguacate para mejorar la disponibilidad de alimentos y los ingresos de los pequeños productores.

Otro componente comprende la mitigación y adaptación al cambio climático mediante la incorporación de nuevas tecnologías a los sistemas de producción, tales como invernaderos, desarrollo de sistemas de riego y otros.

Además, el proyecto funciona con el enfoque de las cadenas de valor como un espacio para mejorar las relaciones técnicas y comerciales entre los distintos actores como las agencias de investigación, de desarrollo, técnicos, empresarios y productores.

"Si bien no se resolverá el problema total del alimentación y nutrición en América Central, el programa sí permitirá hacer un aporte en un campo donde son sentidas las necesidades del sector y donde el financiamiento disponible para propiciar soluciones es escaso", dijo González.

Se calcula que la mitad de los 43 millones de centroamericanos viven en condiciones de pobreza.

Lo que el sector agrícola genera en la región representa cerca de 20 por ciento de toda la producción nacional en Guatemala y Nicaragua, entre 10 y 15 por ciento en Honduras, El Salvador y Belice, y menos de 10 por ciento en Costa Rica y Panamá, según datos de 2007 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

René Rivera, director del gubernamental Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal de El Salvador, dijo a IPS que su país ocupa "un bajo nivel en el ranking internacional en implementación de innovaciones". "Hasta hace pocos años los esfuerzos se centraron en granos básicos", añadió.

Por ello, cree que el PRIICA será una oportunidad para investigar las variedades más idóneas para enfrentar las enfermedades y plagas de la papa, el manejo del aguacate, una vez cosechado, para que sea menos perecedero, la vulnerabilidad del tomate frente a las plagas y encontrar las variedades de la yuca que se adaptan al suelo salvadoreño.

"En la medida en que se investigue y se transfiera el conocimiento, se podrá mejorar la capacidad de los países y de El Salvador, en particular, para abastecerse de productos esenciales en la dieta de las familias", dijo Rivera.

En la vecina Honduras también hay expectativas con la llegada del PRIICA.

"Se beneficiarán alrededor de 3.500 productores ubicados en la región centro-occidental en los departamentos de Comayagua, La Paz e Intibucá, con un índice alto de inseguridad alimentaria", señaló a IPS Jeovany Pérez, de la gubernamental Dirección de Ciencia y Tecnología Agropecuaria de Honduras. Este técnico explicó que están organizando cadenas con productores de papa, yuca, tomate y aguacate, se identificaron los actores del proyecto y se elaboró el primer diagnóstico de cultivos.

Pero no todos tienen la misma visión sobre esta clase de iniciativas. Omar Jerónimo, activista de la no gubernamental guatemalteca Plataforma Agraria, advirtió a IPS que el problema de la inseguridad alimentaria en Guatemala "no se solucionará con un programa nutricional o de cadenas de valor".

"El problema de este país es más profundo y tiene que ver con la distribución de tierras", afirmó. Casi 80 por ciento de las tierras productivas de Guatemala está en manos de cinco por ciento de la población, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

"El problema es que para acceder a las cadenas de valor se requieren recursos propios y quienes tienen recursos son los dueños de la tierra, que al final nos venden más caros los alimentos a nosotros", los que la trabajamos, se quejó.

Jerónimo abogó porque se democratice el uso de la tierra y se agilice la adquisición de estos bienes para las poblaciones más desposeídas, como una medida de fondo contra la pobreza y la inseguridad alimentaria.

"Mientras esto no suceda, la situación no cambiará", sentenció.

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