Cuando la cubana Sara Gutiérrez comenzó a trabajar su tierra sabía mucho de peluquería, su primer oficio, pero nada de técnicas agrícolas. «Los primeros cultivos fueron muy malos, hasta que aprendí el modo de lograr buenas producciones aun en condiciones difíciles», dijo.
En entrevista con IPS, Gutiérrez contó con orgullo que fue de las primeras mujeres que en Guantánamo, distante más de 900 kilómetros al este de La Habana, se acogió al decreto 259 de 2008 para la distribución de tierras ociosas entre personas dispuestas a trabajarlas, como parte de los cambios estructurales y de concepto prometidos por el presidente Raúl Castro.
Gutiérrez estuvo entre más de un centenar de cubanas y una veintena de delegadas de Nicaragua, Guatemala, República Dominicana, El Salvador y España que por tres días compartieron experiencias y confrontaron sus realidades en el encuentro finalizado este jueves en La Habana, convocado para fortalecer la incorporación de los enfoques de género en los entornos rurales.
La hoy ex peluquera obtuvo en usufructo poco más de dos hectáreas y media en el municipio guantanamero de El Salvador. Luego de sus primeros fracasos, supo que debía ayudar a la tierra, "que estaba muy maltratada", con materia orgánica. También aprendió a hacer sus propios abonos naturales y técnicas para evitar el escurrimiento del agua y conservar la humedad.
Luego vinieron los cursos de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) a las que todo nuevo propietario se asocia, según el decreto 259.
[related_articles]
Conoció el secreto de los suelos, de las prácticas amigables con el ambiente y la esencia del cooperativismo "que es la ayuda mutua", comentó.
"Los asociados a la cooperativa (104, de los cuales 34 son mujeres) vamos a aumentar la producción de frutales, porque el Palma (Programa de Apoyo Local a la Modernización del sector Agropecuario en Cuba) nos dará respaldo para instalar una microindustria en la cual podremos procesar la fruta", agregó.
Ese programa, que cuenta con importante colaboración internacional, abarca cinco provincias y 37 municipios de esta isla y se propone contribuir a la sustitución de importaciones, el aumento de la producción de alimentos a nivel local, mejoría de la gestión del sector agrícola y potenciar la capacitación.
El adiestramiento y el acceso a los recursos resultan decisivos para el sector femenino, que en Cuba constituye actualmente 19,2 por ciento del conglomerado de trabajadores agrícolas, según se conoció en la jornada de intercambio de "saberes y experiencias" de mujeres en el ámbito rural convocada por la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA).
Gutiérrez recordó que comenzó con "casi nada". Luego, uno de sus hijos aportó algún dinero que trajo a su regreso de una estancia de algunos años en Alemania y salvó la situación.
"Compramos un tractor, que pronto vendimos para adquirir lo que realmente nos hacía falta: una vaca, una yunta de bueyes, arado, rastrillo, una pipa y tanque de machete y lima entre otras herramientas", relató.
Ella trabaja su finca con su esposo y con el hijo, que aprovecha sus estudios, aunque inconclusos, de agronomía. "Pero la dueña soy yo. Tomamos las decisiones de manera conjunta, aunque el mando es mío", aseguró. Recientemente solicitó un préstamo bancario para comprar otros insumos que necesita.
No se arrepiente para nada de haber cambiado de oficio. "Ahora trabajo más, es cierto. Pero me siento mejor en el campo y además tenemos la alimentación asegurada y las cosechas son buenas", afirmó. Sus aspiraciones ahora apuntan a mejorar las condiciones de vivienda y tener un buen sistema de riego, para cuando falten las lluvias.
Para ayudar a que este tipo de experiencias se multipliquen, Trinidad Sierra, especialista en Desarrollo Humano y Coordinadora de Proyectos de Colaboración de Granma, a 744 kilómetros de La Habana, ideó para su provincia un proyecto para el cual espera obtener cooperación extranjera.
"Debemos asegurar que la mujer se sienta protagonista y responsable de todo el proceso productivo y con un tratamiento ecológico. Si no están fortalecidas con conocimientos y recursos no podrán avanzar", subrayó a IPS en un receso de las sesiones de la cita, que incluyeron conferencias y talleres temáticos.
En Granma, provincia que describió como fundamentalmente agrícola, solicitaron tierras 1.039 mujeres, aunque no todas aún la recibieron. Según el decreto, las áreas se entregan en usufructo por 10 años, un período que puede ser renovable. Hasta junio pasado, en todo el país se habían aprobado 143.000 de las 171.000 solicitudes recibidas.
Sierra alertó que no pocas mujeres demandan predios ociosos que luego administran sus esposos. "Eso sucede cuando culturalmente se mantienen en su espacio doméstico y a la hora de recibir la tierra no hay seguimiento ni la capacitación y los recursos necesarios para que ellas conozcan lo que va a producir, de qué modo lo harán y con qué, explicó.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) disponibles en la jornada que concluyó este jueves indican que 43 por ciento de los agricultores del mundo son mujeres, aunque ellas son 20 o 30 por ciento menos productivas que los hombres.
Según esa fuente, la principal razón para esa diferencia en los rendimientos radica en que los hombres tienen acceso a recursos "raramente" disponibles para las mujeres, como la tierra, la financiación y la tecnología, entre otros factores.
Además, las mujeres no se benefician equitativamente de ventajas que incluyen la capacitación, la información y el conocimiento.
En su convocatoria, ACPA estuvo acompañada por las organizaciones no gubernamentales españolas Mundubat ("un mundo", en lengua vasca) y Acsur-Las Segovias, ambas de colaboración para el desarrollo. El encuentro también contó con el auspicio de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID) y varias instituciones de Cuba.