Las perspectivas de seguridad alimentaria en Sri Lanka mejoraron drásticamente gracias a que el cultivo de arroz revive en las zonas donde hasta mayo de 2009 se enfrentaron las fuerzas del gobierno y los separatistas Tigres tamiles.
Ahora no solamente se cubre la escasez de este alimento básico causada por las inundaciones que este año azotaron las regiones oriental y central del país, sino que además se genera un excedente, señalaron varios expertos.
"No creo que haya escasez este año. La cosecha del norte es buena y puede ser mejor el año que viene", dijo a IPS Nimal Dissanayake, quien preside el Instituto de Investigación y Desarrollo Arrocero, principal centro de estas características en Sri Lanka.
Dissanayake había advertido previamente que al haberse destruido alrededor de 30 por ciento de la cosecha anual, existía "un temor muy real" a la escasez.
Las inundaciones sumergieron alrededor de 700.000 hectáreas de arrozales durante casi dos semanas, devastando la cosecha.
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Ahora Dissanayake cree posible que el país no solo satisfaga su demanda arrocera en 2012 sino que también exporte algunas variedades.
Por primera vez en casi 20 años, la oferta arrocera del norte de la isla área devastada por la prolongada guerra civilempieza a llegar a los mercados nacionales.
Estas nuevas líneas de suministro estimularon 15 por ciento la actual cosecha secundaria en comparación con el año pasado, y 39 por ciento en comparación con el promedio quinquenal.
Según datos divulgados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la cosecha secundaria alcanzará este año una suba histórica de 1,9 millones de toneladas.
Es probable que el país logre un rendimiento general de aproximadamente 4,2 millones de toneladas, plantea la FAO, lo que implicaría una caída de apenas dos por ciento en relación a 2010, pese a la devastación causada por las inundaciones.
"El factor decisivo aquí es que en el norte hay una producción continua. Y, lo que es más importante, la producción puede llegar al suministro nacional sin ninguna alteración", dijo Dissanayake a IPS.
La agricultura y la pesca fueron pilares básicos de la economía del norte srilankés, incluso antes de que esa zona fuera destruida por la guerra civil.
Ésta comenzó en 1983, tras una serie de ataques de la comunidad cingalesa, mayoritaria en este país, contra la tamil, predominante en el norte y este del país. Los separatistas Tigres tamiles se declararon derrotados por las fuerzas regulares del gobierno el 17 de mayo de 2009.
Muttukrishna Sarvananthan, presidente del Instituto de Desarrollo Point Pedro, con sede en la norteña Jaffna, estima que alrededor de 40 por ciento de la economía del norte, que estuvo bajo dominio de los Tigres hasta el fin de la guerra, se basó en la agricultura y la pesca.
Durante el conflicto las industrias se cerraron, pero la agricultura y la pesca continuaron, aunque con frecuentes alteraciones cada vez que había enfrentamientos entre los Tigres y las fuerzas armadas.
También hubo severas restricciones a la pesca, entre ellas al uso de botes con motores externos. Los pescadores tuvieron que obtener permisos para aventurarse en las aguas donde ejercer su oficio.
La agricultura, especialmente la arrocera, se vio afectada por una prohibición a los fertilizantes y otros agroquímicos que pudieran terminar utilizándose para improvisar artefactos explosivos.
Los agricultores y pescadores del norte también tuvieron que lidiar con un pequeño mercado provinciano. "Por mucho que produjéramos, teníamos un mercado muy limitado", dijo Selva Joseph, productora rural de Kilinochchi, excentro neurálgico del separatismo tamil.
Luego de reabrirse la vital autopista A9, a fines de 2009, la demanda de productos del norte se multiplicó. Ahora se puede vender a precios similares a los del resto del país, señaló Joseph.
Se han gastado sumas considerables en ayudar al sector agrícola del norte. A tal fin, gobierno y donantes destinaron 20 millones de dólares desde principios de 2010.
Fertilizantes por valor de unos ocho millones de dólares se distribuyeron entre los agricultores, en particular los dedicados al cultivo de arroz.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que alrededor de 80 por ciento de los casi 300.000 civiles desplazados en la última etapa del combate lograron obtener ingresos a partir de la agricultura.
Más de 97.000 hectáreas de tierra se utilizaban para el cultivo de arroz en la zona donde se desarrolló el conflicto, y según registros de la ONU volvieron a producir cerca de 81.000.
Funcionarios de la FAO que trabajan en la región esperan una cosecha de por lo menos 100.000 toneladas de arroz para esta temporada.
Los pescadores también ven revivir su actividad gracias al alivio de las restricciones desde inicios de 2010.
"Ahora transportamos la captura a otras partes del país y aprovechamos un mercado más amplio", dijo a IPS Julian Saharaja, presidente de la Sociedad de Gurunagara para el Desarrollo de la Pesca, en Jaffna.
Un problema importante que enfrentan actualmente los pescadores son las capturas furtivas que llevan a cabo sus pares indios a través del estrecho de Palk.
"Podríamos volver al sistema de permisos, para poder identificar claramente a los botes srilankeses", declaró a IPS.
Dissanayake dijo a IPS que el gobierno debería usar con prudencia esta mayor producción agrícola y pesquera del norte. "Una vez que regrese la normalidad, la oferta se estabilizará y se volverá necesaria una planificación cuidadosa", señaló.
Esa mejor planificación permitirá combatir males del mercado como el acaparamiento y la creación de una escasez artificial por parte de los comerciantes, sostuvo.
"Ahora necesitamos asegurarnos de cultivar variedades importantes y de usar el aumento del suministro para debilitar el acaparamiento", dijo.
Sri Lanka experimentó en el pasado instancias en que comerciantes mayoristas compraban cosechas excedentarias a bajo precio y las acumulaban. Luego vendían gradualmente esas reservas en el mercado a precios que les garantizaban enormes ganancias.
