Los periodistas que cubren la «guerra contra el terrorismo» lanzada por Estados Unidos en el atribulado noroeste de Pakistán no están seguros de quién tiene más interés en alejarlos, si el movimiento islamista afgano Talibán o el ejército pakistaní.
Cuando Hazrat Jan Mohman, empleado de AVT Khyber TV, fue brutalmente golpeado por hombres enmascarados el 22 de agosto cerca de la sede del Alto Tribunal de Peshawar, capital de Khyber Pakhtunkwa, ni él ni sus partidarios supieron a quien acusar.
"Dos personas en una motocicleta interceptaron mi automóvil y me golpearon con ladrillos sin decir una palabra", dijo Jan, quien se recupera en su casa tras varios días de hospitalización.
El gobierno y el Talibán se apuraron a condenar el ataque y prometieron procesar a los culpables.
Pero nadie se hizo responsable de los 16 periodistas asesinados en Pakistán desde 2005, lo que llevó a muchos activistas a denunciar que prevalece una cultura de impunidad en el país.
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Los más vulnerables son los periodistas que cubren Khyber Pakhtunkwa, Balochistán y las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA), para quienes no tiene sentido hacer la denuncia en la policía, pues parecen ser parte del problema, más que la solución.
Un equipo de otro canal privado, Samaa, fue detenido el 19 de agosto por la policía en la mezquita de Peshawar, escenario de un atentado suicida, y recibieron una golpiza.
En otro caso de ostensible prepotencia policial, la oficina de "Mashriq", un periódico en urdu, fue destrozada el 6 de ese mes. En esa oportunidad, el gobierno suspendió a tres oficiales y ordenó una investigación.
"Somos un pueblo democrático y tenemos a los periodistas en alta estima porque son los ojos y los oídos de la sociedad, y señalar los errores del gobierno es parte de su deber", dijo a IPS el ministro de Información de Khyber Pakhtunkwa, Mian Iftikhar Hussain.
El funcionario responsabilizó al proscrito Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP) del ataque y prometió destituir a los policías si se prueban los cargos en su contra.
Pero el portavoz del TTP, Ihsanullah Ihsan, también condenó el ataque y señaló que la organización hará su propia investigación y castigará a los responsables.
"Estamos atrapados entre el Talibán y el ejército. Es urgente garantizar la seguridad de los trabajadores" del sector, indicó Arshad Aziz Malik, del sindicato de periodistas de Khyber, en una reunión convocada para denunciar la brutal agresión contra Mohmand.
"El Talibán pretende que los reporteros presenten las noticias como le conviene y, el ejército los obliga a escribir artículos favorables a sus fuerzas, dijo a IPS el exsecretario del sindicato federal de periodistas de Pakistán, Shamsul Islam Naz.
"Tanto el ejército como el Talibán están detrás de los atentados y muertes de periodistas. Ambos quieren que el reportero deje de escribir o lo haga a su favor", indicó Zhura Yusuf, presidenta de la independiente Comisión de Derechos Humanos de Pakistán.
Investigaciones realizadas por la Comisión de Derechos Humanos mostraron distintos patrones de ataques en las provincias y áreas de la frontera con Afganistán, dijo Yusuf a IPS por teléfono desde la oriental ciudad de Lahore.
"Las agencias estatales están involucradas en el asesinato y secuestro de reporteros en Balochistán en el marco de su estrategia represora contra la población", indicó
"En Swat, los insurgentes son responsables de la muerte y secuestro de periodistas porque no quieren que se informe sobre las atrocidades que cometen", señaló.
Swat es un distrito de Khyber Pakhtunkwa donde el ejército pakistaní realizó una operación contra el Talibán en 2009.
"Realizamos dos misiones de investigación en Swat en 2009 y ambas atribuyeron al Talibán los ataques contra los periodistas", añadió Yusuf.
El ministro del Interior, Rehman Malik, prometió dar chalecos antibalas a los periodistas y señaló que el gobierno estudia un plan para suministrarles vehículos blindados para los equipos de los canales de televisión.
"También es necesario capacitar a los periodistas para que aprendan a cuidarse en zonas propensas a la violencia", dijo a IPS.
"Tenemos que tomar nuestras propias medidas de seguridad y podemos comenzar por unirnos más entre nosotros", señaló Hamid Mir, editor de Geo TV.
Los últimos años fueron particularmente duros para los periodistas en el noroeste porque el gobierno parece "mirar para otro lado", pese a anunciar la distribución de chalecos antibala y vehículos blindados.
"Las autoridades deben reaccionar de forma urgente", reza un comunicado de Reporteros Sin Fronteras, la organización internacional de defensa de periodistas, tras el ataque sufrido por Mohmand.
"Si no se adoptan medidas rápido será imposible trabajar en la provincia de Khyber Pakhtunkwa y la vecina FATA porque quedamos en medio del fuego cruzado", añade.
Pakistán está en el lugar 151, entre 178 estados, en el Índice de Libertad de Prensa elaborado por Reporteros sin Fronteras en 2010, que lo colocó entre los "10 países donde no es bueno ser periodista".